Actualmente, el combate contra los incendios es muy diferente a lo que fue en las décadas pasadas. Si retrocedemos muy al principio de la historia, los incendios se lograban extinguir mediante baldes de agua y poco tiempo después con las famosas granadas de agua salada.
Con el avance tecnológico a finales de la primera década del siglo XIX, aparecieron los primeros extinguidores portátiles; y con ello, en 1940, llegó de la mano de la compañía inglesa Antifyre Ltd, Shaftsbury Rd, Acton la primera pistola extinguidora incendios.
Estas raras y escasas pistolas por aquellos tiempos se lograron imponer en el mercado por la portabilidad, simpleza y eficiencia que las caracterizaba, ya que lograban extinguir un incendio de aproximadamente 6 metros en cuestión de minutos.
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Este dispositivo no convencional, que pesaba apenas 1,3 kg, estaba conformado por un cilindro de acero de color rojo, sin costura, sobre el cual se encontraba una pegatina con la marca de la pistola y que para fijarlo a la culata o armazón se debía atornillar con una media vuelta. Posteriormente, la pistola ya se encontraba lista para ser amartillada y luego disparada.
En el supuesto caso de que la descarga del cilindro no lograra extinguir las llamas, la velocidad de funcionamiento y la recarga instantánea (desenroscar un cartucho y poner otro) que la caracterizaba, permitía que solo en cuestión de un par de segundos la pistola ya pudiese estar en condiciones de ser disparada nuevamente.
Este extinguidor utilizaba una sustancia en polvo seco tipo talco, extremadamente fino e inofensivo, es decir, que no era abrasivo ni corrosivo, por lo que se podía utilizar en cualquier superficie, y tampoco se deterioraba por el paso del tiempo. Otra característica de estas pistolas es que venían con una especie de placa de montaje de acero de color rojo, haciendo juego con el arma, para que pudieran ser colocadas en una pared, y un manual de uso.
Es por ello que la pistola Antifyre ha resultado ser muy eficaz y ha logrado cumplir con un factor vital en los incendios como es la velocidad, por lo que no solo se utilizaba en lugares domésticos sino también en las cabinas de los aviones. Pero a pesar de todas las buenas características que tuvo, este modelo de extintor nunca logro imponerse en el mercado, ni competir contra los extintores tradicionales y fue descontinuado en la década de 1960.
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