Thursday 17 de October de 2024
PESCA | 21-07-2024 10:00

Blanca Chica: a fondo desde la costa

A 370 km de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires, la laguna Blanca Chica se encuentra muy poblada de pejerreyes de todos los portes, con algunas sorpresas de 35 cm y récords de 66. Todo un desafío para los amantes de la pesca costera. Además, buenos servicios.
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El pronóstico no era muy alentador para este relevamiento de la laguna Blanca Chica, en Olavarría, un espejo con servicios inmejorables para las familias pescadoras, pero tras contactarnos con Martín Guevara y Mauricio Cea, de la casa de pesca El Matungo, viajamos igual: ellos nos guardarían un espacio con buena arboleda para refugiarnos en caso de necesidad. Así que sin dudarlo viajé en compañía de mi padre –Alberto– y de Carlos Cea, el progenitor de Mauricio. El lugar estaba garantizado y, al parecer, la buena pesca también. Así que para llegar descansados hicimos noche previa en Azul, a 300 km de la Capital Federal, para salir la mañana siguiente previendo la posibilidad de niebla. Desde allí sólo nos restaban 50 km de asfalto y unos 17 más de camino de tierra en buen estado hasta la laguna, ámbito habilitado hasta este relevamiento sólo para la actividad de orilla, siendo permitido el acceso embarcados, sólo dos días a la semana, desde el lunes 15 del corriente. 

Comienzo de jornada

Abastecidos de mojarras vivas en el local de nuestros amigos (carnada predominante para la pesca de pejerreyes de costa), llegamos al predio justo cuando estaban sirviendo el desayuno. Así que aprovechamos esta instancia para conversar, degustar unas bebidas calientes y armar las líneas que íbamos a utilizar: un aparejo de dos anzuelos Nº 1 sobre brazoladas largas, de más de 80 cm, con bajadas realizadas con entorches de plástico forrados en nylon, debido a que el fondo de la laguna es de piedra y, si la línea roza mucho, puede cortarse en caso de traer una pieza de tamaño considerable. 
Un dato a tener en cuenta antes de viajar es que, en la actividad costera, se permite pescar solamente durante los fines semana y los feriados. La idea es preservar el ámbito de 150 hectáreas de superficie, habitado por dientudos, bagres blancos de grandes portes y excelentes pejerreyes. Debemos saber que, a diferencia de otros espejos, esta laguna ha crecido a causa de las precipitaciones de la época y que hay desbordes con zonas anegadas que no permiten transitar con los vehículos. En cuanto a la profundidad, en el centro oscila los 4 m con fondo de piedra, mucha vegetación y agua cristalina. Así al menos la encontramos el día que realizamos esta salida, momento en que la temperatura ambiente era muy baja.

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A las 9 de la mañana Carlos ya nos había guardado un lugar con buen reparo: el fuego de la leña crispaba e invitaba a amucharse en busca de calor. Quienes vayan en estos días encontrarán gran cantidad de árboles caídos que podrán aprovechar para abastecerse de madera para el fogón, ya que el último temporal derribó varios eucaliptos, según nos comentó Luis Sosa, el encargado del ámbito, quien también nos sugirió separarnos 100 m unos de otros para abarcar una buena y profunda franja costera.

Cañas y reeles

Los equipos para esta ocasión fueron cañas muy potentes de 3,90 m y acción 8, y también telescópicas de más de 4 m de largo, similares a las utilizadas para la pesca de lisas. Plomadas: superiores a los 100 gramos, ya que teníamos viento de frente del cuadrante sur, con ráfagas que superaban los 25 km/h. De esa forma podríamos realizar lances largos, de más de 100 m de distancia. Teníamos presente el resultado de Mauricio de días anteriores: más de 40 piezas de tamaño muy aceptable entre dos pescadores, con algunas sorpresas que pasaban holgadamente el kilo. Pretendíamos al menos empatar ese resultado.
La primera pieza la izó Martín, un ejemplar de unos 35 cm y 400 gramos, aproximadamente. Para no fallar, la clave para saber si hay pique es una varilla de alambre de un metro que se entierra a sólo 30 cm de profundidad, de la cual se sujeta una boya esférica de color, denominada alchahuete de pique. Sobre ella se apoya el nailon del reel que viene del posacaña. Apenas se tensa por un mínimo toque de pique, la boya indicadora se mueve y es momento de clavar. Además de señalar el pique, evita recoger y revisar los encarnes cada 10 minutos.

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La mañana fue transcurriendo con lluvias intermitentes que nos hacían acovachar en el interior de las camionetas, ya que el frío del lugar dificultaba la pesca y nos retrasaba la jornada. Al mediodía, tras cerrar la casa de pesca, Martín llegó y armó dos cañas que enseguida arrojó al agua. En su primer tiro capturó un pejerrey de más de 900 g, muy robusto y sano. Fue la excusa perfecta para hacer un alto y saborear un rico vacío asado con leña a la parrilla, al tiempo que cruzamos los vehículos para protegernos del viento.

Por la tarde

Entre las tres y las cinco de la tarde izamos varias piezas de tamaños variados, que iban de los 400 a los 600 gramos. Los piques se daban cada media hora aproximadamente, pero la lluvia y el viento no cesaban, por lo que dimos por concluida esta nota. El clima nos había jugado una mala pasada, lo que no opacaba para nada lo maravilloso de este ámbito, tanto por calidad de pesca como por la atención brindada por el encargado y los servicios que proporciona. No son muchas las lagunas bonaerenses con sanitarios cada 200 m, ni con una amplia extensión como para no molestarse entre cañas. Además, pasto impecable y cortado, sombra con árboles a la vera de la costa, leña y parrillas de material cada 100 m. Como la buena pesca tampoco falta, sin duda vale la pena una visita a Blanca Chica, un espejo del que se puede salir con lluvia y sin doble tracción hasta el pueblo. Damos fe.

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Gustavo Frontoni

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