La esencia del senderismo es caminar en busca de uno o varios objetivos: cumplir una promesa, buscar en el camino una solución a problemas que atormentan el espíritu, la superación personal a través del esfuerzo físico o el enriquecimiento que brinda la experiencia por el contacto con otras personas, distintas culturas y los sorprendentes paisajes que nos regalan pueblos, ciudades y la naturaleza agreste.
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En un brevísimo repaso, la historia de estos caminantes comienza a desarrollarse, para la cultura occidental, probablemente en el siglo XVII. Por ejemplo, el escritor y sacerdote jesuita Thomas West difundía en su libro, Una guía de los lagos, su visión romántica de los paisajes y la naturaleza del norte de Inglaterra y sus senderos.
Las rutas de peregrinación motivadas por la devoción religiosa son aún más antiguas; la cristiana conocida actualmente como el Camino de Santiago, el Camino de Compostela o simplemente El Camino, tiene un origen medieval.
La primera descripción del recorrido data de 1140. La historia comienza con el descubrimiento de la tumba de un apóstol de Cristo, Santiago. Después de su muerte, varios discípulos lo trasladaron desde Jerusalén hasta un lugar llamado Pico Sacro. Más tarde en el tiempo, surgió una ruta que reunía a fieles que pretendían ir a Compostela en señal de penitencia o para cumplir una promesa.
Hoy en día, las rutas de peregrinación como El Camino son senderos de gran recorrido que no solo se hacen por motivos religiosos, pero si espirituales, en un sentido más amplio. Para los nuevos caminantes, además de llegar a un destino, importa el viaje y lo que uno aprende en el camino.
Los llamados Senderos de Gran Recorrido (GR en Europa) son rutas de extensas longitudes formadas por la conexión de caminos, senderos, calzadas, pistas y cualquier tipo de vías de comunicación, en general, no aptas para vehículos a motor, que unen puntos distantes y recorren parajes, regiones, provincias o países.
El Camino de Santiago en Francia y España.
Hoy tal vez el más famoso de los senderos de gran recorrido europeos, tiene una gran variedad de rutas, la más recorrida es el llamado Camino Francés. Desde la alta edad media (siglos IX y X) es la ruta por excelencia, la más tradicional y popular en toda Europa. Recorre el norte de la península ibérica desde Saint Jean Pied de Port, última localidad francesa, hasta Santiago de Compostela, un total de 760 km divididos en unas 33 etapas de aproximadamente 25 km cada una.
Actualmente no solo lo recorren los peregrinos que quieren llegar a visitar la tumba de Santiago El Mayor, sino caminantes viajeros en general. Cruzando los Pirineos, hay varias localidades españolas que también sirven como punto de inicio del Camino Francés, como Roncesvalles, Burgos, León, O'Cebeiro y Sarriá.
Vamos a centrarnos en la descripción de la etapa más dura del Camino, la jornada inaugural para muchos peregrinos y caminantes en general: une Saint Jean Pied de Port con Roncesvalles, tiene una extensión de 26 km y cruza la cadena montañosa de los Pirineos de Francia a España.
Es una etapa difícil, con pendientes exigentes y un ascenso continuo desde los 180 m de altura del punto de partida hasta los 1.430 m de altitud que coronan los puertos de Cize. Hay que tener muy en cuenta el clima, con lluvias frecuentes, niebla todo el año y nevadas en invierno.
Existe una ruta alternativa que transita a menor altitud y sigue el Valle de Valcarios. En realidad, entre el 1 de noviembre hasta el 31 de marzo, es obligatoria esta variante.
La subida de ruta más difícil sigue el trazado de la históricas "Ruta de Napoleón", que usaron las tropas galas para invadir España. Es solo para senderistas que estén en buena condición física.
En Saint Jean Pied de Port (San Juan de Pie de Puerto), una hermosa localidad del país vasco-francés, tras cruzar la Puerta de Santiago (Patrimonio Mundial de la Humanidad), entrada histórica de los peregrinos al enclave, la ruta abandona el lugar por la céntrica Rue d'Espagne para salir del antiguo recinto amurallado por la puerta del mismo nombre.
En ese punto, quienes quieran encarar la exigente subida tendrán que girar hacia el desvío de la izquierda, y quienes quieran tomar la vía alternativa de Valcarios/Luzaede, hacia el desvío de la derecha. Luego de 3,2 km de pendiente sostenida, llegaremos a la pequeña localidad de Huntto, donde los senderistas suelen hacer la primera parada de descanso.
Si se sigue camino, a 3,5 km en subida, llegaremos a Orisson, un lugar donde encontraremos un albergue, bar y restaurante. A partir de Orisson no hay servicios hasta llegar a Roncesvalles.
El ascenso continúa casi ininterrumpido durante unos 4 km entre ondulaciones y vegetación alpina, un tramo de gran belleza. Una de las paradas obligadas es una cresta rocosa donde está la Virgen de Biakorri, protectora de los pastores. Durante un tiempo la senda corre paralela al límite fronterizo, para luego llegar al mojón que indica nuestra entrada en Navarra.
El punto más alto de la jornada lo alcanzaremos al llegar al collado de Lepoeder, a 1.430 m de altitud. Desde allí, si la niebla no lo impide, ya podremos avistar el pueblo de Roncesvalles. Hay dos opciones de camino para descender, el de la izquierda es más corto, pero con pendientes abruptas. Mientras que el de la derecha baja por una pista asfaltada.
Pese a su pequeño tamaño (tiene unos 50 habitantes), Roncesvalles cuenta con restaurant, bar y tiendas, además de lugares de interés para los peregrinos como la iglesia y el museo de la Colegiata. En este lugar mítico que ha visto pasar a millones de caminantes, termina la primer y más espectacular etapa del Camino Francés.
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