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PESCA | 06-09-2018 10:30

Carpas en flycast: campana de largada en Chis Chis

A pocos metros de la ruta y en un ámbito ideal para novatos, la especie está activa y toma moscas en superficie.
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Los meses fríos del año, especialmente en largos días de lluvias que nos impiden salir, son ideales para capacitarse con buenas lecturas. Y entusiasmado por Tabú con Escamas, el libro fundacional del colega Diego Flores sobre la pesca con mosca de carpas, hace rato que puse a mis amigos del interior en alerta ante “el despertar de las niñas” en algún point carpero cercano a Capital Federal. A sabiendas de que la pesca de esta especie en fly cast implica largas caminatas y búsquedas activas, grande fue mi sorpresa cuando los hermanos Leo y Mariano Damario me mandaron videos de sus capturas en laguna Chis Chis, a metros de la Ruta 2, en los canales de embarque del pesquero La Amistad y sus bañados circundantes. Ni lerdo ni perezoso, armé la visita para el otro día, que pintaba de similares condiciones al de los registros que llegaron a mi teléfono.

Algunas consideraciones

Antes de entrar en lo que fue nuestra pesca, hay que saber que la captura de carpas con mosca es 100 % visual, una suerte de “cacería de peces” donde pueden estar, pero si no las vemos no las pescaremos. Así, en un scouting podemos volvernos sin hacer un solo cast.

La carpa es un ingeniero de ecosistemas, cambia los lugares que habita. En rigor, es algo que hace cualquier pez sacado de su ámbito e insertado en otro.

En primavera, con los ciclos de lluvia, el agua desborda los campos y las tendremos sobre ellos, a veces entre 15 y 30 cm de profundidad, por lo cual podremos verlas a distancia. Salir con un par de binoculares no es mala idea en este contexto. En breve, comenzarán a acardumarse y veremos el “agua nerviosa” que delata su presencia. El pescador deberá evaluar si vale la pena acercarse –siempre sigiloso– a castear con el agua a la rodilla.

Como dice otro maestro del flyfishing carpero, Tito Fontana: “En función de la actitud que te muestra el pez, ves cómo lo encarás. Si de un modo agresivo o sutil, si ponés algo que llame mucho la atención o, por el contrario, optás por algo que se mimetice con el fondo. Si la carpa está asustadiza o rápida... si tiene las aletas pegadas al cuerpo está nerviosa, y si la ves con las aletas desplegadas está relajada. Hay carpas que crucerean, que no están comiendo, y carpas que están casi en posición vertical, con la cola afuera. Decimos entonces que están haciendo ‘tailing’, comiendo cosas del fondo. Todas se pueden tentar, pero cada situación nos cambia la estrategia”.

Sobre moscas

La carpa es un pez grande que se pesca con anzuelos pequeños. Las moscas recomendables son del tipo atractoras (no imitadoras), que motiven a este pez en general pasivo. El detonante está dado por la forma y el movimiento de la mosca. Hay que interpretar a este omnívoro que puede pasar de una larva de insecto a una bolita de duraznillo, una madrecita del agua o un desove de pescado. A veces chupan los juncos de costado como si fueran un palito de helado.

Estos peces tomarán las moscas por curiosidad, por tal motivo es inútil tratar de imitar bichos existentes. Más bien hay que estimularlas a probar cosas nuevas, eso diferente que quieren conocer.

En ese contexto hay moscas especiales para detonarlas. La Woolly Bugger en negro o verde, cualquier ninfa peluda con patas de goma, o ninfas de odonatos o libélulas como Dragon Fly o Damsel Fly, deben estar entre las que llevemos, cambiando los finos anzuelos trucheros por duros anzuelos carperos al atar.

Entre el combo a incorporar al arsenal carpero, Tito Fontana recomienda la TBC (Titus Big Carp), la Fox Flashback y el Gusano Cítrico, sin olvidar alguna Stimulator (símil polilla). Pero mas allá de patrones conocidos, el especialista se sincera al recomendar: “Una simple bolita de pelo de ciervo recortada, dejando algunos pelos que sobresalgan. Con eso bastará para moverlas a probar”. Si es que toman en superficie, claro.

Si están comiendo abajo, apelaremos a distintas funciones, probando moscas invertidas, o con ojos metálicos para lograr que bajen. Y, en general, las moscas verdes que imitan ninfas de damsel también van bien.

En suma, podemos decir que la carpa es un pez sutil que requiere aproximaciones sigilosas y presentaciones delicadas. Todo eso le da atributos muy interesantes para el pescador deportivo.

Un ámbito particular

Al llegar al pesquero y encontrarme con mis anfritriones, comenzamos a armar equipos de cañas número 6, líneas de flote y leaderes de reducción cónica o directamente hechos de dos metros de tanza de buena calidad del 0,28. En ese proceso le pregunté a los guías qué hacía que mientras en ningún otro ámbito las carpas hayan dado campana de largada, allí ya estén activas tomando moscas en superficie. Y la respuesta tiene que ver con el comportamiento adaptativo de este pez que aprende lo que ocurre en el embarcadero mencionado: al regresar los guías de sus jornadas de pesca, echan al agua mojarras muertas de sus baldes de pesca, restos de pan y otros elementos orgánicos. Y así, en pleno ruido de motores y botes acomodándose en las amarras, las carpas se acostumbraron a subir (dado que allí el canal tiene unos dos metros) a comer esos desechos..

Con nuestros amigos, logramos un par en esa situación tras verlas subir a curiosear pequeños objetos que flotaban y pasarles cerca moscas de foam que funcionaron, en superficie. Pero como la situación de pesca no era ni la mas común ni la más linda, salimos también a recorrer las orillas cercanas a los desbordes. Allí vimos algunas ocasionalmente, y tras mucha insistencia, pinchamos un par, en 40 cm de agua. En estos ámbitos los combates tenderán a ser muy prolongados, pues este pez administra la energía de forma eficiente. A diferencia de peces más explosivos, como el dorado y la tararira que saltan y se cansan, la carpa es un tractor que pica y se va, con una corrida inicial muy larga que será inútil intentar frenar. Y cuando quiere, se nos planta.

El resultado final puede leerse positivo o negativo según miremos la mitad del vaso vacío o la mitad del vaso lleno. Apenas cuatro carpas, o ¡nada menos que cuatro! Pero lo mejor está por venir: el frenesí reproductivo de la especie se dará entre este mes y el que viene, lo que hará que las gordas se alimenten fuerte en las semanas entrantes. Será cuestión de estar allí y pasarle nuestras atractoras a ver qué pasa.

Nota completa en Revista Weekend del mes Septiembre 2018 (edicion 552)

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Wilmar Merino

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