Los mejores destinos para hacer trekking en Perú. Foto: Waman Adventures

Turismo

Perú: cinco rutas de trekking para ir más allá del Camino Inca

El sur de Perú ofrece algunos de los trekkings más intensos y variados de los Andes: rutas que combinan glaciares activos, valles profundos, ceja de selva y comunidades quechuas que aún transitan los mismos senderos ancestrales.

El sur peruano concentra varios caminos de montaña que muestran la cordillera en su versión más clara, con altura sostenida, cambios de clima rápidos y rutas que siguen siendo usadas por las comunidades locales. Muy cerca de Cusco se concentran varios trekkings donde coinciden glaciares activos, valles profundos, ceja de selva húmeda y comunidades quechuas que siguen moviéndose a pie o con mulas por los mismos pasos de siempre.

El Camino Inca es el más conocido y el que concentra la mayor regulación, pero no es la única puerta de entrada. A pocos kilómetros existen cinco rutas que se recorrer con más flexibilidad, con menos concentración de gente y con otro tipo de contacto con la montaña. Este texto ordena esas cinco rutas de forma práctica, para mostrar qué son, cómo se sienten y para quién pueden tener sentido.

1. Choquequirao: una ciudad inca suspendida sobre un cañón

Choquequirao es una ciudad inca extensa, construida sobre una arista que domina el cañón del Apurímac. No hay acceso por carretera. Se llega por un sendero que primero desciende más de mil metros hasta el río y luego vuelve a subir casi todo lo perdido hasta las terrazas. Esa exigencia mantiene las cifras bajas. Algunos días entran unas treinta personas, otros días menos.

En el primer tramo, las piernas trabajan en bajadas largas sobre tierra y piedra suelta. El calor se concentra en el fondo del valle y obliga a hidratarse de forma constante. Al día siguiente comienza el ascenso por la ladera opuesta, un zigzag que se hace sentir en cuádriceps y pulmones. Al llegar al complejo arqueológico, el silencio llama la atención tanto como las construcciones. Andenes amplios, escaleras empinadas y muros que miran directo al vacío del cañón, sin ruido de grupos grandes ni filas para cada mirador. ¡La hermana de Machu Picchu casi en exclusividad para sus pocos visitantes!

Para quién tiene sentido esta ruta

Es una ruta adecuada para personas con buena base física, que toleran desniveles acumulados y valoran el esfuerzo como parte de la experiencia. En época de lluvias, el barro y las piedras resbaladizas aumentan el riesgo de caídas, por lo que resulta más seguro caminar entre abril y octubre.

• Duración: 4–5 días

• Altitudes: 1,500–3,100 m

• Distancia: ~62 km (ida y vuelta)

• Dificultad: media–alta por desnivel

2. Salkantay: del hielo vivo a la ceja de selva

El Salkantay, un nevado de 6,271 metros, domina el horizonte en buena parte del sur de Cusco. A sus pies se traza un trekking de varios días que permite cruzar, en poco tiempo, varios pisos ecológicos andinos. El recorrido comienza en un valle frío de altura, con pastos duros y aire seco, se acerca a la base del glaciar y cruza el paso Salkantay a 4,650 metros. A partir de allí, el camino desciende hacia la ceja de selva, donde la humedad aumenta y la vegetación se vuelve más densa.

Los primeros días se camina en altura, con noches frías y varias capas de abrigo cerrando bien el saco de dormir. Más adelante el sendero baja y el mismo cuerpo que tiritaba termina avanzando en manga corta, con la piel húmeda y árboles cargados de plantas trepadoras a los costados. Al inicio la altura se nota y obliga a ir despacio; después de un par de días el cuerpo se acomoda y queda el cansancio normal de varias horas de caminata. Casi todos los itinerarios terminan en Aguas Calientes, con la visita a Machu Picchu como cierre épico de la ruta.

Para quién tiene sentido esta ruta

Es un trekking adecuado para personas que pueden caminar seis o siete horas diarias con subidas sostenidas y que no tienen problemas en dormir en campamentos o alojamientos sencillos. Se recomienda llegar a Cusco al menos dos noches antes para facilitar la aclimatación. La altura exige caminar despacio, hidratarse con frecuencia y evitar alcohol y comidas pesadas en los primeros días.

• Duración: 3-5 días

• Altitudes: 2,900–4,650 m

• Distancia: ~74 km

• Dificultad: media–alta

3. Inca Jungle: ruta de aventura rumbo a Machu Picchu

Inca Jungle propone una aproximación distinta a la cordillera. El primer día empieza en un abra alto, con aire frío y niebla baja, y continúa con un descenso largo en bicicleta por asfalto hasta entrar a un valle más cálido. Los días siguientes alternan rafting en tramos de río de dificultad moderada, caminatas por la ceja de selva y, en muchos programas, circuitos de tirolesas antes de seguir a pie hasta Aguas Calientes. El último día se reserva para la visita a Machu Picchu.

