Thursday 12 de December de 2024
PESCA | 25-06-2012 15:05

Vadeando en Chubut

A la antigüa, un grupo de pescadores se lanzaron a caminar las aguas del apasionante río Nilson, y el lago número 1 y 3. Entre la mayoría de arco-iris grandes y fuertes, aparecieron algunas marrones que no dejaron de sorprender por sus portes y pelea.
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Río Pico. Su sola mención dispara increíbles recuerdos entre los que alguna vez han transitado sus virginales y recónditos pesqueros y hace anhelar a los que todavía lo tienen en la carpeta de los “pendientes”. Dónde la influencia humana no ha modificado casi nada, más bien le ha aportado grandes dosis de aventura, con historias rayanas en la leyenda épica matizada con crónica policial. Desde las andanzas del legendario Pío Quinto Vargas hasta las narraciones del primer secuestro extorsivo del país, del que fuera víctima el excéntrico Lucio Ramos Otero a manos de los bandoleros yankees, William Wilson y Robert Bob Evans (de la banda de Butch Cassidy y Sundance Kid) allá por finales de marzo de 1911, del que se ha escrito poco y del que todavía se narran anécdotas en un interesante boca a boca de apenas segunda mano. Un cautivo que se escapó de su jaula de palos y desencadenó una serie de imprevistos y sucesos que derivaron en persecuciones y escaramuzas que terminaron a sangre y fuego.

Improvisar sobre la marcha

La historia se encamina en un sentido y los imprevistos hacen que se tuerza el rumbo. Algo parecido nos pasó a nosotros, un relevamiento pesquero a la región largamente proyectado y planificado que merced a una serie de situaciones impensadas terminó en otra cosa.

Cenizas volcánicas, vuelos demorados, desajustes técnicos e inconvenientes mecánicos nos dejaron sin ninguna chance de embarcación en la zona. Es sabido que la buena pesca aquí depende en gran medida de contar con botes. Los espejos más rendidores imponen recorrerlos y pescarlos mayoritariamente embarcados.

Con Carlos, José y Diego Acevedo –nuestros anfitriones de las Cabañas La Bahía–, sin perder tiempo ni claudicar, rediseñamos la estrategia y apuntamos a una pesca íntegramente de vadeo.

El río Nilson sería nuestro primer objetivo. Un curso pequeño a primera vista pero interesantísimo, típico río de montaña, con correderas, curvas, pozones, mucha piedra bocha, troncos caídos,

barrancas, juntas de agua y una infinidad de oportunidades para poner una mosca con chances de pesca. Hasta la estancia El Nilson llegamos andando una senda casi exclusiva para vehículos 4x4, acompañados por el entusiasta Diego Acevedo.

Alistar el equipo

El equipo de mosca ideal es el N° 4 (a lo sumo 5). Y las líneas de flote son prácticamente imprescindibles, casi tanto como las ganas de caminar, vadear y recorrer un curso que a cada paso nos enfrenta a una ocasión de pesca. Moscas secas como Humpy, Wullf, Royal Coachman, Madame X, Stimulator y Hoppers tanto como las de foam (Chernobyl Ants, Triple Decker y Fat Albert) resultan “bocato di cardinale” para las truchas. En cuanto a ninfas, las clásicas: Prince, Phesant Tail, Hare’s Ear, Copper John, entre otras, funcionan bien en este poblado e interesante río.

Marrones y arco iris de hasta 1 kilo no son raras y es factible dar con truchas mayores aún (principalmente marrones). En nuestro caso solo capturamos arco iris, ejemplares muy activos y vitales en un río que es una delicia de la pesca sutil y los equipos livianos. Ideal para experimentados pescadores tanto como para quienes están haciendo sus primeras armas en la pesca de secas, ya que las escaramuzas son muchas y al final del día se puede capitalizar un sinfín de nuevas experiencias.

Para el segundo día y merced a la cercanía de las cabañas con el Lago Nº 1, resolvimos madrugar e intentar vadear la costa de la bahía más cercana buscando llegar a los buenos sectores de pesca. Un amanecer con poco viento y olas pequeñas nos permitió acercarnos bastante, vadeando hasta cerca del veril, que es donde las aguas ganan profundidad de golpe en pronunciado declive y se tornan oscuras a la vista. La precaución es no acercarse demasiado por dos razones, la primera es la propia seguridad y la segunda es que se espanta y se alerta a los peces que llegan hasta ahí siguiendo nuestro engaño.

Ensayos en spinning

En este lago se halla permitido el spinning con artificiales de un solo anzuelo simple, por lo cual aprovechamos y armamos un equipo de la modalidad compuesto por una vara de 6,6 pies y 2 a 8 libras de resistencia, con un reel frontal chico cargado con multifilamento del 0,18 y terminado en un último tramo (unos 2 metros) de monofilamento transparente del 0,30 para que los peces no se percaten del engaño, ya que el multi es demasiado visible en aguas tan transparentes. Lo apropiado es lanzar más allá del veril, a la zona profunda, dejar bajar en caso de que se trate de artificiales sin acción de profundización propia (como las cucharas ondulantes, giratorias o spinners) y luego comenzar la recuperación buscando copiar la pendiente de caída del veril. Algo similar a lo que se busca con los estrímeres y las líneas de hundimiento. Allí, en esos sectores profundos y costeros, es por donde andan merodeando las truchas en busca de oportunidades de alimento. El spinning rindió más que el fly cast por el simple hecho de poder llegar mejor al sector de pique con el engaño (un oleaje moderado y algo de viento nos impedía acercarnos más con los casts a la “zona caliente”).

Por la tarde resolvimos vadear la cola del Lago Nº 3 y sus interesantes pantanos. Hay que caminar, si se quieren tener chances. Conviene hacerlo con cuidado y sutileza: no es raro toparse cara a cara con una trucha de categoría trofeo en poco más de 50 cm de agua. Observar, estar atentos a lo que ocurra bajo el agua con lentes polarizados y utilizar líneas de flote con moscas de buena silueta y que hundan apenas unos centímetros (como las que tienen cabezas muddler, sin lastrar) y, en algunos casos, grandes secas constituyen la clave del éxito en el pantano.

Una mosca que se llevó los mejores piques fue una Rubber Legs Stimulator lanzada como seca primero y, de no desencadenar pique, traccionada como estrímer subsuperficial con tirones cortos y suaves.

El tercer y último día repetimos el programa de lagos. El 1 a la mañana, agregando un belly boat ante la ausencia total de viento, con mejores resultados en fly cast que con spinning. Y el 3 a la tarde, únicamente en fly cast con momentos y situaciones difíciles de olvidar, especialmente cuando los últimos rayos del sol estiraban sus pinceladas en las cumbres más altas y la luna patagónica abrillantaba el firmamento despidiéndonos a puro pique de estos singulares ambientes agrestes y solitarios, tallados por un viento insurrecto que por milenios fue moldeado cada rincón del paisaje.

En Río Pico se respira pesca de la buena, allí mismo donde se inhalan sueños y se exhala la más pura adrenalina.

Nota publicada en la edición 472 de Weekend, enero de 2012. Si querés adquirir el ejemplar, llamá al Tel.: (011) 4341-8900. Para suscribirte a la revista y recibirla sin cargo en tu domicilio, clickeá aquí.

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Alejandro Inzaurraga

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