Esta intervención no fue casual: que Marino Santa María, uno de los vecinos del pasaje Lanín de Barracas, decidiera compartir su arte en las fachadas de esas cuadras se convirtió en un hito de la cultura porteña. El pasado 19 de abril se cumplieron 21 años de esa intervención a 40 fachadas con mosaicos formando filigranas coloridas, a lo largo de tres cuadras de pleno barrio porteño, una obra realizada en tres partes por el artista.
Desentrañan los secretos de las cúpulas porteñas
La calle Lanín se encuentra nace en la calle Brandsen 2100 y termina en Avenida Suárez 2001. Corre entre las vías del Ferrocarril General Roca y la calle Aarón Salmón Feijoó. Antiguamente fue conocida como Pasaje Silva sin que existan referencias concretas sobre el origen del nombre, pudiendo tratarse del apellido de algún antiguo vecino. Su actual nombre se decretó en la Ordenanza del 28 de octubre de 1904,y recuerda al volcán homónimo, apagado, de la provincia de Neuquén.
Hay que destacar que, en las obras de Santa María, se opera una síntesis entre dos pasiones del artista. Por un lado la pintura, que lo ha acompañado desde siempre, y por otro, las intervenciones públicas que caracterizan su producción de la última década. Con este tipo de obras, diseminadas no sólo en nuestra ciudad sino también en varias localidades del interior, Marino ha desarrollado su creatividad extrayéndola de los reducidos círculos que supuestamente le son propios, para derramarla en la calle, promoviendo acciones comunitarias que finalmente se han convertido en énclaves cívicos donde los ciudadanos, uniéndose para alcanzar mejores estándares de vida, imperceptiblemente han asumido compromisos estéticos, que impregnan también a quienes recorren estos lugares.
Particularmente el embellecido pasaje Lanín fue declarado en 2013 “Sitio de Interés Cultural y Turístico” por La Legislatura de la ciudad de Buenos Aires y es parte de los circuitos turísticos de la ciudad. Si hay suerte, hasta se puede ingresar a chusmear un poco el atelier del artista, que sigue presente en el barrio.
Comentarios