Yurtas: las carpas mongolas llegaron al glamping

Desde hace tiempo el glamping se ha impuesto como una alternativa muy interesante para aquellos que quieren disfrutar de la vida al aire libre pero sin prescindir de ciertas comodidades. En este afán por ofrecer una experiencia de camping más lujosa, han ido surgiendo propuestas muy llamativas, entre ellas las yurtas, las características carpas utilizadas por los mongoles, pero ahora readaptadas al confort y el turismo.

Las yurtas son carpas circulares de buen tamaño y considerable altura, suficiente para que uno pueda estar parado adentro. Sus orígenes se remontan a varios siglos atrás, en Asia Central, donde los mongoles las adoptaron como una parte esencial de su vida nómade.

En nuestros días las yurtas han sido readaptadas para ofrecer una experiencia de glamping totalmente diferente. Tenemos el caso de Patagonia Camp, una propuesta cerca de Torres del Paine, en la Patagonia chilena, que ofrece estas amplias carpas para hospedar a varias personas, con comodidades que van desde baño completo y sala de estar, hasta terraza privada y jacuzzi externo.

Las yurtas se montan en base a un entramado de listones de madera cruzados. Su tamaño varía de acuerdo a la cantidad de personas que se desee hospedar, con un diámetro de 5 hasta 7 metros. La altura de la pared varía de 1,40 a 1,85, mientras que la parte más alta, conocida como corona (el agujero del techo), alcanza los 3 metros de alto.

Además, una de sus principales ventajas es que no se monta directamente sobre el suelo, sino sobre una plataforma de madera, lo que permite que se pueda instalar en diferentes tipos de superficies, ya sea duras, como piedras, o más blandas o inestables, como arena o nieve.

Las yurtas son lo suficientemente espaciosas como para equiparlas con todo tipo de comodidades o elementos decorativos, sin dejar de lado que también nos permiten disfrutar de los sonidos, imágenes y olores que nos ofrece la naturaleza.

Tampoco hay que dejar pasar que la mayoría de estas carpas son de color claro, lo que permite aprovechar al máximo la luz natural, ya sea para iluminar como para mantener el ambiente lo más cálido posible.

 

Fuente: Diario de Mendoza