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PESCA | 12-06-2012 21:11

Grandes pejerreyes en Palmira

Comenzó la trepada del pejerrey por los cursos de la cuenca del Río de la Plata. Y ya pudimos pescarlo en aguas cercanas a Nueva Palmira, la ciudad uruguaya ubicada a la vera del río Uruguay.
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No hay dos días iguales, y en la pesca menos”, sentencia un dicho muy repetido entre los amantes de este deporte. Ese es el encanto que encontramos los pescadores deportivos para desafiar una naturaleza que, en este caso y desde hace ya varios años, ha sido muy benévola connosotros. Estamos hablando del Río de la Plata y su cuenca cercana. En carpeta había varios sectores atener en cuenta, entre ellos la tradicional zona de Nueva Palmira, tomandocomo extremos la desembocadura delrío Bravo y la isla Juncal. Esta franja charrúa del río Uruguay reúne todas las condiciones para intentar diferentes alternativas:desembocaduras de ríos y arroyos, bañados,juncales, bajos, veriles, piedras y canales profundos.

Analizando algunos datos sobre pronósticos climáticos, elegimos un díade viento suave del noreste para realizar el relevamiento. Si bien no esel mejor viento para la zona, no teníamosmucho tiempo y los demás días daban fuertes soplidosdel norte, lo que auguraba peores condiciones.Todavía de noche, nos encontramos en los pontonesflotantes de guardería Sarthou y una vez cargados todos lospetates en las embarcaciones, junto a los primeros rayos de sol salimos a navegarhacia nuestro destino

Durante la semana el vientonorte se había hecho notar y el río se había mantenido muy bajo a lo largo de varios días, por lo que decidimos navegar por aguas abiertas hacia Nueva Palmira. Salimos por los palos del derrotero hacia Martín García, y tras sortear algunos bancos de arena en la boca falsa del Palmas comenzamosa disfrutar de una placentera navegación. Con las dos lanchas a una velocidad crucero de 45 km/h, tardamos aproximadamente unahora y media en llegar a destino.El río Uruguay parecía sopa. No tenía movimiento, sólo la velocidad de la correntada del canal.Sinceramente, pensaba que no nos esperaba una buena jornada.

Igualmente el entusiasmo era tremendo,y enseguida comenzamos con los preparativos de la pesca. Buscamos primero la desembocadura del Bravo, que gracias a suprofundidad y correntada seguramente nos daría el envión inicial para llegar hacia el veril argentinodel canal principal. Colocamos la embarcación perpendicular a la correntada, y lo primero que se hizo fue arrojar el ancla de capa para corregir la deriva. Resultócomplicado porque no había viento, pero con dos cabos cortos pudimos lograrlo. Luego soltamos la ceba líquida por medio de botellasadaptadas para tal fin, colocamos las mojarras en los baldes y, por último, comenzamos a armar los equipos.

Elementos empleados

En nuestra lancha todos optaron por reeles frontales, cañas telescópicas de 4 a 4,5 m y líneas de tres boyas con y sin bigotera. Para tener mayorcomodidad en el armado, dejamos las cañas cerradas, pasamos el nailon o multi por los pasahílos, agregamoslas líneas colocando el mosquetón en elpilotín y luego, desde el tramo puntero y con el reel abierto, fuimos extendiendo la caña.Elegimos todos formatos de boyasdiferentes.

Yeye Ramos optó por una Cribal panzona 20/2 con purpurina, Matías por unas tipo lágrimas y yotenido muy bajo a lo largo de varios días, por lo que decidimos navegar por aguas abiertas hacia Nueva Palmira.Salimos por los palos del derrotero hacia Martín García, y tras sortear algunos bancos de arena enla boca falsa del Palmas comenzamos a disfrutar de una placentera navegación. Con las dos lanchas auna velocidad crucero de 45 km/h, tardamos aproximadamente una hora y media en llegar a destino. El río Uruguay parecía sopa. No tenía movimiento, sólo la velocidad de la correntada del canal. Sinceramente, pensaba que no nos esperaba una buena jornada.

Igualmente elentusiasmo era tremendo, y enseguida comenzamoscon los preparativos de la pesca. Buscamos primero la desembocaduradel Bravo, que gracias a su profundidad y correntada seguramente nos daría el envión inicial para llegar hacia el veril argentinodel canal principal. Colocamos la embarcación perpendicular a la correntada, y lo primeroque se hizo fue arrojar el ancla de capa para corregir la deriva. Resultócomplicado porque no había viento, pero con dos cabos cortos pudimos lograrlo. Luego soltamosla ceba líquida por medio de botellas adaptadas para tal fin, colocamos las mojarras en los baldes y, por último,comenzamos a armar los equipos.

Elementos empleados

En nuestra lancha todos optaron por reeles frontales, cañas telescópicas de 4 a 4,5 m y líneas de tresboyas con y sin bigotera. Para tener mayor comodidad en el armado, dejamoslas cañas cerradas, pasamos el nailon o multi por los pasahílos, agregamoslas líneas colocando el mosquetón en el pilotín y luego, desde eltramo puntero y con el reel abierto, fuimos extendiendo la caña. Elegimostodos formatos de boyas diferentes.

Yeye Ramos optó por una Cribal panzona 20/2 con purpurina,Matías por unas tipo lágrimas y yopara concretar la captura. Cruzamos todo el canal y debíamos remontar, por lo que decidimoshacerlo en zigzag. Esta vez nos largamos desde la punta nortede la isla Juncalito, y aquí fue nuestra mejor faena: pique constante depejerreyes de todos los tamaños, mezclados con algún dientudo.No nos daban respiro. Las boyas salían disparadas lentamente hacia cada costado, y la atención delpescador era la que marcaba la diferencia en elcajón de muestra.

Las mejores respuestas sedaban a la salida del veril. Y los tamaños más importantes los capturamos bien a flor de agua ymuchas veces reteniendo la línea, situación que en numerosas oportunidadesnos permitía ver al pejerrey dirigirse hacia la carnada. La acción inmediata consistía en soltarla línea y pararla hasta que tomara el cebo, dejarlo correr un poquito y, con un suave golpe de muñeca, intentar clavarle el anzuelo. Así se fue terminando el día paranosotros, pero todavía había tiempo para pescar sobre los juncos.

Nos acercamos casi hasta la bocadel Sauce e intentamos ahí. Los piques fueron muy esporádicos y de portes menores. Entonces mis compañeros quisieron volver urgente al canal para dar con mejores tamaños, pero se venía la noche y había que volver. El regreso fue muy placenteropor los ríos interiores. El pejerrey seguía regalándonosjornadas inolvidables.

Nota publicada en la edición 477 de Weekend, junio de 2012. Si querés adquirir el ejemplar, llamá al Tel.: (011) 4341-8900. Para suscribirte a la revista y recibirla sin cargo en tu domicilio, clickeá aquí.

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Julio Pollero

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