Fachada de la iglesia cuando todavía no existía la calle Isabel la Católica. Foto: Weekend.

La casa Alzaga en su esplendor, con la iglesia Santa Felicitas detrás. Hoy, donde estaba la mansión, hay una plaza. Foto: Weekend.

Lo que hoy es la plaza Colombia en el siglo XIX estaba ocupado por la finca de los Alzaga. Foto: Weekend.

El ingreso a la iglesia está flanqueado por dos estatuas de mármol que representan a Felicitas con su hijo Félix (foto) y a Martín de Alzaga. Foto: Weekend.

La nave principal de la iglesia. Los participantes de la visita guiada escuchan con atención al guía (muy bien preparado por cierto). Foto: Weekend.

Vista lateral de la iglesia de Santa Felicitas y el Oratorio de Alzaga cuyos exteriores serán remodelados a partir de noviembre de 2019. Foto: Weekend.

Fachada de la entrada princial del colegio Santa Felicitas de San Vicente de Paul, que ocupa media manzana en Barracas. Foto: Weekend.

Vista superior del Templo Escondido, con un estilo gótico que nunca fue consagrado como sitio religioso porque un sacerdote se suicidó allí. Foto: Weekend.

Réplica de un vestido de Felicitas Guerrero de Alzaga es la maravillosa exhibición que armaron las ex alumnas del colegio. Foto: Weekend.

Sí, un corset arriba de la camisa. Es sólo una prueba, ¿se impondrá esa moda? Foto: Weekend.

Uno de los grandes momentos del paseo por el colegio Santa Felicitas es cuando podemos probarnos ropa colonial (incluidas las interiores) y un corset que dará la medida de lo apretadas que vivían las mujeres de entonces. Foto: Weekend.

EN BUENOS AIRES

La historia de Barracas en dos visitas guiadas

Recorridos edilicios y por los objetos que conformaron el pasado porteño de familias patricias y obreros por igual, recopilados gracias al amor de un grupo de mujeres.

Por Patricia Daniele

El porteño barrio de Barracas está impregnado de leyendas e historias debido a su condición de zona de quintas durante la época colonial. Cuando la avenida Montes de Oca se llamaba De Santa Lucía (por la iglesia que está al 500) eran varias las familias nobles que tenían sus cascos de estancia en la zona. Casi ninguna existe en la actualidad pero hay una en especial que dejó sus dramáticas huellas con una trama de amores desencontrados, una parroquia y una escuela que le rinden tributo (indirectamente) a la víctima: la mansión Alzaga (y posteriormente Guerrero) que estaba en la actual plaza Colombia y la restaurada Santa Felicitas junto al Instituto Santa Felicitas de San Vicente de Paul. 

Gracias a la acción del presbítero Ernesto Salvia, actual sacerdote rector de la iglesia, y a las ex alumnas del colegio, hay visitas guiadas muy interesantes que permiten descubrir desde diversos aspectos (arquitectura, historia, costumbrismo) ámbitos muy antiguos (algunos son anteriores a 1830).

Pero primero hay que visitar la plaza Colombia, la manzana limitada por la avenida Montes de Oca y las calles Isabel la Católica, Pinzón y Brandsen. Allí estaba instalada la mansión en la que vivieron Martín de Alzaga con su joven esposa Felicitas Guerrero. Donde nació el hijo de la pareja (que murió a los 7 años por la epidemia de fiebre amarilla) y luego residencia de la joven más bella de Buenos Aires, viuda y heredera. En esa casa le dispararon a la desafortunada Felicitas en enero de 1872.

Luego del asesinato de Felicitas, sus padres heredaron la fortuna de Alzaga y con el fallecimiento de estos Guerrero, fueron sus 11 hijos los depositarios de una inmensa fortuna que incluyó propiedades en Barracas y en media provincia de Buenos Aires (como Villa Raquel en Guerrero; La Postrera en Castelli; La Invernada cuyo fondo de campo es hoy Pinamar, Ostende y Valeria del Mar; y Dos Montes cuya en su costa es Cariló).

