La película Forrest Gump, entre otras enseñanzas, destaca que, muchas veces, no es tan importante la meta como el camino. Es cierto para los turistas también. Provenientes de grandes ciudades, que son las que, por matemáticas, aportan más cantidad de visitantes, los turistas suelen estar tan estresados al iniciar sus vacaciones, que lo único que desean es llegar a destino. Olvidan que en el camino hay muchos lugares lindos con tesoros escondidos a los que generalmente saltean, ya que pasan de largo o solo pernoctan en las ciudades de tránsito. Es el caso de la capital neuquina. Muchos turistas provenientes de las grandes ciudades apenas la utilizan como lugar de descanso y, luego, prosiguen a los clásicos destinos de los lagos patagónicos. Viajé hasta esta ciudad para contarles todo lo que se pierden.
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La cruz interna de Neuquén
Con 117 años recién cumplidos, Neuquén es una de las capitales más jóvenes de la Argentina. Además, una de las más pujantes, gracias a la industria del petróleo que la abraza. Calles limpias, muchísimas obras y rutas en construcción, parque automotor nuevo, buenos hoteles y restaurantes lo atestiguan. Pueden imaginar a la ciudad como una cruz con tres grandes parques: su brazo norte-sur es la avenida Argentina-Olascoaga y, el este-oeste, las vías del ferrocarril. Al naciente se unen los ríos Neuquén y Limay, para formar el río Negro. Ambos tributarios la coronan por el norte y por el sur, respectivamente.
Sobre el Limay se levantan los balnearios Fahler, Cotro, Brun de Duclot y Canale, que brindan la posibilidad de tomar sol y refrescarse con las aguas originadas en el lago Nahuel Huapi. Toda esta ribera incluye los paseos de la Costa y Parque Sur, con juegos para niños, sectores para gimnasia, frondosa vegetación, parrillas, guardavidas, estacionamiento y, un dato común a toda la ciudad e importante para los que llegamos desde urbes, mucha seguridad.
Neuquén es una ciudad para caminar. Los senderos que se encuentran, tanto en el sur como el Parque Norte, están bien señalizados e indicados para distintas distancias y dificultades. Este último presenta miradores que permiten apreciar el valle del río Neuquén, además de las capas geológicas de la barda, plantas de notable adaptación a la aridez y, con suerte, algún zorro u otro animalito que merodea de noche. Hay paseos guiados y se puede apreciar el diáfano cielo nocturno en el observatorio astronómico.
En medio de la ciudad descansa el Parque Central, que ocupa los amplios terrenos que fueron del ferrocarril, principal factor de crecimiento al unirla con Buenos Aires en 1902. En esta área se emplazan los museos Gregorio Álvarez, Paraje Confluencia (con buenas imágenes antiguas de la ciudad), de Bellas Artes y la sala de arte Emilio Saraco en un viejo galpón de cargas. En el predio de la estación se encuentra un muy interesante laboratorio que analiza restos fósiles y arqueológicos.
La avenida Argentina presenta hitos históricos, como el monolito fundacional (una especie de pirámide, de 1904), la catedral (guarda los restos del obispo de Nevares, de larga actuación en esta ciudad) y el monumento a San Martín (1950). Subiendo por este hermoso bulevar se llega a lo alto de la barda, donde flamean las insignias de la ciudad, la provincia y la nación en el parque de las Banderas.
Más allá de la capital
Las afueras de la ciudad también tienen sus atractivos, que pueden ser conocidos en un día. Por la ruta que va a Bariloche se visitan sectores con huellas de dinosaurios en las márgenes del bello lago Exequiel Ramos Mejía, formado por la retención de aguas de la represa El Chocón. La villa también depara el museo Bachmann y lindas postales, incluso desde el cruce del muro de coronación.
Yendo hacia el noroeste, en cambio, se encuentra el más antiguo dique Ballester, nombre del ingeniero que finalizó la construcción entre 1915 y 1920, para mitigar las crecientes del Neuquén y proveer agua para riego por gravitación. Esta visión del ministro Ramos Mejía proveyó de gran pujanza económica a la zona, al facilitar la producción frutícola. Manzanas y peras son las frutas más famosas, pero también se encuentran las uvas, que dan lugar a varios viñedos y bodegas. Visitamos una de ellas.
Malma se encuentra en San Patricio del Chañar, zona vitivinícola por excelencia, ya que cuenta con gran porcentaje de heliofanía entre otros beneficios del parejo clima. Julio Viola, uno de sus propietarios e hijo del fundador, nos atendió muy amablemente explicándonos el rico mundo del vino, desde la elección de una variedad para cultivarla con el revolucionario riego por goteo hasta el envasado en botellas especiales y el despacho para todo el mundo. Luego de una cata de sus más ricos productos, disfrutamos del restó, donde se degustan distintos platos, acompañados, por supuesto, por un buen blanco o tinto de la casa.
En la ciudad, además, se fabrican gin y cerveza artesanales. Tuvimos el gusto de conocer la fábrica de cerveza más antigua, Owe, sobre la avenida Olascoaga, donde Martín Ferreyra, su propietario, también nos explicó todo sobre el arte de producir esta bebida. No se pierdan las empanadas de mondongo, morcilla o bondiola. En esta zona sur de la ciudad, muchos carritos venden cerveza y otras bebidas y platos al paso, ideales para comer al aire libre con clima cálido a orillas del río.
A todo esta gran oferta de la ciudad, pueden agregarle flotadas por los ríos, salidas para observar aves, pesca con mosca y de carpas, circuitos para bicicletas, paseos por chacras, canotaje, kayakismo, trekking, ferias de artesanos y, si el día no es lindo, teatros, cines, shopping. En definitiva, la capital neuquina tiene muchísimo para ofrecer. Separar uno o dos días para recorrerla vale la pena.
Del tren al avión
- A Neuquén se puede llegar por ómnibus, transporte propio o avión, gracias a su muy moderno aeropuerto, donde operan Aerolíneas Argentinas y Jet Smart. Lamentablemente, desde 1993 no existen trenes de larga distancia, aunque para los que les gustan los ferrocarriles funciona un servicio Plottier-Neuquén-Cipolletti, de lunes a viernes, que une los extremos en 1 hora y 10 minutos. Recomendable el viaje a Cipolletti para conocer el magnífico puente de hierro construido por el Ferrocarril del Sud sobre el río Neuquén.
- Cómo llegar: desde C.A.B.A. hay 1.142 km a través de rutas 7, 5, 35, 152, 6 y 22.
- Información turística, incluyendo datos de hoteles y restaurantes (por su importancia, tiene una amplia y creciente gama de opciones), en: www.neuquencapital.gov.ar/turismo, Facebook: @turismoneuquencapital, Instagram: @turismo.neuquen.capital o www.neuquentur.gob.ar (con el mismo nombre en todas las redes).
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