La postal es perfecta: un valle nevado, pinos cargados de blanco y la camioneta lista para avanzar por un sendero invernal. Pero lo que parece idílico puede convertirse en una pesadilla mecánica o de rescate si no se lee correctamente el terreno. En off road, la nieve exige una interpretación distinta a cualquier otro tipo de suelo. Y no se trata sólo de neumáticos, despeje o potencia: se trata de entender qué hay debajo.


Leer la textura, no sólo el color
En la montaña, no toda la nieve es igual. Su comportamiento cambia según la temperatura ambiente, la hora del día, la altura, el viento y cuántas capas se han acumulado. Una huella de animal puede indicar compactación superficial, mientras que una leve grieta puede delatar un sector con escarcha sobre barro. La nieve seca y suelta es más fácil de transitar con presión baja de neumáticos; la húmeda o la que se transformó en hielo compacto puede hacernos perder tracción en segundos. El problema es que muchas veces resulta difícil distinguir entre nieve recién caída y nieve vieja pisada que está congelada por debajo.


Tipos de nieve
> En polvo: suelta, recién caída. Si es profunda, puede hacer que el vehículo flote y pierda dirección. Ideal para neumáticos con tacos bien marcados y presión reducida. Pero cuidado: debajo puede haber trampas.
> Húmeda: se apelmaza y forma capas. Es resbaladiza y tiende a congelarse por las noches. Aquí la tracción comienza a fallar.
> Vieja o crosta: ya pisada, su superficie es dura. Puede romperse en bloques y hacer perder estabilidad.
> Compactada (tipo pista de esquí): buena para avanzar, pero si está pulida o con inclinación, el riesgo de deslizamiento lateral es alto.
La técnica principal en todos los casos es mantener velocidad constante, evitar giros bruscos y anticipar los cambios de textura. A veces conviene bajarse, caminar el sector y hundir una pala en el manto: si cruje, hay una capa congelada.

Hielo negro: el enemigo invisible
El famoso black ice no es un mito ni es exclusivo del asfalto. Se trata de una capa delgada de hielo transparente que se forma sobre superficies ya frías, especialmente de noche o al amanecer. Su peligrosidad radica en que parece suelo seco. Y el mayor problema es que se genera tanto en caminos de montaña como en rutas asfaltadas y tramos de ripio congelado. En travesías, suele aparecer en badenes, curvas sombrías o zonas donde gotea agua de deshielo. El vehículo se desliza como sobre aceite y no hay control que valga.
¿Cómo detectarlo? Por cambios súbitos en el brillo del suelo, porque sentimos flotar la dirección o porque vemos zonas donde la escarcha persiste cuando el resto del terreno está seco, por lo general, donde el sol proyecta sombra y dificulta que se derrita.

Prevención de encajadas
El 90% de las encajadas invernales no se debe a falta de potencia sino a errores de lectura del terreno. Hay que observar si las huellas previas están compactadas (en ese caso, no insistir por el mismo lugar), si hay desniveles ocultos (zanjas o piedras grandes que desvíen la dirección o rompan la transmisión) y cortes de ladera: si la pendiente tiene nieve pisada en transversal, el vehículo puede plancharse y deslizar lateralmente.
En cuanto a la presión correcta de los neumáticos, en general va de 12 (o menos) a 20 PSI según el tipo de vehículo, cubierta y terreno (los fabricantes de neumáticos no aconsejan que sea inferior a 18 o 20 PSI). En estas circunstancias se deben evitar las maniobras bruscas y frenar de golpe. Siempre que se pierda tracción, retroceder por el mismo rastro antes que patinar sin sentido.

Técnicas de avance en nieve
> Uso de 4H o 4L: siempre en tracción integral, alternando según pendiente o profundidad. La baja es clave en ascensos o zonas con tracción muy limitada.
> Línea recta y suave: no hacer cambios bruscos de dirección. La inercia controlada evita destalonar y ayuda más que la aceleración.
> No frenar, soltar: en descensos, soltar el acelerador y dejar que el motor retenga.
> Cruce en caravana: en grupo, mantener distancias largas para evitar colisiones por deslizamiento. El primero abre la huella, los demás pisan en la misma.
> Cómo se pisa la nieve: avanzando y retrocediendo sobre la misma huella, una y otra vez. Se pecha lo justo y necesario para no quedarse colgado ni encajado. Cuando las ruedas comienzan a patinar es momento de hacer marcha atrás para evitar la formación de hielo debajo de la banda de rodamiento. Es una maniobra que requiere mucha paciencia.
Transitar por nieve no es sólo cuestión de tener una 4x4 potente o llevar todo el equipamiento posible. Es una habilidad que se aprende leyendo el terreno, entendiendo el clima, ensayando, observando los reflejos del sol y sabiendo cuándo seguir o volverse. La mayoría de los errores se cometen al insistir. Recordemos que en la montaña, el blanco puede ser el color más traicionero.