Buena parte del recorrido transcurre entre los 1,200 y los 2,500 metros de altura. El riesgo de mal de altura disminuye respecto a otros trekkings, aunque sigue siendo importante escuchar al cuerpo, hidratarse y respetar las horas de descanso. El clima tiende a ser templado, con humedad alta y lluvias posibles, por lo que la ropa ligera que seca rápido funciona mejor que las prendas pesadas.

Para quién tiene sentido esta ruta

El perfil de viajero que mejor encaja es el de personas jóvenes o de espíritu activo que buscan variedad como grupos de amigos, mochileros, gente que está recorriendo Sudamérica con presupuesto acotado y quiere combinar actividad física con un ambiente social relajado. Para muchas personas, Inca Jungle sirve como primer acercamiento a los Andes peruanos; si la experiencia resulta cómoda, después se puede dar el paso hacia rutas más exigentes como Salkantay o Ausangate.

• Duración: 3–4 días

• Altitudes: 1,200–4,300 m

• Distancia: variable

• Dificultad: media–baja

4. Ausangate: circuito por encima de los 5,000 metros

La ruta del Ausangate rodea un nevado de 6,384 metros considerado un apu por las comunidades quechuas, es decir, una montaña con carácter sagrado. El sendero permanece casi siempre por encima de los 4,000 metros, en un ambiente de puna: pastos cortos, aire muy seco, radiación solar intensa al mediodía y temperaturas que pueden caer por debajo de los -10 °C durante la noche.

Durante cinco a siete días se cruzan varios pasos que superan los 5,000 metros, se bordean lagunas de deshielo de color turquesa o verde oscuro y se camina junto a glaciares colgantes y laderas de colores marcados por la geología expuesta. En muchas variantes se incluye el acceso a Vinicunca, la llamada montaña de colores, por rutas alternas y en horarios tempranos, lejos de la concentración de visitantes de los tours de un solo día.

Para quién tiene sentido esta ruta

Ausangate es un trekking para personas con experiencia previa en altura y buena condición física. Más que la técnica, aquí pesa la capacidad de sostener el esfuerzo varios días seguidos en un entorno frío y poco oxigenado. Es recomendable pasar al menos tres o cuatro noches en Cusco antes de comenzar, caminar siempre a ritmo tranquilo, mantenerse bien hidratado y respetar cualquier síntoma de mal de altura. Los operadores responsables trabajan con oxígeno portátil, oxímetro y protocolos claros en caso de emergencia.

• Duración: 5–7 días

• Altitudes: 4,000–5,200 m

• Distancia: ~60–75 km

• Dificultad: alta

5. Lares: un valle donde el quechua sigue siendo lengua cotidiana

Lares recorre un valle donde la vida rural andina se mantiene visible en cada tramo del camino. El trekking conecta pueblos donde las familias crían alpacas, hilan y tejen con técnicas heredadas, cocinan en fogones de barro y hablan quechua en la puerta de sus casas. El sendero cruza uno o dos pasos cercanos a los 4,500 metros y desciende hacia el Valle Sagrado, donde se hace más presente la infraestructura inca y colonial.

A lo largo del recorrido es frecuente entrar en cocinas de adobe, compartir una sopa caliente de quinua o ver demostraciones de teñido de lana con cochinilla y plantas locales. Es una ruta para entender cómo se vive en la montaña más allá de los sitios arqueológicos. 

Al mismo tiempo, no deja de ser un trekking en altura con paisajes sacados de otro planeta. La ruta suele terminar en Ollantaytambo, desde donde se toma el tren hacia Machu Picchu, lo que facilita integrar este valle en un viaje más completo.

Para quién tiene sentido esta ruta

Lares tiene sentido para viajeros que disfrutan caminar y, al mismo tiempo, quieren ver de cerca cómo se vive en los pueblos andinos. Es adecuado para quien busca un trekking accesible en altura, sin pasos extremos, y para quienes prefieren rutas donde hay familias y vida cotidiana alrededor del camino. También funciona bien para personas que quieren un contacto cultural real sin que el recorrido se vuelva una exigencia física mayor.

• Duración: 3–4 días

• Altitudes: 2,600–4,500 m

• Distancia: ~33 km

• Dificultad: media

Cinco maneras de estar frente a los Andes peruanos

Elegir una de estas rutas es elegir una forma específica de ver la cordillera: desde una ciudad inca silenciosa sobre un cañón, desde un paso glaciar que desciende hacia la selva, desde un valle donde la bicicleta abre el camino hacia Machu Picchu, desde la puna fría a más de 5,000 metros o desde pueblos donde el quechua sigue marcando la vida diaria.

Lo importante es que la decisión no se tome solo desde el mito ni desde la foto, sino desde una imagen clara de lo que significa caminar allí. La cordillera responde distinto según cómo se la pisa. Y estos cinco trekkings son cinco maneras concretas de comprobarlo, sobre todo para quienes ya están revisando tours en Perú y quieren entender qué propone cada ruta.

 

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