La carnada hizo la diferencia, aunque los artificiales pagaron muy bien en esta salida en pagos entrerrianos. Foto: Daniel Rodríguez

La carnada hizo la diferencia, aunque los artificiales pagaron muy bien en esta salida en pagos entrerrianos. Foto: Daniel Rodríguez

La carnada hizo la diferencia, aunque los artificiales pagaron muy bien en esta salida en pagos entrerrianos. Foto: Daniel Rodríguez

La carnada hizo la diferencia, aunque los artificiales pagaron muy bien en esta salida en pagos entrerrianos. Foto: Daniel Rodríguez

La carnada hizo la diferencia, aunque los artificiales pagaron muy bien en esta salida en pagos entrerrianos. Foto: Daniel Rodríguez

La carnada hizo la diferencia, aunque los artificiales pagaron muy bien en esta salida en pagos entrerrianos. Foto: Daniel Rodríguez

La carnada hizo la diferencia, aunque los artificiales pagaron muy bien en esta salida en pagos entrerrianos. Foto: Daniel Rodríguez

CHICOS ABUNDAN

Entre Ríos: bancos dorados en Colón

Corta escapada en búsqueda de esta atrapante especie, tanto con señuelos como carnada. Abundancia de piques en un destino para visitar.

Por Daniel Rodríguez

Colón, en la provincia de Entre Ríos, es un lugar ideal para aquellos que desean compartir un fin de semana con la familia, disfrutando de sus extensas playas, aguas claras y la pesca, en un destino que posee varios lugares para visitar embarcado. Aquellos que poseen embarcaciones, a tan solo 20 minutos de la ciudad, ya se pueden dar el gusto de recorrer sus extensos bancos de arena.

En nuestro caso, hicimos una salida en busca de dorados hacia San José, a pocos kilómetros de Colón, junto a Mariel Gómez y Miguel “el Rayo”. Ya a las 8 de la mañana estábamos con la embarcación en el agua, con rumbo rio arriba. El Uruguay se encuentra en este momento en 1,80 m; no está estable y todo depende de cuando abren la compuerta rio arriba. Hoy, con esta altura, muchos bancos de arena quedan al descubierto, viéndolos a lo lejos, otros quedan apenas bajo la superficie, lo que hace que estemos atento al ecosonda, porque además, hay muchos sectores de piedras o restingas, lo que hace peligrar la navegación. Solo es cuestión de saber leer el agua y la práctica de conocer estos lugares.

Pasando a la pesca, arrancamos buscando sabalos para carnada, ingresando en un arroyo en busca de aguas quietas y cerca de la orilla. Una vez obtenida la tentación para los dorados, nos dirigimos en cercanías de la Calera, donde enfrente se encuentran bancos de arena que producen hermosas correderas. Allí, el dorado acecha a sus presas.

Mariel y Miguel probaron de entrada con carnada, yo probé con artificiales para ver cuál daba mayor resultado. Obviamente, los sabalitos son un caramelito para esta especie cazadora e hicieron la diferencia.

En todo momento estuvimos anclados para no estar constantemente remontando la corredera, ya que no teníamos motor eléctrico que es lo ideal para esta pesca. Comenzamos a tener piques y clavadas constantes de dorados chicos, ya los grandes no están presentes como en enero y febrero, cuando el rio estaba altísimo. De vez en cuando, teníamos ataques de palometas y nos volvíamos a mover ya que se ponían insoportables. Vimos pasar un par de embarcaciones haciendo trolling cerca nuestro, pero no obtenían piques, se ve que al haber tantas especies el dorado está bien comido, eligiendo su plato preferido.

Felices por las buenas capturas y el entretenimiento en la pesca, el deseo de que esta especie se quede por mucho tiempo allí, ya que es un rio de aguas muy tranquilas y transparentes para disfrutar de la navegación, de su captura y devolución, como de sus playas doradas.

En esta Nota