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ARMAS | 13-11-2017 09:22

Armas: cómo evitar los cañones oxidados

Cómo quitar oxido de las partes metálicas de las armas y rayones de las piezas de madera.
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En el orden de prioridades del tirador o cazador debe estar primero, siempre, mantener limpias y lubricadas las partes metálicas de sus armas de fuego. Desde el cañón, hasta la culata. Es fundamental adquirir la costumbre de constatar visualmente de manera asidua el estado del arma. Para facilitar esa pulcritud es absolutamente necesario guardarlas en un lugar seco, en el cual no quepa ninguna posibilidad de que estén amenazadas por la humedad ambiente. ¿Un secreto para conseguirlo? No envolverlas en telas, porque eso no las aísla. Luego, siempre hay que revisarlas, aun fuera de temporada. Como mínimo, cada tres meses.

Proteger el cañón. Es una de las partes más importantes del arma. Mantenerlo aseado es clave para su uso. La lluvia durante una cacería puede perjudicarlo, pero existen dos razones más a las que hay que atender, aun cuando no se efectúan disparos. La transpiración de las manos: la de algunas personas percude al ser mas ácida que la de otras. Y la sangre de una presa sobre el caño: tiene una consistencia muy abrasiva y puede presentarse por una salpicadura o a través de nuestras propias manos cuando tomamos la presa.

Elementos. Quien practica tiro a conciencia, usualmente desarrolla el hábito de proteger y limpiar su escopeta después de cada actividad. Insistimos en la obligación de hacerlo de forma rutinaria para evitar inconvenientes. La lista de elementos con los que debemos contar está integrada por una baqueta de madera, metal o de soga, con sus cepillos de bronce o metálicos; cepillos de felpa, retazos de tela de algodón, aceites lubricantes en botellitas o aerosol, líquido limpiador de metales y pólvora, un rollito de virulana extra fina, y una nuez.

La técnica. El método a emplear prevé el protagonismo del aceite lubricante en el exterior del arma. Es esencial que éste sea de calidad para preservarla durante largos períodos de tiempo. Subrayar el cuidado especial en el mantenimiento para evitar la aparición de manchas de óxido. De surgir rayones por el uso, lo primero que no hay que hacer es desesperarse. Luego, tomar la baqueta con el cepillo de bronce de acuerdo a la medida de los caños, y pasarlo un par de veces longitudinalmente con líquido especial removedor de restos de pólvora y de humedad.

El pavonado. Pasar el cepillo de acero o bronce, luego la capa de virulana al interior del caño, y dejar actuar el líquido desincrustante. ¿Un consejo? Quitar los restos de suciedad con tiras de tela de algodón en la punta de la baqueta. Si en el exterior del caño se presentasen zonas con óxido sobre pavonado, retirarlas deslizando una virulana embebida en aceite (por ejemplo, WD 40). Antes de avanzar sobre el pavonado, chequear la profundidad y el tamaño del daño de esta zona siempre conflictiva cuando se oxida. Antes debemos probar el remedio en las zonas cubiertas para saber cómo responden. Por ejemplo, donde el caño apoya contra la madera. Dependiendo del uso, el pavón ahí puede estar desgastado, o faltar. Como el caño suele estar pulido en ese lugar, es imprescindible procurar que la limpieza no lo dañe. Si la oxidación se produjo por contacto con sangre, el deterioro es mayor. Aplicar un pincel de uñas con algo de pavón líquido es la mejor forma de reparar el daño. Lubricar el interior y el exterior del arma con aceite, garantiza el éxito.

Nota completa publicada en Revista Weekend 542, noviembre 2017

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Horacio Gallo

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