En el corazón de Extremadura, la histórica ciudad de Trujillo se alza como un tesoro arquitectónico y cultural, donde cada piedra narra siglos de historia. Con un pasado que entrelaza la presencia de romanos, visigodos, musulmanes, judíos y cristianos, esta localidad ofrece una inmersión profunda en la rica herencia española, destacándose por su imponente Plaza Mayor y sus fortificaciones medievales.
Justamente esta Plaza Mayor es notablemente más extensa que las de otras ciudades históricas españolas. Está dominada por la imponente estatua ecuestre de Francisco Pizarro, el conquistador del Imperio Inca que nació en estas tierras. Justo enfrente, en la fachada del Palacio de la Conquista, se puede apreciar el rostro esculpido de Pizarro junto al de Francisca, su hija con una princesa inca, un detalle que subraya la conexión transatlántica de la ciudad.
Los flancos de la plaza están engalanados por casonas señoriales del siglo XVI, como la de los Alba, el palacio del Duque y la de los Orellana. El entorno es una amalgama de edificios renacentistas que conviven armoniosamente con la arquitectura popular, todo resguardado por los vestigios de la antigua muralla defensiva.
Fe y conquista en Trujillo
Las iglesias de Trujillo son testigos de la evolución de la ciudad. La principal, Santa María, de estilo gótico y románico, invita a un recorrido por sus naves donde antiguas lápidas en el suelo revelan las sepulturas de quienes descansan bajo sus techos. En ella se distinguen los sectores exclusivos de las familias patricias como los Chávez, los Vargas o los Loaysa, y sorprende un juego de realidad virtual gratuito cerca de los confesionarios, que añade una dimensión moderna a la visita. Subir al coro por su estrecha escalera ofrece una vista privilegiada del templo y sus vitrales.
Santander, la joya del norte de España
La iglesia de San Martín de Tours, más pequeña y céntrica, complementa la experiencia. Como explica el guía David, "en las iglesias es donde ves la evolución de la ciudad. Son los monumentos principales de muchos sitios en España". En Trujillo, los clanes Altamirano, Añasco y Bejarano no sólo tenían sus espacios privados en el templo, sino que también contribuyeron generosamente, dejando una huella de riqueza en el patrimonio religioso.
La historia de Trujillo se palpa en cada rincón, y dos puntos clave son la Casa Museo de Pizarro y el Castillo. Donde nació el conquistador se ofrece una mirada íntima a los orígenes de uno de los personajes más controvertidos de la historia. La entrada tiene un valor de 2 euros.
En lo alto de la colina, el Castillo domina el paisaje. Tiene un vasto patio interno que a menudo alberga festivales, una muralla perimetral con almenas y un aljibe árabe que, dada la sequedad de Extremadura, era crucial para almacenar agua de lluvia. El acceso al perímetro de almenas y torres brinda vistas espectaculares de los tejados rojos de la ciudad y de la plaza de toros a lo lejos. Curiosamente, esta fortaleza fue la casa de los Lannister en la popular serie Juego de Tronos, al igual que los campos aledaños sirvieron de marco a la Batalla de Invernalia en la que triunfó John Snow. Dentro del castillo, la capilla de la Santísima Virgen de la Victoria guarda una pequeña estatua que mira protectora hacia la ciudad desde una ventana. El acceso al castillo también tiene un costo de 2 euros.
Hasta el antiguo cementerio de la Vera Cruz se encuentra dentro de los límites de la ciudad, añadiendo otra capa singular a su trazado
.
Gastronomía extremeña
La jornada en Trujillo puede culminar con una experiencia culinaria de primer nivel. El restaurante Corral del Rey, galardonado con una estrella Michelin durante varios años consecutivos, ofrece un menú de 9 pasos por 45 euros (bebida aparte), una propuesta para los paladares más exigentes. A la salida, el camino de regreso al precioso hotel Eurostars Palacio Santa Marta, situado a pocos metros, regala una vista distinta de la Plaza Mayor, iluminada después del anochecer. Un elegante palacio del siglo XVI reconvertido en un lujoso hotel junto a la Plaza Mayor. Tras diversas reformas, incorporó comodidades modernas sin perder su carácter palaciego. Entre sus instalaciones destacan una piscina al aire libre y una tranquila terraza. Su ubicación en el casco histórico permite explorar Trujillo a pie, disfrutando de su arquitectura y gastronomía.
En verano, la luz del día se extiende hasta pasadas las 22:30, prolongando el encanto de las veladas trujillanas. Trujillo no es solo un destino, es un viaje a través del tiempo, una ciudad que invita a explorar su historia, admirar su arquitectura y dejarse seducir por sus paisajes y sabores, dejando una impresión imborrable en cada visitante.
Galería de imágenes
Comentarios