Fue especialmente diseñado para detectar a los asteroides y a los cometas más difíciles de encontrar que se desvían hacia el vecindario orbital de la Tierra Foto: NASA

El telescopio tiene 50 centímetros de diámetro. Foto: NASA

Será la primera misión espacial construida específicamente para encontrar grandes cantidades de asteroides y cometas peligrosos. Foto: NASA

Fue fabricado en el Laboratorio de Propulsión a Chorro que la agencia espacial norteamericana tiene en el sur de California, EE.UU. Foto: NASA

PODEROSO

¿Cómo será el nuevo cazador de asteroides y cometas peligrosos que está fabricando la NASA?

Se trata del telescopio Near-Earth Object Surveyor que se encuentra en la etapa final de su fabricación y prueba en el Laboratorio de Propulsión a Chorro que la agencia espacial norteamericana tiene en el sur de California. ¿Cuándo será lanzado al espacio?

Un novedoso telescopio espacial que fue especialmente diseñado para detectar a los asteroides y a los cometas más difíciles de encontrar que se desvían hacia el vecindario orbital de la Tierra, ya se encuentra en su etapa final de construcción, según reveló la NASA, a través de su página web oficial.

Se trata del Near-Earth Object Surveyor (NEO Surveyor), que acaba de sortear con éxito una rigurosa revisión técnica y programática, y que, actualmente, se encuentra en la etapa final de diseño y fabricación, a la espera ser lanzado a mediados de 2018 para convertirse en la primera misión espacial construida específicamente para encontrar grandes cantidades de asteroides y cometas peligrosos.

“NEO Surveyor representa la próxima generación de la capacidad de la NASA para detectar, rastrear y caracterizar rápidamente objetos cercanos a la Tierra potencialmente peligrosos”, comentó Lindley Johnson, oficial de la Oficina de Coordinación de Defensa Planetaria de la NASA.

“Los telescopios terrestres siguen siendo esenciales para que podamos observar continuamente los cielos, pero un observatorio infrarrojo basado en el espacio es el último terreno elevado que permitirá la estrategia de defensa planetaria de la NASA”, agregó el especialista.

Fabricado en el Laboratorio de Propulsión a Chorro que la agencia espacial norteamericana tiene en el sur de California, NEO Surveyor consta de un solo instrumento científico: un telescopio de 50 centímetros de diámetro que opera en dos longitudes de ondas infrarrojas sensibles al calor y será capaz de detectar asteroides tanto brillantes como oscuros, que son los más difíciles de poder encontrar.

Mediante el uso de sensores que operan en el infrarrojo, NEO Surveyor podrá realizar mediciones precisas de los tamaños de NEO y obtendrá información valiosa sobre su composición, formas, estados de rotación y órbitas. El telescopio también ayudará a los científicos planetarios a descubrir NEO más rápidamente.

“Al buscar NEO más cerca de la dirección del Sol, NEO Surveyor ayudará a los astrónomos a descubrir los peligros de impacto que podrían acercarse a la Tierra desde el cielo durante el día”, dijo Mainzer.

Además, viajará cerca de 1.609.344 kilómetros, hasta una región de estabilidad gravitacional, llamada Punto L1 Lagrance, que está ubicada entre la Tierra y el Sol, donde la nave espacial orbitará durante su misión principal que se extenderá por 5 años.

“Por primera vez en la historia de nuestro planeta, los habitantes de la Tierra están desarrollando métodos para proteger a la Tierra, desviando asteroides peligrosos”, relató Amy Mainzer, directora de Investigación de la misión en la Universidad de Arizona en Tucson, Estados Unidos.

“Pero, antes de que podamos desviarlos, primero debemos encontrarlos. NEO Surveyor cambiará las reglas del juego en ese esfuerzo”, agregó la científica.

Por último, la misión también ayudará a caracterizar tanto la composición, como la forma, la rotación y la órbita de los objetos cercanos a la Tierra. “Si bien el enfoque principal de la misión es la defensa planetaria, esta información se puede utilizar para comprender mejor los orígenes y la evolución de los asteroides y de los cometas que formaron los antiguos componentes básicos de nuestro sistema solar”, concluyó Mainzer.

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