Desde hace tiempo se estudia la necesidad de contar con un buque polar que acompañe al rompehielos Almirante Irízar en las campañas antárticas, y el ministro de Defensa, Agustín Rossi, ofreció pagar unos dos millones de dólares a la empresa P&O Maritime por el Aurora Australis, aunque no se decarta que la nave sea cedida a la Armada a un precio simbólico. Si bien el buque está a la venta en unos 10,5 millones de dólares, se estudia una cesión a costo ínfimo o la posibilidad de que prospere el pedido de una fundación australiana que pretende salvar al buque destinándolo a tareas de adiestramiento o museo. En compensación, la Argentina ofrecería devolver el barco una vez que no lo utilice y embarcar periódicamente científicos australianos.
La nave en cuestión es un rompehielos de 30 años de antigüedad, de 94,91 m de eslora, 20,3 m de manga y 8.158 toneladas de desplazamiento, que hasta hace poco se encontraba al servicio del Programa Antártico Australiano y que será reemplazado por el Nuyina. Propulsado por dos motores diésel marca Wärtsilä, puede lograr una velocidad máxima de 16,8 nudos y romper hielo de hasta un grosor de 1,23 metros a 2,5 nudos. Su tripulación se compone de 24 personas y puede llevar hasta 116 pasajeros, tres helicópteros y 29 contenedores. A bordo posee laboratorios para investigación biológica, meteorológica y oceonográfica, y con un plataforma de arrastre para el desarrollo y la recuperación de instrumentos de investigación mientras navega.
Si bien es elogiado en Australia por su confiabilidad y utilidad a lo largo de tres décadas, el Aurora Australis sufrió dos graves accidentes: en 1999 un incendio en el motor principal que causó daños importantes y en febrero de 2016 encalló cerca de Mawson, en la Antártida, durante un temporal de nieve.
El año pasado, un grupo de estudiantes de la UTN fue reconocido por la Sociedad de Arquitectos e Ingenieros Navales (SNAME) de los Estados Unidos por el diseño de un buque polar de suministro para campañas antárticas propulsado a GNL. En declaraciones periodísticas, el ingeniero Oscar Álvarez, director del departamento de ingeniería naval de la UTN FRBA, aseguró que se podría construir en el país un buque de ese tipo: “Acá hace casi 40 años hicimos uno, así que tranquilamente se podría hacer hoy. No es fácil, pero el Irízar se hizo casi de nuevo en la Argentina. Podemos discutir si se cumplieron los plazos y demás, pero se hizo. Yo soy optimista, he trabajado en la industria naval y he visto cómo se hacían buques, no creo que nos hayamos olvidado”. El último barco de este tipo construido en nuestro país fue el "Bahía Paraíso", botado en 1980 en Dock Sud y hundido en la Antártida, en 1989. La posibilidad de contar con un buque que acompañe al “Irízar” le permitirá a la Armada disponer en lo inmediato de dos buques para atender las bases antárticas e ir instruyendo personal.
Por Martín D'elía, ingeniero naval.
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