Tanto en campings organizados o agrestes, como en los más exigentes terrenos de montaña, las carpas pueden verse azotadas por vientos intensos que ponen en peligro la integridad de las varillas que las sostienen y dan forma. Por eso no es extraño ver que muchas de ellas terminan rotas o rajadas, incluso a pesar de ser nuevas, lo que complica, de no tener un repuesto a mano o poder efectuar una reparación al paso, el uso posterior de la tienda.
Las varillas se confeccionan en dos tipos de materiales, fibra de vidrio y aluminio, aunque estas últimas se emplean en aquellas carpas especiales para alta montaña, donde la exigencia climática es extrema. Las de fibra en cambio, son usadas en la mayoría de las carpas y para todo tipo de finalidad, aunque aquí entra a jugar la calidad con que son construidas, lo que está vinculado con su resistencia y vida útil.
Para que una varilla sea buena es necesario que la fibra de vidrio se encuentre en buena cantidad y bien repartida en toda la longitud, y que la resina que la baña solidificando los dos materiales en uno, sea de buena calidad. Pero ¿qué sucede normalmente con las confecciones más económicas? Como la fibra es más cara, muchos fabricantes abaratan costos reduciendo su cantidad y poniendo más resina, lo que da una falsa sensación de tener varillas sólidas: si la zona elegida para acampar recibe tormentas y vientos fuertes, lo más probable es que se rompan por el esfuerzo realizado.
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Sin embargo, aunque se empleen materiales de calidad en su confección puede suceder que el proceso de fabricación sea incorrecto: mala distribución de los materiales o proporciones incorrectas, y condiciones de temperatura y humedad no adecuadas. Entonces, las varillas sufrirán roturas o debilitamiento que pondrán en riesgo la estabilidad de la carpa -y la seguridad de sus ocupantes- en un momento no muy oportuno.
Para asegurarse de adquirir una carpa con un varillaje adecuado, primero hay que definir en dónde se empleará mayormente la tienda. Así nos aseguraremos de comprar una adecuada al terreno y el clima. Pero también debemos chequear que los parantes tengan un diámetro mínimo de 8 mm, siendo que hasta los 9,40 son recomendados para carpas de hasta 1,50 m de altura. Hasta un diámetro de 10,40 mm pueden ser empleados en carpas de hasta 2 m de alto, y para otras más grandes se recomiendas varillas de 10,5 mm de grosor.
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Otro tema fundamental en la ecuación carpa-varilla, es el sistema de armado. La mayoría de las carpas disponen de mangas por las cuales se introducen los parantes, aunque otros modelos combinan mangas con ganchos de sujeción o bien con estos ganchos solamente. Las tiendas con mangas tienen un mejor comportamiento en condiciones de viento, ya que las varillas reparte su trabajo sobre toda la superficie de contacto con la tela. Las de ganchos son de rápido armado pero no recomendables para zonas donde las corrientes de aire son habituales o intensas, ya que no tienen la estabilidad de las anteriores.
Reparación al paso
Si tenemos la mala suerte de que una varilla se rompa, para salir del apuro siempre conviene contar con un rollo de cinta de embalaje o del tipo silver tape (más resistente). Pero si la rotura se dio justo en el enchufe metálico y quedó un pedazo de varilla dentro, lo mejor es, con un encendedor, calentar el metal para que se derrita y caiga. Se corta prolijo el extremo restante y se enchufa: ese tramo quedará corto pero al menos la varilla se recuperó. De todos modos, lo más aconsejable es siempre llevar un par de tramos de la misma longitud de repuesto.
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