Los restos fósiles estaban en perfecto estado de conservación. Foto: CONICET

Además de su milenaria edad, era un gigante de su especie. Foto: CONICET

El paleontólogo Federico Agnolín y sus colegas descubrieron el fósil por accidente. Foto: CONICET

Representación del reptil hallado. Foto: CONICET

HALLAZGO HISTORICO

Paleontólogos argentinos encuentran fósiles del renacuajo más antiguo del mundo

Fue hallado, de casualidad, por un equipo de científicos del CONICET que buscaban restos de dinosaurios en la Estancia La Matilde, en la provincia de Santa Cruz. ¿Cómo lo bautizaron y de qué antigüedad data? Video.

Un equipo de paleontólogos liderado por Federico Agnolín descubrió el renacuajo más antiguo registrado hasta la fecha, con aproximadamente 161-168 millones de años de antigüedad, en la Estancia La Matilde, en Santa Cruz, Argentina. Este descubrimiento fue fortuito, ya que el equipo estaba buscando fósiles de dinosaurios en la cantera, pero encontró en su lugar fósiles de ranas de la especie extinta Notobatrachus degiustoi. La preservación del fósil es notable, ya que permite observar detalles como las branquias, ojos y nervios del renacuajo, lo cual revela aspectos cruciales sobre su biología y evolución.

El fósil demuestra que las ranas han tenido una fase de renacuajo desde hace millones de años, algo que muchos expertos ya sospechaban. Según el herpetólogo Alexander Haas, del Instituto Leibniz en Alemania, “es una hermosa confirmación de lo que muchos expertos habían sospechado”. Este hallazgo es importante porque demuestra que los renacuajos han sido una fase evolutiva establecida y duradera en el ciclo de vida de las ranas desde el período Jurásico, hace unos 30 millones de años más de lo que se creía.

Para el análisis del fósil, Agnolín contó con la ayuda de la bióloga Mariana Chuliver, quien observó que el cartílago de las branquias de este antiguo renacuajo es sorprendentemente similar al de los renacuajos actuales. Esto sugiere que el comportamiento de alimentación de los renacuajos de N. degiustoi era parecido al de algunas especies modernas. Al igual que los renacuajos actuales, es probable que se alimentaran de microorganismos en el agua y crecieran considerablemente antes de completar la metamorfosis.

Sin embargo, estos renacuajos fósiles eran notablemente grandes, lo cual es inusual ya que la mayoría de las ranas actuales alcanzan su tamaño máximo en la etapa adulta. La zoóloga Marissa Fabrezi expresa su sorpresa ante “la excepcional preservación de este renacuajo” y considera que este tamaño gigante es importante para entender su evolución. Se especula que esta especie gigante podía crecer mucho en su fase de renacuajo debido a que habitaba en estanques temporales, donde la falta de depredadores les permitía permanecer en esta etapa más tiempo.

Chuliver observa que el fósil muestra un renacuajo cerca de la metamorfosis, por lo que probablemente no crecía mucho más al convertirse en adulto. Las ranas patito (Pseudis paradoxa), que habitan en entornos similares, también crecen significativamente en la etapa de renacuajo, lo cual podría ser una adaptación a ambientes temporales donde aprovechan los recursos antes de pasar a la vida terrestre.

Finalmente, Agnolín considera que este descubrimiento es una prueba del éxito evolutivo de las ranas, pero también destaca su vulnerabilidad actual. Debido a que dependen de hábitats acuáticos y terrestres, las ranas se enfrentan a amenazas significativas por la alteración de sus entornos naturales, lo que las hace más propensas a la extinción. Como reflexiona Agnolín, “la misma metamorfosis que los hizo exitosos ahora los hace más propensos a la extinción".

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