Con el recuerdo bien fresco de lo que vivimos hace ocho meses en nuestra última visita a la localidad de Ramallo, con una fantástica pesca de dorados, volvimos en los últimos días para confirmar la continuidad de ese buen momento de piques en abundancia.
Tarariras: el juego de los colores
Tal como pasó en el verano pasado, salimos a pescar con Fernando Rolandi, quien nos adelantó que había crecido notoriamente el promedio de los dorados que se obtenían. Con ese dato llegamos más que esperanzados a la guardería Náutica Ramallo, donde el guía suele esperar a sus clientes para entrar al río.
Llegamos bien temprano y embarcamos con los equipos preparados para hacer un rato de variada anclados. En esa modalidad buscando patíes y algún cachorrito de surubí que en estos días se ha empezado a ver en la zona. Pescamos alrededor de una hora aproximadamente obteniendo muchos amarillos de porte pequeño que picaban de una manera inusitada, no dejando la chance de obtener alguno de buen porte u otra de las dos especies que queríamos lograr, así que luego de ese tiempo, decidimos ir a castear otros lugares elegidos por nuestro amigo.
Comenzamos a hacer lances contra la costa, entre barrancas con árboles caídos en el agua, con muchas ramas que asomaban. Entre esos difíciles y específicos lugares estaban ellos: dorados que en esta ocasión picaron con muchísima más vehemencia que en nuestro viaje anterior. Pero lo que más sorprendió fue el tamaño de las piezas que obtuvimos. Durante unas 4 horas fuimos logrando muchísimos ejemplares de un tamaño aproximado de entre 1,5 y 3 kg, con seis extracciones de capturas de entre 4 y 5 kilos, más otros que se nos escaparon de similar peso y el último, que podría superar los 6 kilos.
El turno del vadeo
Luego de un almuerzo liviano debajo de una buena sombra, llegó el turno de vadear en los bancos de arena, otra modalidad muy linda que dio resultados similares a los que logramos desde la embarcación. En cambio, no pudimos conseguir ninguno en fly, otra técnica muy atrapante que puede realizarse en la zona, pues el día era muy ventoso y se dificultó poder engañar a los lingotes con las moscas, así como castear correctamente.
Tras una jornada llena de buenos piques y una totalidad de devoluciones al agua como corresponde, alrededor de las 16 decidimos regresar a la náutica y emprender la vuelta a nuestra ciudad de Chacabuco con la convicción de que el Paraná sigue en un excepcional momento. Muchos dorados, variada y un futuro promisorio si lo seguimos cuidando.
Servicios:
- Fernando Rolandi. Guía en Ramallo, provincia de Buenos Aires. Tel.. (02352) 40-2644.
Comentarios