Tras 10 días de arduos trabajos de excavación, finalmente un equipo de paleontólogos del Museo de Ciencias Naturales Lorenzo Scaglia de Mar del Plata, logró extraer los restos fósiles de un gliptodonte que estaba enterrado, a 20 metros de profundidad, en una cava al pie de la sierra “La Barrosa”, en la zona del geoparque Pun Antü, -vocablo que significa Noche y Día-, ubicado en la ciudad bonaerense de Balcarce y que, según informaron, data de entre 2 y 2.500.000 años de antigüedad.
El milenario y gigantesco gliptodonte fue bautizado “Oscarcito”, en honor a Oscar Martin, un antiguo vecino de la zona y apasionado de la paleontología que desde hace décadas se dedica a rescatar piezas que hace poco tiempo decidió donarlas al municipio.
Según explicó al diario La Capital, Matías Taglioretti, referente del Observatorio del Patrimonio Arqueológico y Paleontológico (OPAP) Litoral Atlántico Norte, dependiente del Centro de Registro del Patrimonio Arqueológico y Paleontológico (CRePAP) de la Dirección de Patrimonio Cultural de la provincia de Buenos Aires, entre los restos fósiles que lograron recuperar se encuentran un caparazón que está muy completo, una mandíbula que estaba por debajo, anillos caudales y algunos elementos relacionados a costillas y vértebras del glipdonte.
“Tengan en cuenta que nosotros no vaciamos el interior del gliptodonte que se encontraba de costado. Entonces es muy probable que cuando se haga el curado aparezcan más piezas”, comentó el especialista.
“Se trató de una desvinculación del sedimento donde estuvo atrapado entre unos dos a dos millones y medio de años. Por eso, para extraerlo hicimos un medio protectivo que es un tacel de yeso y se lo levantó con la pluma de una retroexcavadora”, agregó Taglioretti, quien estuvo acompañado por Darío Porrini, Victoria Sarasa y por Fernando Scaglia.
Ahora, el objetivo de los investigadores es que el contenedor en el cual depositaron los restos fósiles de este milenario gliptodonte dentro del mencionado geoparque se convierta en un pequeño laboratorio abierto a la comunidad educativa tanto local como de la región.
“Sería muy bueno que este contenedor que guarda los restos del gliptodonte se transforme en un lugar al que asistan los estudiantes de la Tecnicatura de Paleontología de Miramar y representantes locales, con orientación nuestra, quienes harán los trabajos de preparación del material hasta llegar al curado final y la exposición”, señaló.
“Todo este proceso demandará poco más de un año y medio, quedando a la vista de quienes visiten el parque”, concluyó Taglioretti.
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