El viajero puede comer en el interior de una cabina en movimiento de un teleférico. Foto: Weekend

Este placer con extraordinarias vistas es ofrecido por varias localidades alpinas de Austria. Foto: Weekend

Turismo y gastronomía

Comer en las alturas en los teleféricos de Austria

Vino, luz de vela, buena comida y paisaje de montañas: en el teleférico Fulseck de Dorfgastein se ofrecen cenas una sola vez cada en invierno.

Las montañas desfilan detrás de la ventana y el sol brilla. Mientras tanto, el viajero se acurruca y come en el interior de una cabina en movimiento de un teleférico. Este placer con extraordinarias vistas es ofrecido por varias localidades alpinas de Austria. Una de ellas es la comunidad tirolesa de Fiss.

Hasta cuatro personas caben a la mesa de la cabina del teleférico para ocho. Quien tenga frío recibirá una manta de abrigo. Y en cada estación de montaña se sirve un nuevo plato.

¿Sed? Los comensales también pueden ordenar nuevas bebidas en el regreso a la estación del medio, donde asimismo se retira la vajilla. "Los pedidos viajan telefónicamente cuesta arriba por la montaña. Al llegar, ya esperan el vino, la cerveza o el agua", explica Martin Pregenzer del teleférico Fisser Bergbahnen.

Este paseo que ofrece Fiss es un pasatiempo veraniego, al igual que en Kitzbühel y Alpbach. Puede realizarse desde junio hasta la llegada del otoño. En Kitzbühel se destinan hasta siete cabinas del teleférico para el desayuno. Junto a café y té también hay prosecco. Y para facilitar el placentero momento, el funicular circula con especial lentitud.

También es posible desayunar de esta manera sobre la Wiedersbergerhornbahn en Alpbach. Luego los turistas pueden partir con vigor renovado a realizar una excursión. “La mayoría baja en la estación de montaña y da un lindo paseo”, cuenta Evi Schenk del teleférico de Alpach.

¿Y qué acontece el resto del año? En invierno y en primavera este medio de transporte es mayormente destinado a esquiadores y esquiadores de snowboard, aunque hay excepciones. Como las cenas que se ofrecen en el crepúsculo, sólo una vez cada invierno, en Dorfgastein o la prueba de vino un día de abril en el Auenfeldjet, con una cata de varias horas en las alturas entre Lech-Zürs y Warth-Schröcken.

Pero algo que debe tenerse en cuenta: quien espontáneamente desee comer o beber en las alturas necesitará suerte porque las cabinas del teleférico suelen estar ocupadas. Por lo tanto, es mejor efectuar una reserva.

 

Fuente: DPA.

En esta Nota