Declarada Patrimonio Mundial por la Unesco, la ciudad extremeña de Cáceres fue un importante centro señorial en la Edad Media y el Renacimiento. Además recibió la influencia del Nuevo Mundo. Visitarla es hacer un impactante recorrido donde la piedra y el arte narran siglos de evolución, fusionando la impronta romana, visigoda, musulmana, judía y cristiana con toques andaluces y portugueses.

Lo más sorprendente aquí es la manera en que sus antiguas casas se adosan a la muralla original, aprovechándola como una pared más y creando una simbiosis arquitectónica única. Del período romano aún se conserva la imponente Puerta de Mérida, que da la bienvenida a un entramado de calles estrechas y sinuosas, flanqueadas por un sinnúmero de casas señoriales. Muchas de estas residencias aún son habitadas o utilizadas como espacios de fin de semana por las familias que las construyeron –como los Sánchez Paredes, Becerra o Aldana– y lucen orgullosas el nombre de su linaje en el pórtico.

Esta ciudad fue escenario de la principal lucha por la sucesión del trono de Castilla entre Isabel la Católica y su sobrina Juana la Beltraneja. Dado el apoyo de los extremeños a la Beltraneja, los vencedores los obligaron a "desmochar", es decir, a recortar las torres de las casas solariegas opositoras a modo de castigo. Sólo las familias leales a Isabel, como los Ulloa y los Ovando, pudieron conservar sus imponentes torres, convirtiéndose en los clanes más importantes de la urbe. Hoy, cada una de las aproximadamente 30 casas solariegas exhibe su escudo de armas en la entrada, un recordatorio de esta peculiar historia que moldeó la fisonomía urbana, con falsos balcones que antaño servían para arrojar aceite caliente a los enemigos.

Santander, la joya del norte de España
Tesoros arqueológicos y religiosos de Cáceres
La ciudad alberga también un Museo Arqueológico que resguarda el aljibe (foto abajo) más grande visitable, al que se accede a través de un pasaje subterráneo. Este aljibe, que originalmente formaba parte de un alcázar moro, fue cedido en el siglo XV al señor del lugar, Diego Gómez de Torres, con la condición de que los vecinos pudieran seguir utilizando el agua. Esta práctica se mantuvo hasta la década de 1950, evidenciando la importancia vital de la recolección de agua en una zona seca como lo es Extremadura.
Los edificios religiosos de Cáceres son igualmente imponentes y antiguos. La Concatedral Santa María es una joya arquitectónica, plena de rastros históricos y un museo eclesiástico que exhibe una rareza: un Cristo en la cruz tallado en un colmillo de elefante, una pieza que asombra por su singularidad y valor artístico.

En un atractivo contraste con el casco antiguo, la ciudad abraza la modernidad a través del Museo de Arte Contemporáneo Helga de Alvear. Inaugurado en 2021, se ha convertido en un referente cultural, albergando la que es considerada una de las colecciones de arte contemporáneo internacional más importantes de Europa. Con más de 3.000 obras de unos 500 artistas de los cinco continentes, tiene una exhibición permanente de 200 piezas, ofreciendo una visión profunda de las tendencias más vanguardistas del arte.

La colección de la galerista Helga de Alvear no sólo abarca fotografía, video e instalaciones, sino que también incluye obras del siglo XX, con piezas de maestros como Picasso, Kandinsky y Klee. Sorprendentemente, la colección también presenta grabados de Goya, a quien Helga de Alvear considera "el primer pintor contemporáneo", destacando su influencia atemporal. Artistas de la talla de Olafur Eliasson, Louise Bourgeois, Ai Weiwei, Joseph Beuys, Dan Flavin, Nan Goldin, Jenny Holzer y Anish Kapoor, entre muchos otros, forman parte de este impresionante acervo.
El edificio del museo, diseñado por el estudio de arquitectura de Emilio Tuñón, es una obra en sí misma: dialoga con el entorno histórico y potencia la circulación entre las diferentes zonas de la ciudad. Con acceso gratuito, y una variada programación de actividades y visitas guiadas, este Museo logró su cometido de democratizar el arte contemporáneo, acercándolo a todo tipo de públicos y consolidando a la capital en la que se emplaza Cáceres como un destino donde la historia y la vanguardia conviven en perfecta armonía.
Sabores de Extremadura: la gastronomía cacerense

La experiencia en Cáceres no estaría completa sin un recorrido por su rica y variada gastronomía, un pilar fundamental de la cultura extremeña. Los sabores de la dehesa ibérica son protagonistas, con el afamado jamón ibérico de bellota como estandarte, acompañado de exquisitos embutidos. Entre los platos tradicionales, destacan las migas extremeñas, un plato contundente a base de pan, ajo y pimentón, perfecto para reponer energías. La caldereta de cordero y el frite de cerdo son ejemplos de la cocina de pastores, con sabores intensos y auténticos. El pimentón de la Vera, con su característico aroma ahumado, es un ingrediente esencial en muchos platos y embutidos de la región. Para acompañar estas delicias, los vinos de la Ribera del Guadiana ofrecen una excelente opción. La ciudad cuenta con una amplia oferta de restaurantes, desde los más tradicionales hasta propuestas de vanguardia, donde se puede degustar esta rica herencia culinaria.

El almuerzo durante esta visita fue en el acogedor restaurante Madruelo (foto arriba), un acogedor interior de paredes blancas que sirve un menú de pasos o a la carta de primer nivel. Comenzó con unos bocados deliciosos y una variedad de quesos que estaban identificados por nombre y sitio de procedencia, la célebre Tabla de queros de la tierra. Le siguió una deliciosa Ensalada de perdiz (foto arriba), elegimos entre Solomillo de ibérico con miel y romero o Bacalao con boletus, para terminar con una Tarta de chocolate muy especial. El sitio es tranquilo y, por tener las mesas separadas y un atención muy individualizada, se presta para la charla y para pasar horas saboreando sus propuestas. La cena fue en Tapería Yuste Restaurant (foto abajo) del espectacular NH Palacio de Oquendo, con una ubicación céntrica y un corazón de realeza que se nota en cada detalle, escultura y ventanal. Allí pudimos elegir entre sentarnos adentro o en la popular vereda, para elegir tres tapas que, más que tapas eran platos en sí mismas, para comer en la tranquilidad de un salón casi vacío.

El hotel es espectacular y las habitaciones amplias (86) tienen un sorprendente techo abovedado. Vienen provistas de máquina de café y pava eléctrica, para poder preparar la bebida favorita en cualquier momento. Son absolutamente silenciosas, para disfrutar de un descanso reparador antes de seguir recorriendo este destino tan especial.

Más allá de su patrimonio estático, Cáceres vibra con un calendario de eventos y tradiciones que atraen a visitantes durante todo el año. La Semana Santa cacereña, declarada Fiesta de Interés Turístico Internacional, es una de las más impresionantes de España, con procesiones que recorren el casco antiguo en un ambiente de profunda solemnidad y belleza.





























Comentarios