Santander, capital de Cantabria al norte de España, es una ciudad ubicada sobre montañas, por lo que al caminarla se sube y baja constantemente. Orientada hacia el sur en el mar Cantábrico, tiene una bahía que la hace mirar hacia el sur. La caminata se puede hacer a lo largo de la costa, trayecto más largo, o explorar sus calles viendo casas y edificios hermosos en subidas y bajadas. Las playas públicas van bordeándola. El Sardinero es la más conocida, presidida por un hotel de lujo del mismo nombre. Muy cerca está el Palacio de la Magdalena, una visita que no se pueden perder. Es una zona turística, con bares y restaurantes. El desayuno típico consiste en té o café, jugo de naranja y una porción de tortilla (5 euros). No está nada mal para empezar el día.
El centro de la ciudad tiene sus propias y variadas atracciones: desde la enorme Catedral gótica que está construida sobre otra iglesia del siglo XII y visitando las dos por 1 euro hasta se ven, en la de abajo, restos de baños romanos.La zona fue presa de un incendio que arrasó el casco antiguo (de madera) en 1941 y que terminó modificando la vida y el aspecto de la ciudad. También hay mercados donde comer y comprar provisiones como el Del Este y, al lado, una romería llena de puestos que venden prendas de segunda mano o a muy bajo precio. No faltan las típicas plazas españolas rodeadas de edificios y sin calle, y parques y jardines acogedores. Ah, para evitar las subidas y bajadas, en algunas veredas hay cintas transportadoras como las de los aeropuertos y hasta un puente peatonal de 32 años que atraviesa la montaña.
En el puerto, desde donde parte el ferri hacia Cork (Irlanda), hay varias atracciones interesantes como el Faro de Cabo Mayor, que cambió al farero por un centro de exposiciones, pero el mayor atractivo es el Centro Botín, una moderna galería de arte abierta al público con solo cinco años de existencia para exhibir el patrimonio acumulado por la familia dueña del banco Santander (8 euros). El diseño del edificio incorpora una terraza de acceso gratuito que brinda vistas panorámicas de Santander (gratis). Hasta el ascensor es una instalación artística.
La visita al Palacio de la Magdalena, en una península elevada de la costa de Santander, vale la pena. La entrada sale 5 euros y se recomienda comprarla on line porque los turnos se agotan rápido. Con la divertida guía de Marisa, los turistas visitan la residencia de verano de del Rey Alfonso XIII, quien llegó a la zona junto a su esposa escocesa Victoria de Battenberg para disfrutar de los baños medicinales de oleaje en El Sardinero.
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Tiene estilo inglés con influencias francesas y fue construido con aportes voluntarios de los vecinos en 1913. Allí descansó la familia real hasta el exilio en el ‘31. Además de ser escenario de la serie Gran Hotel, se mantiene como alojamiento para las visitas de Don Felipe y Doña Leticia. Aunque posee poco mobiliario (la reina era austera), todo es original, cada techo tiene una boiserie distinta y entre los cuadros hay uno de Victoria firmado por Juan Sorolla. También aquí se dictan los cursos de verano de la Universidad Internacional Menéndez Pelayo, entidad que contribuyó en la restauración.
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