Me voy a comer el mundo es un clásico del cable en el que su conductora, Verónica Zumalacárregui, busca las comidas locales de los sitios que visita, siempre llevada por un local que hable español y que, en la mayoría de las veces, la termina llevando a sus casas, donde la periodista siempre investiga que tienden dentro de las heladeras. En ese afán por seguir descubriendo sabores únicos, a partir de hoy miércoles 2 de julio, semanalmente en elGourmet, en el horario del as 18 podremos ver sus visitas a Costa Rica, Sudáfrica, Cabo Verde y Barcelona, con repeticiones sábados y domingos a las 19.
Acompañada por los mejores anfitriones, Verónica recorre las distintas regiones de cada país en busca de los sabores más auténticos y originales. En un mundo cada vez más globalizado, donde es posible acceder a culturas lejanas sin movernos de casa, ella se propone descubrir aquellas joyas ocultas que sólo pueden experimentarse en su lugar de origen. Para lograrlo, son las propias familias locales quienes abren las puertas de sus hogares, compartiendo su cultura desde una perspectiva íntima y completamente alejada del circuito turístico y comercial. También recorre mercados, prueba la comida callejera y visita restaurantes típicos.
"De Barcelona e ido a bares que no conocía y eso que fui muchas veces. Recuerdo un sitio superdivertido donde van a desayunar caracoles con vino. Le dicen esmorzar de forquilla, que en catalán quiere decir desayunar con tenedor. Es muy tradicional y abundante, que se acompaña con un porrón de vino. Jamás lo había visto y me ha apasionado. Hemos grabado también una calçotada, que es algo muy muy muy catalán, que es hacer una especie de puerro, que se llama calçot, a la brasa. Hemos ido a una masía, que son las casas típicas catalanas, con un montón de amigos míos, y nos han hecho una calçotada enorme en medio del campo. Me ha gustado mucho porque he vivido cosas que jamás había hecho en mi propio país", Contó Vero en una entrevista exclusiva con Weekend web.

"Al final, el propósito del programa es empatizar con la gente local y ver el mundo desde sus ojos, sobre todo el gastronómico -contó-. Y desprenderte un poco de los prejuicios que tú tienes y de esa cultura que llevas innata, para asumir la cultura del otro y su forma de pensar del otro. Hay cosas que no me apetecen nada probar, pero pienso que 'si aquí se come, vamos a darle una oportunidad. Descubrir la gastronomía de una ciudad es un viaje de ida: te abre la puerta a nuevos sabores, aventuras y emociones. Porque comer no es solo alimentarse; es también sentir, conectar y dejarse llevar. Desde la energía del cocinero hasta el último bocado, e incluso a quienes tenemos al lado, cada momento forma parte de una experiencia mucho más grande".
El consejos para los que no se animan a probar cosas nuevas
Los argentinos estamos viajando mucho más, pero están los que no se animan a probar, ¿qué consejo les darías?. "Para empezar me encuentro argentinos por todo el mundo y eso me hace una ilusión alucinante. Es normal que viajes y descubras lo local, que a lo mejor no está tan rico pero no te vas a olvidar de ese plato en la vida. Noes solamente ingerir es generar experiencias y aunque no esté tan rico vas a reconocer que probaste algo que no se puede comer en otro lado. Al final es algo memorable. Me parece que lo interesante de viajar a través del estómago es probar esas cosas que solamente vas a probar ahí en ese momento de tu vida. Y traerse algunos ingredientes. De Argentina me traje bastante vino, pues hace poco estuve en Mendoza y lo traje para brindar por una ocasión especial", completó la periodista española.
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