En 1937, la por entonces Municipalidad de Buenos Aires decidió demoler los edificios aristocráticos para abrir una la plaza pública. En el centro de esta plaza se erigía la obra escultórica de Julio César Vergottini “Al izamiento de la bandera”, que actualmente está desarmada por restauración, con la promesa del Gobierno porteño de restituir las bellas esculturas en breve. Además, hay un busto de José de San Martín de Vergottini y de Guillermo Brown de Luis Perlotti, una escultura a “La Madre” de Pedro Trenti y la única representación “Al padre de familia” de Mariano Pérsico.

Primero la iglesia

Ahora sí, siendo domingo y las 11.30, pagamos en la entrada de Santa Felicitas los $ 100 de la visita guiada (que se destinan a las obras de restauración) por uno de los templos más bellos y antiguos de la ciudad. A diferencia de otras iglesias, no fue pensada para venerar una figura religiosa, sino para honrar a una rica y aristocrática mujer del siglo XIX. En noviembre empezarán las obras por 15 millones de pesos (que se ejecutarán durante ocho meses) en el edificio de Isabel la Católica 520 diseñado por el arquitecto Ernesto Bunge, uno de los exponentes más bellos de la arquitectura germánica en la Argentina.

Luego de las explicaciones estilísticas de la fachada, el guía franquea la entrada al ámbito religioso precedido por estatuas de Felicitas y Félix en el lado izquierdo, y de Martín de Alzaga en el derecho. Cuando se ingresa al pabellón principal, la sensación es de fastuosidad, con hermosos vitrales procedentes de Francia (que representan a santos que comparten nombre con los miembros de la familia Guerrero), mármoles y estucos. Detrás del altar se encuentra otra joya del complejo: el Oratorio de Alzaga (de 1830), con un altar de mármol donde pensaban alojar el cuerpo de Felicitas, cosa que las autoridades no permitieron. La visita termina con la salida al parque para ver una réplica de la Gruta de Lourdes.

Al colegio

El colegio aledaño es parte del complejo (uno de los más tradicionales de Barracas) y sus ex alumnas organizan cada último fin de semana del mes visitas guiadas por los túneles (en realidad sótanos) en los que funcionaron un comedor de obreros, cocinas y lavaderos. Todo está exhibido de manera primorosa. Por un bono de $ 160 se visitan sin reserva previa (los menores no pagan) al atravesar una diminuta puerta aledaña a Pinzón 1480. Afortunadamente acaban de inaugurar un recorrido especial, la “Visita Guiada para Mujeres, historia con perspectiva de mujer (políticamente incorrecta)”, que dura una hora y media y, por $ 300, constituye una paseo con cierto sesgo de género por el Museo de los Túneles del colegio Santa Felicitas que incluye al Templo Escondido, su Sector del Coro, el dormitorio de las pupilas y la posibilidad de probarse ropa de época y hasta un corset.

Sorprende ver los atuendos de las monjas según fue cambiando el tutelazgo en la escuela y cómo se lavaba la ropa cuando lo hacían en grandes cantidades. Moldes antiguos de baldosas, máquinas de coser, la ticketera y el dispenser de monedas del colectivero, fotos de los obreros, el homenaje a Doña Petrona C. de Gandulfo, un traguito de Hesperidina fabricada por Bagley a pocas cuadras del lugar y hasta réplicas de vestidos de Felicitas son parte del paseo. Elen, Cristina y Norma se reparten la tarea de explicar, lo que hace todo más dinámico y divertido. Vale la pena esta nueva aventura en la que uno se mete adentro de la historia. La próxima será el 17 de agosto a las 11, con reserva previa y para grupos de 15 a 20 personas. Aclaran que es de difícil acceso para personas con movilidad reducida.

Visitas guiadas diurnas, últimos sábado y domingo de cada mes (en este caso 24 y 25 de agosto) a las 15, 16 y 17, con un bono de $ 160. Y una visita nocturna los sábados a las 20 (bono $ 600) con cena de guiso colonial, vino y show, con reserva a visitasguiadas@santafelicitasmuseo.org.ar.