Nuestro destino era dar con los grandes tigres de río y para esta opción decidimos tomar rumbo hacia la ciudad de Concordia, Entre Ríos, en donde teníamos la invitación de Javier y Sergio, de Cabañas Puerto Dorado. Previo al viaje, Javier había chequeado cómo se venía desarrollando la pesca en esta zona y nos daba todos los datos precisos de que estos gigantes se hallaban muy activos tomando los cebos. Nos separaban 440 km desde Capital Federal. Tomando los accesos señalizados con carteles indicadores, emprendimos rumbo para el lado de Campana/Zárate y luego tomamos la RN 14 que nos llevaría al destino elegido.
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Después de haber recorrido los kilómetros mencionados, nos encontramos con Javier y su staff de trabajo, quienes nos daban la bienvenida con una riquísima cena y una charla sobre el lugar, anticipándonos cómo estaba la pesca en estos momentos. Nos confirmaba que los dorados venían tomando con mucha voracidad los engaños, tanto carnadas como señuelos. Nuestras expectativas por poder estar en el lugar de pesca se hacían inaguantables. Decidimos descansar, así al día siguiente bien temprano emprenderíamos la jornada de pesca.
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Siendo las 6:30 de la mañana, luego de haber recargado las energías del viaje con un rico desayuno que Javier nos tenía preparado, partimos rumbo al sector en donde se bajan las embarcaciones. El complejo cuenta con una rampa de material propia, lo que hace mucho más accesibles las bajadas. Por un camino privado transitamos los 200 metros que nos separan de las cabañas.
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Equipos
Con la embarcación casi lista en el agua, comenzamos a dar paso al armado de los equipos, compuestos por cañas de 20 a 50 libras (1 libra = 0,453592 kilo), reeles rotativos con multifilamento del 0,38 mm, líderes de acero de entre 20 y 40 libras y anzuelos N° 8/0 o 9/0 de la mejor calidad y penetración, ya que la boca es toda ósea y requiere de un buen cañazo. Como carnadas se utilizaron sabalito entero y morena: ambos anduvieron excelentes.
Para la modalidad de trolling empleamos señuelos de profundidad y media agua, equipados con anzuelos triples, niquelados y extra fuertes con sistema rattlin. Por último, antes de arrojar los señuelos o carnadas al agua, hay que tener muy en cuenta la regulación de la estrella del reel: ni muy floja que pueda llevar a clavar en falso, ni muy ajustada que provoque un corte. Es muy importante saber perfectamente para dónde ajusta y para dónde cede la estrella en caso de tener que hacer algún ajuste en medio de la pelea con el dorado, ya que el pez no perdona un error.
Nos contaba Javier que la pesca la íbamos a realizar entre dos pesqueros importantes, desde el límite de la represa Salto Grande hasta Salto Chico. Comenzamos la ruta de pesca y optamos por probar la modalidad de carnada viva. Nicolás decidió encarnar con morena para los primeros lances, y el resto del equipo optó por sabalitos enteros vivos.
Iniciamos las pasadas río abajo y los piques no se demoraron. Javier obtuvo la primera pieza de la mañana, un lindo ejemplar que superó los 13 kilos de peso. Sin más y aprovechando esta misma pasada, Omar también concretó el pique en su línea con un dorado muy peleador que acusó 9 kilos. Luego de las fotos correspondientes, los peces fueron devueltos de inmediato a su hábitat.
Al resultar tan positiva la pasada, volvimos al mismo punto de inicio. Y sin demorar, ni bien Javier paró la lancha, las líneas fueron al agua y a esperar los piques. Nicolás concretó una hermosa llevada sin casi dar tiempo a nada. Imperdible es la secuencia de ver esos magníficos saltos que regala la especie. Con la pieza capturada, pasamos a izarla: su peso fue de 12 kilos. Beso de despedida y devuelta al agua. La mañana venía más que satisfactoria porque en cada pasada levantábamos piezas de muy buenos portes. Optamos por hacer la última también en este lugar. Y Javier concretó otra excelente pieza, muy combativa.
Mientras Javier izaba un dorado que superaba los 14 kilos, al fin llegó mi momento. En la línea tuve una impresionante llevada, que casi no me dio tiempo a acomodarme. Increíble la manera en que sacaba multi de mi reel. Era el momento del cañazo firme. Luego repito la secuencia y en ese instante salta a la vista de todos una explosión en el agua, después de un espectacular salto y tirones que no daban tiempo a levantar las demás líneas. Corridas de un lado hacia el otro hasta que logro acercarlo a la embarcación, para luego poder levantarlo y tomar las fotos muy rápidamente, debido a que el pez estaba muy agobiado y estresado por tanta lucha. Una gran emoción y alegría al comprobar que acusó 21 kilos.
Un lugar increíble
Más que satisfactorias fueron las pasadas que habíamos realizado, por lo que Javier nos recomendó continuar la jornada en Salto Chico, entonces tomamos rumbo río abajo. En el lugar nos encontramos con muchas correderas, palos sumergidos y piedras. La modalidad elegida de pesca iba a continuar siendo con carnada viva. Nuevamente líneas al agua y casi de manera automática y sin demoras, los dorados tomaron con increíble voracidad las carnadas. Hubo muchos piques constantes, logrando varios ejemplares que oscilaron entre 6 y 12 kilos de peso.
Javier nos invitó ahora a probar con señuelos y volvimos río arriba, hacia el límite de la represa, y comenzamos con la modalidad de trolling. La primera pasada fue fallida, con algunos piques no concretados. Volvimos hacer la pasada y comenzó la diversión: piques feroces, concretando dobletes y tripletes. Pura adrenalina y los enredos que esta especie ocasiona. Lo más lindo es ver en este hermoso río a los tigres saltando por completo fuera del agua.
La jornada casi iba llegando a su fin. Sólo con medio día de pesca alcanzó para develar parte del misterio que esconden estas aguas. Obtuvimos muy buena calidad de piezas con portes que oscilaron entre 6 y 21 kilos y que nos dejaron exhaustos.
Concordia es conocida por ser uno de los mejores pesqueros de dorados, lo que se confirma en cada una de las salidas en que la visitamos.
Nota completa publicada en revista Weekend 536, mayo 2017.
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