Mientras pescaba, Godoy encontró una gran cantidad de huesos de gran tamaño. Foto: Jorge Godoy

Entre los restos que encontraron hay un caparazón que, según creen, sería de un gliptotonte. Foto: Juan Godoy

El hallazgo tuvo lugar en la orilla del río Salado, a la altura del puente ubicado sobre la ruta 4 que se encuentra a unos 30 km. de Esperanza, Santa Fe. Foto: Juan Godoy

Godoy y su familia descubrieron varios huesos de color negro, algunos en el agua y otros desparramados en la costa. Foto: Juan Godoy

PRESA INESPERADA

Sorprendente: un veterinario descubrió restos fósiles mientras pescaba en el río Salado

Mientras disfrutaba de un día de pesca, a la altura del puente ubicado sobre la Ruta 4, a 30 km de localidad santafesina de Santo Tomé, Juan Godoy se encontró con un botín inesperado. ¿Qué fue lo que descubrió? 

Por Luis Rodriguez

Lo que para Juan Godoy, un veterinario oriundo de la ciudad santafesina de Esperanza, amante de la pesca, pretendía ser precisamente una más de sus habituales salidas en busca de capturar alguna preciada presa, terminó convirtiéndose en una inesperada sorpresa al descubrir, en la orilla del río Salado, más precisamente a la altura del puente ubicado sobre la ruta 4 que se encuentra a unos 30 kilómetros de la mencionada localidad, una gran cantidad de huesos de color negro cuyos tamaños eran un poco más grandes que los de una vaca o caballo.

Pero lo que más le llamó poderosamente la atención a Godoy fue una vértebra, que, debido a sus grandes dimensiones, le resultaba imposible de asociar con algún animal actual.

Intrigado por tratar de descifrar a qué animal podrían pertenecer esos  restos óseos, al día siguiente regresó al lugar acompañado de su esposa  y colega, Hilda Henzenn, y de sus dos hijos para, entre todos,  revisar más rigurosamente el lugar y descubrieron varios huesos más, algunos en el agua y otros desparramados en la costa.

Y entre todos ellos, encontraron lo que, según su conocimiento como veterinario, es una placa del caparazón de un gliptodonte. “Se trata de un animal pariente de los armadillos, muy similar a un tatu, que existió en la antigüedad, según lo que pudimos investigar”, cuenta Godoy, todavía sorprendido por su hallazgo.

Luego de esa tarde de exploración junto con mi familia enviamos la información del hallazgo al Museo de Ciencias Naturales "Angel Gallardo'' de la ciudad de Rosario, en donde van a estudiar los huesos que encontramos para determinar fehacientemente si pertenecen a un gliptodonte, tal cual como creemos con mi mujer,  y de qué antigüedad data”, concluye el afortunado veterinario.

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