Conducción avanzada
Manejar sobre nieve es como bailar sobre un suelo resbaladizo: la gracia está en la suavidad de los movimientos, la anticipación y la capacidad de mantener el equilibrio. Por eso, más allá de tener una camioneta 4x4 con todos los chiches, lo que realmente marca la diferencia es cómo se conduce. Importante: siempre llevar compresor y manómetro para adaptar la presión de los neumáticos según el tramo.
> La importancia del momento del día. Durante la mañana temprano y al anochecer, la nieve tiende a endurecerse por el frío, formando una costra que puede ser engañosa. Muchos caminos que parecen firmes en realidad están congelados. En cambio, al mediodía la capa superficial se ablanda, lo que favorece el agarre, pero también incrementa el riesgo de encajarse si la base es profunda. Consejo: si vamos a cruzar un sector dudoso, mejor hacerlo en las horas más cálidas del día, pero evaluando con precisión la compactación.
> Tracción: ¿cuándo usar 4H o 4L? 4H (alta) se utiliza cuando se circula a velocidad moderada, con nieve no muy profunda y sin grandes pendientes. Es ideal para mantener estabilidad y tracción continua sin sacrificar velocidad. 4L (baja): se reserva para pendientes pronunciadas, arranques en nieve profunda o cuando el vehículo necesita más torque a baja velocidad. Ideal para trepadas o descensos con control. Error común: usar 4L en zonas planas puede hacer patinar más el vehículo si se aplica demasiado torque sin necesidad.
> Uso de cadenas y fundas. Las cadenas metálicas son ideales para nieve dura o hielo. Deben colocarse en las ruedas que reciben tracción (o en todas si hay mucha pendiente). Las fundas textiles funcionan bien sobre nieve suave o hielo fino, pero se degradan rápidamente si hay zonas sin nieve. La cadena líquida es de ayuda en cortos trayectos o ante una encajada en que las ruedas patinan. Nunca circular con cadenas sobre asfalto limpio: arruinan neumáticos y suspensión.

> Dirección y trazado. Evitar maniobras repentinas. Los giros bruscos suelen hacer que el tren delantero patine y se pierda la trayectoria. Buscar siempre circular sobre nieve virgen o mínimamente pisada. Si las huellas anteriores están muy profundas o resbaladizas, pueden actuar como trampa. Si el vehículo empieza a patinar de atrás, no frenar de golpe. Corregir con el volante suavemente en la dirección opuesta al deslizamiento.
> Uso del freno motor. En nieve, el freno de pie puede ser el peor enemigo. La clave está en el freno motor, es decir, levantar el pie del acelerador y dejar que el vehículo desacelere por inercia. Esto evita que las ruedas se bloqueen y pierdan adherencia. En bajadas pronunciadas, poner primera en 4L y soltar el acelerador. El motor actuará como freno progresivo. Nunca usar punto muerto: el vehículo perderá todo control.
> Cómo encarar una subida con nieve. Tomar envión desde antes, con marcha baja y sin detenerse a mitad de camino. Si la pendiente es larga, evaluar previamente si hay huellas anteriores y qué tan profundas son. Si perdemos tracción a mitad de subida, no seguir acelerando. Lo ideal es frenar con el motor, retroceder por la misma huella y volver a intentar, tal vez con más envión o menor presión en las ruedas.

> Cruces de arroyos con nieve. Muchos creen que al estar nevado no hay agua. Error. El deshielo muchas veces genera pequeños cursos invisibles bajo el manto blanco. Si cruzamos un paso congelado: bajarnos y golpear con una pala o bastón. Si se hunde o suena hueco, probablemente haya agua debajo. Nunca acelerar de golpe sobre hielo delgado: podemos romperlo y caer con el tren delantero. Si hay dudas, evitar el cruce o bordearlo.
Verónica Romaña es directora de Mainumby4x4, organización de travesías off road: mainumby4x4.com




























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