Se viene el verano y el partido de La Costa toma la posta en cuanto a lugares de mucho interés para la pesca deportiva. Todas las playas de cada uno de los balnearios que recorren de punta a punta el partido tienen diferentes opciones para dar con la pesca en general. En algunos vamos a encontrar muelles, en otros canaletas profundas cercanas a la orilla, en algunas rías que se introducen en el mar, escolleras de piedras que nos hacen de muelle o evitan el golpe constante de la ola produciendo piletones de aguas calmas e innumerables opciones con particularidades diferentes en cuanto al suelo.
Existen los pesqueros populares donde podemos llegar caminando o en vehículos normales, pero sabemos que si encontramos algún otro lugar donde sólo llegamos con camionetas o jeeps 4x4 seguramente estaremos en un pesquero sin una carga masiva de pescadores, por lo que vamos a tener más posibilidades de realizar una buena pesca. Sin dudas, la que más se destaca en estos casos es la de surfcasting, modalidad en la que se emplean cañas de lanzar para intentar a distancia, también conocida como surffishing.
Equipos utilizados
Se puede pescar tanto con reeles frontales como rotativos, según el tipo de caña que utilicemos. Hoy los elementos de pesca han avanzado mucho y las modificaciones son cosa común en el armado de reeles. En su momento el pescador empleaba cañas para reel frontal a fin de lograr mayor distancia, pero hoy existen aficionados que con reeles rotativos y nuevas alternativas en el lanzamiento logran mejores y mayores distancias.
Quizás podamos adecuar nuestros equipos si tenemos viento de frente. En estas circunstancias muchas veces no podemos controlar la velocidad en el giro del carretel rotativo y producimos muchas galletas, enredos que nos harán cortar nuestras líneas y seguramente será una pérdida de tiempo para desenredar o cambiar la carga del tambor. En estos momentos se están utilizando cañas que van desde 3,50 hasta 4,50 m de largo, con distintas potencias y diferentes posibilidades de carga, es decir, varían su potencia de acuerdo con el máximo peso de plomo que pueden soportar en el lanzamiento, cosa que también va de la mano del estado y potencia del tirador. Los reeles generalmente están cargados con distintos grosores de nylon monofilamento, salvo excepciones en las que algunos pescadores en distintas circunstancias optan por el hilo multifilamento.
Para lograr distancia, tanto reeles frontales como rotativos deben estar cargados con diámetros muy finos, con el riesgo que significa. A eso le atamos chicotes pegados o trafilados con el grosor necesario para no cortar en el lanzamiento. En cambio, si la pesca es costera, podemos cargar nuestros reeles con monofilamentos que vayan del 0,28 al 0,33 mm. A esto debemos sumarles chicotes (salidas) que pueden ser pegados o trafilados, en diámetros desde el 0,31 al 0,70 mm.
También vamos a encontrar salidas que superen el 0,80 mm, que pueden usarse para realizar tiros de péndulo o plomos muy pesados. Algo fundamental en el mar para la pesca de costa es la elección de los plomos. Siempre debemos llevar varios modelos de entre 150 y 240 g. Los más usados son los llamados satélites, peras con aletas, de destrabe. Y en caso de mareas suaves y poca correntada, cuando necesitamos que nuestro aparejo se mueva, empleamos los tipo pera o huevos. En materia de líneas, hoy existe gran diversidad. Tenemos de variada común con uno o dos anzuelos y las tipo byclip simples o de doble anclaje. A estos aparejos debemos armarlos con nylon grueso y brazoladas no menores al 0,60 mm, no sólo por la especie a capturar sino para que no vuelva todo enroscado. En anzuelos vamos a darle la derecha a la elección del pescador: cualquier tamaño y modelo siempre tiene un porqué y cada uno es libre de decidir su empleo.
Una hermosa jornada
En una mañana soleada recibí el llamado de mi amigo y compañero Claudio Crisci, que me propuso salir inmediatamente a realizar un relevamiento en cercanías del balneario Las Toninas, lugar donde ya había estado y había tenido respuestas satisfactorias de una gran variedad de especies. Ni dudé en aceptar la invitación y llamamos a Leandro Ponce, un guía local y pescador de pura cepa, para que nos acompañara en la travesía. Llegamos a media tarde y aún nos quedaban un par de horas para hacer playa e intentar pescar. No perdimos un solo minuto y encaramos con ambas camionetas doble tracción hacia el pesquero elegido.
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El viento era intenso, pero algunos médanos nos brindaban reparo y hacían de sostén para poder armar tranquilamente todo lo que íbamos a utilizar. Aprovecharíamos a favor el viento, logrando lanzar buenas distancias mar adentro. Cruzamos las camionetas y comenzamos a pasar los nylons por cada una de las cañas. Con todo armado sacamos las carnadas (anchoa, calamarete, langostino, camarón y magrú, que estaban bien refrigeradas) y encarnamos con diversas alternativas. En algunos casos usamos una sola opción y en otros hicimos el típico sandwichito para lograr volumen y diferentes aromas. Fuimos arrojando cada una de las cañas y luego clavábamos el posacaña o haragán, para luego depositarlas allí y esperar el pique.
En esta oportunidad se usaron plomos con destrabe, por lo cual la línea quedaba bien anclada y podríamos ver perfectamente el pique en la punta de la caña, manifestándose con cabezazos propios de algún pez o bien un aflojón producto de haberse levantado la línea una vez de que hayan comido la carnada. Así fueron dándose gran cantidad de rayas, bagres de mar, brótolas y algunas roncadoras.
En busca de las corvinas
Estábamos viviendo una jornada muy divertida, que siempre nos mantuvo activos, en acción constante. Caía la noche y el fresco se hacía sentir, por lo que decidimos retornar al hotel, tener una buena cena y volver bien temprano por la mañana para tratar de dar con las corvinas. Con el amanecer en el horizonte fueron los aparejos al agua, en un mar casi planchado. Seguía firme la variada en general, pero un cabezazo bien característico del pique nos dio la primera corvina del día, una hermosa rubia de casi 2 kg de peso. Entusiasmados y pelando más langostinos, seguimos con la meta de insistir con esa pesca y realmente nos fue muy bien, mechando con brótolas grandes y en buena cantidad.
En el frenesí de la pesca vimos que una de las cañas aflojaba todo el sedal. Claudio salió corriendo a su encuentro para ponerse en contacto con la pieza, pero lamentablemente trajo el aparejo con la brazolada cortada producto de algún animalito dentado, se imaginan el humor de ese pescador. Así fueron pasando las horas y llegaba el momento del regreso para estar temprano en Capital Federal. Nos saludamos con la promesa de pronto volver por la rica variada costera pero recorriendo más hacia el sur. Pescadores, preparen sus equipos que se viene una gran temporada de pesca en nuestros balnearios.
Nota completa publicada en revista Weekend 543, diciembre 2017.
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