Entre Ríos: bogas en el Paraná Guazú

Los fines de semana largos son ideales para salir a pescar, y en nuestro caso, aprovechamos para navegar por el Río Paraná Guazú e intentar con las bogas. Ya las 9 de la mañana estábamos partiendo de la Guardería Náutica Marinas, río abajo buscando algunos reparos y pequeñas lagunas que se forman detrás de los juncos, con muy poca profundidad, y prácticamente sin corriente, lo que permite pesca tanto a flote como a fondo.

Del puente navegamos hacia la izquierda, llegamos al Riacho Brasilero, el cual permite cortar algunos metros y ganar algunos minutos de navegación. En el mismo, en sus costas muchos grupos de pescadores arman su ranchada para pasar el día inclusive con carpas para quedarse a la noche también. Estimamos que pescadores o guías de la zona cobran su servicio de acercarlos e irlos a buscar al otro día. Este rio es muy corto, pero con unas hermosas costas con barrancas en las cuales nos tomamos algunos minutos tirando artificiales contra la costa, en busca de algunos doradillos, pero no tuvimos suerte, así que seguimos navegando hasta llegar al río Pagé en el margen derecho del Guazú. 

Ingresamos buscando alguna orilla con remansos para intentar de fondo en busca de las bogas, pero no teníamos actividad ni piques. Decidimos buscar sobre la costa del rio principal, en cuyo centro tiene más de 30 m. de profundidad. Dimos con una entrada que nos gustó, anclamos, y medimos 2 m. de profundidad. Las líneas fueron al agua y para seguir con las malas, no teníamos piques ni de bagres. 

Decididamente optamos por cambiar de lugar y sobre el margen derecho encontramos una hermosa laguna de más de 300 m. con muy poco nivel de agua, por lo que no nos permitía ingresar. Así que anclamos en la boca y comenzamos a tirar nuestras líneas con un plomo corredizo redondo de 10 gr. y una brazolada de 1 m. para que trabaje bien libre la carnada, la cual alternamos entre maíz remojado en vainilla, daditos de salamín y lo que más resultado nos terminaría dando, los cuadraditos de filet de sábalo. Con este cebo, finalmente obtuvimos la mayoría de las boguitas, en segundo lugar de la preferencia aparecían los granos de maíz. 

Había muchísima actividad también de grandes carpas entre los juncos, pero se nos hacía difícil acercarnos por el bajo nivel de agua. Vale recordar que hace varios meses que el Guazú viene sufriendo bajantes muy fuertes, complicando la navegación en pequeños arroyos. Con algún mojarrero y lombriz es increíble la cantidad de mojarras, ideales para tentar a los doradillos, que en estos meses todavía no están presente, no sabemos la explicación, ya que en invierno tomaban nuestras líneas de pejerrey y ahora no están. 

En conclusión, dimos con muchas bogas muy chicas, estimando que de a poco irán arrimando las más grandes. Para dar con ellas, ya para fin de mes estamos planeando una navegación un poco más lejos, con un pescador amigo de la zona que nos llevará a esos lugares que conocen muy bien los lugareños y que están cebados con maíz constantemente. Teniendo en cuenta la profundidad, y por comentarios, es preciso anclarse en lugares con unos 12 m. de profundidad.