Durante casi 25 años vengo recorriendo esta hermosa Argentina, bastante complicada con sus vaivenes económicos, pero con un potencial increíble para el turismo y la pesca deportiva, pocas veces he visto aquello que muchos pescadores reclaman, hacer una salida de pesca que brinde un lugar apacible para la familia y además con muy buen pique sin necesidad de embarcarse o incluyendo también a mujeres y niños tratando de transmitir lo que tanto nos apasiona.
Un hermoso delta
Todo esto en un entorno de naturaleza pura que lo encontramos en el kilómetro 14 del acceso a Villa Paranacito, donde se encuentran las Cabañas Puerto Alto Delta, un emprendimiento que se inició en el 2004 que brinda la oportunidad de comprar un lote con costa, para tener amarra propia y así disfrutar más tiempo del río abierto y menos del tránsito náutico, en el magnífico y natural entorno del Delta original.
Descubrimos este paraíso al contactarnos por una red social con Susana Truelsen, quien administra las cabañas y nos puso en contacto con el dueño, Roberto Jacobs, ambos oriundos de Villa Paranacito y conocedores como pocos de este bello entramado de arroyos e islas.
Originalmente se trataba de una serie de pantanos que fueron rellenados para convertirlos en este barrio náutico gracias a la realización de un canal de conexión con el arroyo Sagastume, que se conecta con el arroyo Martínez, y de esta manera tener una vía navegable desde las guarderías del Tigre hasta las cabañas. Además, las plantaciones de nueces pecán son otro condimento que nos brinda este hermoso lugar.
Llegamos un sábado al mediodía y nos alojamos en una de las cómodas cabañas con capacidad para 5 o 6 personas totalmente equipadas, ideales para disfrutar en familia o con amigos. Disponen de aire acondicionado, ropa de cama, vajilla y lo más lindo, un paisaje rodeado de plantas, flores y arroyos donde se respira paz y naturaleza.
Boya que se mueve, pesca
Rápidamente armamos dos equipos de pesca, en mi caso una para la práctica de baitcast con señuelos y para mi acompañante y debutante en la pesca, Gladys Barboza, un equipo de spinning para la pesca con boyas.
Caminamos unos 30 metros hasta el arroyo que se encuentra en cercanías del complejo y allí comenzamos la pesca con boyas plop y encarnando con pequeños sabalitos y dientudos que obtuvimos en el puesto El Amanecer, ubicado en ruta 12 km 108.
Le explicamos a la debutante pescadora cómo era el proceso de abrir el pickup del reel y el lanzamiento, rápidamente lo entendió y logro su primer lance correcto; luego le explicamos cómo mover la boya para atraer a los peces. Cabe aclarar que una boya en movimiento tiene más chances que una boya quieta. Primer tiro y primer pique, una gran palometa hundió por completo a la boya y la pescadora de esta manera concretó la primera captura del día. Luego de la devolución, encarnamos otro sabalito otra vez en acción.
Segundo tiro y segundo pique inmediatamente, esta vez las piruetas de un doradillo nos demostraron que se trataba de otra especie y aún más deportiva. Dos piques: dos capturas. ¿Suerte de principiante?, creo que no porque al margen de hacernos casos con las indicaciones, ella sola se dio cuenta de que no debía dejar de ejercer presión sobre el pez y nunca se apuró, solo lo arrimó cuando el pez ya se había cansado.
Baitcasting presente
Luego de semejante comienzo, dejamos a la pescadora seguir con sus éxitos y comencé a buscar la tercera especie que sabíamos que estaban ahí, las deportivas tarariras.
Armé mi equipo de baitcasting y comencé a realizar lances paralelos a la costa empleando señuelos pesados y con rattling (sonajero) interno, mientras paseaba mi artificial sin respuestas. Mientras tanto, la pescadora pedía ayuda nuevamente, esta vez otro dorado, pero de mayor porte. Se mostró en su primer salto y dio una linda batalla que la paciente pescadora supo trabajar correctamente para cansarlo y arrimarlo a la orilla.
Una gran sonrisa en la foto para la devolución y por supuesto la cruel cargada del 3 a 0 haciendo alusión a una disputa futbolera. El resultado era claro, pero qué más quería yo que pesque mi compañera, una buena impresión en su debut sería clava para iniciarla en este deporte.
Seguimos insistiendo en bait, sabíamos que tarariras había y por fin tuvimos la primera recompensa, un ejemplar mediano tomó con certeza el artificial y luego de lindos saltos pudimos obtenerla.
Esta primera captura tuvo un efecto de activación sobre las demás tarariras, y comenzó el festival de piques. Una docena de capturas con este tipo de señuelo fue suficiente para demostrar su eficacia.
Mientras tanto, Gladys también obtuvo un par de tarariras, completando esta terna altamente calificada de dorados, tarariras y palometas, un gran debut sin lugar a dudas en apenas tres horas de pesca de orilla y solo a unos metros de las cabañas donde nos hospedamos, una combinación de servicios y pesca que son difíciles de encontrar.
Villa Paranacito y las Cabañas Puerto Alto Delta están a solo 170 kilómetros de Capital Federal, ofrecen naturaleza, paz, excelentes servicios y muy buena pesca de costa, ideal para pasarlo en familia o con amigos.
at Gabriel López Rivera
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