Adiós a un mito: por qué la pesca no es aburrida
Los más escépticos encontrarán en las modalidades con artificiales propuestas exigentes y de mucha acción.
Por Néstor Saavedra
Lamentablemente, mucha gente piensa que pescar es algo pasivo, de largas esperas, en definitiva, aburrido. El típico pescador en el imaginario social es un hombre esperando con una caña y una boya a que un pez se digne a pasar por su anzuelo. Sin embargo, como muchos de los estereotipos, está equivocado. Desde hace siglos, el ser humano intentó reemplazar las carnadas naturales por carnadas artificiales en búsqueda de mayor rendimiento y vida útil del cebo. Con el desarrollo de la pesca deportiva, las modalidades con artificiales quedaron divididas en tres grandes grupos: la pesca con mosca, el trolling y la pesca en spinning y baitcast. A estas dos últimas suele clasificárselas en dos grupos, especialmente en países donde el desarrollo del baitcast es muy grande, como Estados Unidos y Brasil.
Básicamente, la idea de la carnada artificial es que imite lo que el depredador come, pero no con perfección y exactitud sino con cierto andar errático que tiente al pez a atacar, al notar que “no es uno igual de los demás aunque se parece”. Esto es lo que muchos creemos que los peces carniceros realizan: atacan, en primer lugar, al más desprotegido del grupo, al que no nada perfectamente bien o tiene alguna herida o algún problema.
La pesca con señuelos exige, entonces, cierta técnica que básicamente consiste es “darle vida” al artificial. Algunas moscas y señuelos lo consiguen simplemente con que el pescador recoja. En otros casos, el aficionado deberá recoger y parar, dar tirones cortos o largos con la punta de la caña, levantar la punta y bajarla... Hay señuelos que la simple correntada les da vida, cuando actúa sobre alguno de sus componentes dinámicos, como la paleta, pero otros que son pedazos inertes de metal a los que se debe mover para que un pez los ataque.
Por las razones expuestas la pesca con artificiales es activa. A las personas dinámicas siempre les recomiendo esta pesca, porque exige un notable estado físico y mental del pescador. En muchos casos hay que vadear (caminar por el lecho del río, laguna o mar) para llegar a los mejores lugares o hacer lanzamientos muy exigentes. Recuerdo el caso de la pesca del róbalo (snook) en Santos (Brasil) donde había que colocar el señuelo bien pegado a la vera. Diez centímetros más allá caía en la costa, totalmente enmarañada de yuyos y ramas. Diez centímetros más acá, el róbalo no picaba. Muchos peces exigen esta precisión, al punto que un gran tiro saca mucha diferencia. Y en muchos casos un tiro de precisión es festejado casi tanto como un pique casual en medio de un espejo de agua.
Estas pescas no permiten usar el celular, ni tirarse en una reposera o una silla: son tan activas que cansan. Por lo tanto, no hay más excusa: si no pescás porque creés que es aburrido, probá con un equipo de spinning, para empezar, en una laguna o arroyito con tarariras. Después me contás.
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