Aunque está a mil años luz de nuestro planeta, es el agujero negro más cercano a la Tierra. Fue descubierto grupo integrado por científicos del Observatorio Europeo Austral, la Universidad Estatal de Georgia y la Academia de Ciencias de la República Checa, quienes encontraron evidencias de la presencia de este objeto rastreando a sus dos estrellas compañeras.
Un poco de explicación científica: un agujero negro es una región finita del espacio en cuyo interior existe una concentración de masa lo suficientemente elevada y densa como para generar un campo gravitatorio tal que ninguna partícula material, ni siquiera la luz, puede escapar de ella. Los hemos visto en infinidad de películas y series sobre el espacio exterior, especialmente en Star Trek (Viaje a las estrellas) en todas sus versiones.
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Es que el atractivo cinematográfico de este tipo de fenómenos radica en que la gravedad de un agujero negro, o curvatura del espacio-tiempo, provoca una singularidad envuelta por una superficie cerrada llamada horizonte de sucesos. Este horizonte separa la región del agujero negro del resto del universo; a partir de él ninguna partícula puede salir. Se estima que, en el centro de la mayoría de las galaxias, incluida la Vía Láctea, hay agujeros negros.
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El hallado recientemente forma parte de un sistema estelar triple observable a simple vista. Los investigadores afirman que este sistema podría ser la punta del iceberg que posibilitaría descubrirse muchos más similares. “Nos sorprendimos mucho cuando nos dimos cuenta de que se trata del primer sistema estelar con un agujero negro que se puede ver a simple vista”, le explicó Petr Hadrava, investigador emérito en la academia checa y coautor de la investigación, a la publicación especializada Astronomy & Astrophysics.
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Situado en la constelación de Telescopium, el sistema está tan cerca de la Tierra que sus estrellas se pueden ver desde el hemisferio sur sin prismáticos ni telescopio en una noche oscura y despejada. El equipo estudiaba la agrupación de ambos astros, llamado HR 6819, como parte de una investigación de sistemas de doble estrella. Las observaciones tomadas durante varios meses mostraron que una de las dos estrellas visibles orbitaba alrededor de un objeto invisible cada 40 días y la segunda quedaba a una gran distancia de este par interior. Al analizar los datos, quedaron sorprendidos al descubrir un tercer cuerpo previamente desconocido: un agujero negro.
El agujero negro oculto en HR 6819 es uno de los primeros de masa estelar descubierto -al menos tres veces la del Sol- que no interactúa violentamente con su entorno y, por lo tanto, parecen verdaderamente negros. Pese a ello, el equipo pudo detectar su presencia y calcular su masa, unas cuatro veces la de nuestra estrella. Hasta la fecha, los astrónomos detectaron tan solo un par de docenas de agujeros negros en nuestra galaxia. Casi todos interactúan con su entorno y dan a conocer su presencia mediante la liberación de rayos X. El descubrimiento de uno silencioso e invisible proporciona pistas sobre dónde podrían estar los numerosos agujeros negros ocultos en la Vía Láctea.
Fuente: Astronomy & Astrophysics y La Vanguardia.
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