Friday 26 de April de 2024
INFORMATIVO | 14-03-2019 13:11

Confirman la antropofagia de los indios mexicas

Recientes investigaciones aseguran que estos aborígenes mexicanos practicaron esta actividad como parte de los rituales que buscaban agradar a sus dioses.
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Los mexicas, aborígenes que se asentaron en lo que hoy es el Distrito Federal tuvieron una élite muy poderosa, conformada por los gobernantes, sacerdotes y algunos guerreros. Estas personalidades practicaron la antropofagia o canibalismo, no como parte de su dieta sino en rituales de carácter religioso, según revelan las investigaciones del arqueólogo Gabino López Arenas. El especialista examinó cráneos, tibias, peronés, húmeros y mandíbulas que fueron depositados como ofrendas en el Templo Mayor y en otros recintos aledaños y que fueron desenterrados en los últimos años como parte de la puesta en valor de la zona, ubicada en pleno centro de la capital.

El Templo Mayor fue el centro espiritual de los mexicas, situado en el centro de Tenochtitlan, su gran capital, la antecesora de la actual Ciudad de México.

Los fragmentos de huesos humanos, que presentan marcas de corte y exposición prolongada al fuego, han permitido corroborar que practicaban la antropofagia durante el período posclásico, o sea entre el 900 y el 1521 d.C. López Arenas afirma que las víctimas fueron inmoladas y descarnadas inmediatamente pues estas prácticas tenían como propósito “absorber la fuerza divina que albergaba el cuerpo de los sacrificados. Para ellos, las víctimas humanas eran la encarnación de los dioses a los que representaban y, al comer su carne, practicaban una especie de comunión con la divinidad”, explicó el arqueólogo.

El investigador citó en su estudio al escritor español Francisco Cervantes Salazar quien, al referirse al ritual de la antropofagia, detalló las partes más preciadas del cuerpo humano por los mexicas: piernas y brazos eran las porciones más apreciadas y más comidas; manos y pies en exclusividad para el gran sacerdote y el gobernante. En cuanto a la sangre, ésta nunca se consumía ya que era alimento exclusivo de los dioses.

López Arenas añadió en su texto una cita de Diego Durán: “Dentro de la milicia mexica, uno de los privilegios de los guerreros que adquirían el rango de tequihua era poder comer carne humana en ciertas ceremonias. Para alcanzar dicho rango tenían que haber hecho al menos cuatro prisioneros en batalla. En determinados festejos podían vestir de algodón y traer zapatos en palacio, comer carne masculina y beber vino. Además, podían recibir parte del tributo entregado por los pueblos conquistados”.

Asimismo el investigadores, según consigna National Geographic,  mencionó que estos rituales se realizaban en fechas determinadas. Por ejemplo, en las fiestas del primer mes atlcahualo del año en el calendario mexica sacrificaban niños en honor de los dioses del agua o de la lluvia y, después de muertos los cocían y comían.

Mientras que en el mes tlacaxipehualizli, a los que sacrificaban en el templo de Huitzilopochtli los devoraban en la casa del guerrero que los capturó. “Cocían la carne y daban a cada comensal un pedazo en una escudilla o cajete. Las ofrendas humanas eran entregadas a los sacerdotes para que llevaran a cabo la occisión ritual (muerte violenta) y así aportaran la energía vital de los seres humanos a los dioses: la de los guerreros cautivos sería destinada al Sol y la de los esclavos a los dioses del agua y de los mantenimientos”, finalizó.

 

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