Si bien en los últimos días se registraron lluvias particularmente sectorizadas en la provincia de Buenos Aires, y previamente muchas lagunas se fueron secando o quedando en la mínima expresión con algunos charcos, la laguna de San Miguel del Monte venía dando indicios de que, a corto plazo, por la temperatura del agua y su descenso abrupto, se produciría inevitablemente la mortandad de peces habitantes del espejo.
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Finalmente, las estimaciones negativas ocurrieron hace poco tiempo, curiosamente después de una lluvia. Como en otras ciudades la muerte masiva de pejerreyes llegó a esta laguna. La mayoría de los peces, de entre 20/25 cm de longitud, flotaban sobre la rivera, otra parte dispersados en varios puntos. Entre las conjeturas aportadas por pescadores de trayectoria, estaba que la mortandad era producto del bajo nivel de agua en la zona (Río Salado) por falta de precipitaciones, provocando así la reducción del oxígeno. También señalamos las altas temperaturas. Ahora comprobamos que estas consideraciones eran acertadas.
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«Los peces se encuentran bajo un proceso de hipoxia (falta de oxígeno, en este caso en el agua) debido a la sequía que estamos atravesando, lo cual sumado a la baja cantidad de agua y al aumento de la temperatura de la misma, los hace vivir bajo un constante estrés que los deja vulnerables ante cambios bruscos del entorno. En este caso los pejerreyes se vieron afectados por la tormenta previa, la cual causó un movimiento del lecho de la laguna y los sedimentos orgánicos que allí se encuentran, favorecieron la proliferación de microorganismos en el agua, a los que un cierto número de pejerreyes no pudieron hacer frente. Es un proceso que está ocurriendo en varios espejos de agua de la provincia debido a los factores climáticos que estamos atravesando», señala el comunicado que envió el ejecutivo local.
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