Viajamos hasta Mar del Plata para encontrarnos con Mariano De la Rúa: buscábamos pesca de altura de especies variadas. Así que partimos desde Capital Federal para recorrer 415 km por Autovía 2 y, en La Feliz, alojarnos en un cómodo hotel céntrico. De esa forma, a la mañana siguiente estaríamos a un paso del Club Motonáutico, junto a otros pescadores que abordarían la excursión. La salida de puerto fue a la 6 de la mañana, tras realizar el rol correspondiente ante Prefectura y el control de las medidas de seguridad a una embarcación que se dirige al mar.
Equipos y carnadas
Con todo listo, zarpamos en el barco “Sin Apuro” de la empresa Aquafish. Mariano nos comentó que navegaríamos entre una hora y media y dos desde el puerto, y también nos puso a tono con los equipos, carnadas y modalidades a utilizar: cañas de 40 lb (0,453 g), reeles 4/0, líneas de dos anzuelos y plomos de 350 g. ¿Carnadas? Calamar, magrú, y filetes de castañeta y besugo para tentar al salmón.
Cómo es la técnica
La pesca de salmones, meros y besugos se realiza sobre fondo de piedra, toda al garete, es decir, arrastrando las carnadas por el lecho pedregoso, tratando de tentar a los peces a que tomen el cebo. Llegados al lugar y una vez que Mariano ubicó la embarcación en el lugar conveniente, nos coordinó según la charla que minutos antes habíamos tenido. Franco De Leonardis, la mano derecha de De la Rúa, marcó unos cuantos tips de cómo se tienen que arrojar las líneas al agua: “Esto tiene que ser muy sincronizado –relató– y todos a la vez para no ocasionar enredos. La orden es la siguiente: caña y plomo en mano, y una vez que damos la orden con un gran bocinazo, las línea cae al agua, se deja llegar al fondo, se cierra la salida del nylon, se dan dos vueltas al reel y se mantiene la caña paralela al agua, de modo de que no se afloje la tensión de la línea”.
Increíble dorado de 10 kilos en Costanera Norte
La variada de menor porte se hizo presente en estas primeras piedras. Todos los pescadores logramos dobletes de rubios, besugos y meros, una pesca muy entretenida con piques continuos. También salieron salmones de menor porte. Tras un buen rato, la orden del capitán fue levantar los aparejos y seguir buscando en otros puntos de pesca marcados. Así que navegamos unas tres millas (1 milla náutica = 1.852 m) más en busca de grandes salmones.
Piedras que pagan bien
En el nuevo lugar elegido por el capitán retomamos la maniobra. El barco bien arriba del fondo de piedras, nuevamente las líneas al agua y algo sorprendente pasó en este sector: la cantidad de piques fue inmediata y abundante. Capturamos meros, besugos y castañetas. En ese mismo instante, y como para cortar esta variada de menor porte, comenzaron los piques de grandes salmones. La algarabía fue total entre todos los pescadores porque se dieron todos en simultáneos, tanto en proa como en popa, donde Mariano y Franco constantemente nos iban guiando de cómo concretar la acción para no perder la pieza obtenida en nuestro aparejo. Levantar estos grandes salmones del fondo rocoso no es nada fácil, menos aún si consideramos la profundidad a la que nos encontrábamos pescando: 60 a 70 m.
La maniobra correcta es: una vez clavada la pieza, levantar lo más rápido posible la línea del fondo unos cuantos metros. No hay que dejar que el salmón se meta en la cueva de piedras. Si eso sucede, lo más probable es que el aparejo se enganche y perdamos la captura.
Luego de estas maniobras y de izar las piezas obtenidas, la imagen a bordo es maravillosa: grandes salmones de 15 a 25 kg posan para la foto y se guardan en la heladera para, una vez llegados a tierra, llevarlos para consumo personal. Sin duda, podemos decir que esta zona de piedras pagó muy bien con grandes capturas. Ya con todas las líneas fuera del agua, Mariano optó por navegar unas 4 o 5 millas más y buscar otra zona de piedras, lugar donde daríamos por concluida la jornada de pesca.
Cierre a puros dobletes
De la Rúa nos contaba que el sector al que nos dirigíamos es muy rendidor en cantidad y calidad de piezas, y que en varias oportunidades salen especies poco vistas en las jornadas de pesca. Ubicados para dar comienzo a esta pasada, y luego de recibir la orden de “plomos al agua”, ni bien llegó la línea al fondo los piques comenzaron uno tras otro.
No solo dimos con una variada rica en calidad, sino también con dobletes de meros y besugos. Pero no todo terminó ahí: en uno de los aparejos hubo un pique totalmente diferente a los que veníamos teniendo. ¿Qué salió? Recogimos ansiosos. Un terrible abadejo, especie que se identifica por el gran colorido de su piel, pieza poco vista ya que no se da con frecuencia. Siempre estas aguas nos sorprenden con especies fuera de lo común.
Como si emociones no faltaran, la adrenalina comenzó nuevamente entre todos los pescadores cuando llegaron los dobletes de salmones. Traer estos ejemplares a lo largo de 80 m de columna de agua da mucho trabajo, pero con la ayuda y organización de los capitanes todo es más sencillo, ya que son ellos quienes se encargan de desenganchar las capturas, proveernos las carnadas y solucionar los enredos que a veces se producen.
Pasaban los minutos y la variada, lejos de rendirse, sumó castañetas, meros de buenos portes, más besugos y salmones. Sin duda, la pesca de altura marplatense es un pendiente que ya podemos ir agendando, porque comienza la mejor época.
“En pocos días más –comentó De la Rúa– empezamos los primeros tiros al pez limón, una especie atrapante y muy buscada por los pescadores, que los convocará a regresar a bordo”.
Datos útiles
- Cómo llegar: desde la Ciudad Autónoma de Buenos Aires a Mar del Plata son 415 km por Autovía 2.
- Salida de pesca: Aquafish Argentina, Tel.: (0223) 4001335, www.aquafish.com.ar, [email protected]. Facebook: Aquafish Pesca Deportiva. IG: @aquafishpesca. El servicio incluye cañas, reeles, líneas, señuelos, jiggs y carnadas.
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