Desde hace un tiempo venimos informando acerca de lagunas y cursos de agua que están secándose o quedando en la mínima expresión, con poca o nula presencia de peces. Lo expresamos diariamente y lo enmarcamos a través del pique semanal, aunque uno podía llegar a pensar que en el verano, con intermitentes olas de calor, aparecería alguna lluvia que brindaría mejores reportes. Lamentablemente, estas precipitaciones no se han hecho presentes y eso hace pensar en un futuro incierto para la ruta del pejerrey.
La lista de ámbitos complicados en la provincia de Buenos Aires es extensa, pero daremos cuenta de algunas como referencia. Desde Chasicó, el guía Claudio, conocido popularmente como el Ruso nos decía que de pesca, es imposible hablar. Un ámbito que dispone de tres accesos, pero solo uno, el ubicado en el Km 751, está medianamente transitable, circulando con cuidado por los pozos de arena que se han conformado por la falta de lluvias. Rubén Bracco, en tanto, desde Junín ya hace una semana que ni siquiera puede seguir con su emprendimiento de alquiler de kayaks, sustituto de su otrora oficio de guía de pesca, por la poquísima agua que se halla en el centro de laguna de Gómez, situación similar a la que se vive en Mar Chiquita de General Arenales.
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Por el lado de Bragado, otrora localidad con decenas de espejos con muy buena pesca de tarariras y pejerreyes, hoy son todo un páramo. Miguel Pocho Tropiano, referente de Roque Pérez, en las últimas semanas nos hablaba de que los cursos de agua del partido, tanto los arroyos Saladillo y Las Flores como el río Salado, están cortados y se está secando rápidamente la laguna El Esparto. Lo mismo relataba tristemente José Morra, ya que Indio Muerto, un clásico ensanche del Saladillo que conforma tres ojos de agua, está llegando al punto alarmante de ya no poder navegarlo y las capturas se circunscriben a carpas y bagres.
Una zona prolifera en pejerreyes es el corredor de la Ruta Nacional 2, allí Jorge Daniel Damario comentó que la mayoría de los ámbitos están en la mínima expresión, por ejemplo en la cuenca endorreica de Chascomús, sólo la laguna madre posee el nivel de agua mínimo de unos 40 a 50 cm. El resto ya no son navegables y los peces no se encuentran en Chis Chis, Tablillas y muchas otras lagunas que ya las damos por desaparecidas por ahora. Lezama también tiene su problemática y Las Barrancas es el fiel ejemplo de que no puede contener el agua para que la población sea estable y atraiga a los aficionados. Mientras tanto, La Salada de Monasterio, que siempre supimos que se nutría de las lluvias y del agua surgente, hoy son pozones de agua y juncales por doquier, más un camping con vegetación crecida, que indicaría que hace mucho que no es visitada por pescadores, incluso entre este 23 y 26 de enero ha sido alquilada a un grupo scouts de Chascomús.
Para cerrar una recorrida poco auspiciosa, Maximiliano Rinaldi desde Lobos nos habla de una laguna sin peces y bajando notablemente el nivel. Una verdadera pena ya que habían sido sembrados 60.000 alevinos de pejerrey y su futuro es una incógnita. Lagunas, ríos y también los canales sufren de falta de nivel líquido y la pesca se complica muchísimo, con una especie como la lisa que no ha terminado de afirmarse como en otros años, cuando ya en octubre eran una presencia constante.
Pensando en la temporada del pejerrey, habrá que esperar los próximos 60 días para tener un panorama más concreto y alentador. Todo dependerá de las precipitaciones abundantes y continuadas. Caso contrario, los aficionados al flecha del plata tendrán que orientarse hacia los cursos mayores como el Río de la Plata y el Paraná, junto a un puñado de espejos y ámbitos que subsisten en territorio bonaerense.
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