Thursday 18 de April de 2024
SITIOS EXTERNOS | 15-10-2015 11:13

Variada muy divertida

En Santa Clara del Mar, a un paso de la ribera, pescamos diversidad de especies, con algunas que anticiparon su llegada. Equipos y cuidados.
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Ciudad de Mar del Plata, 7:30 de la mañana. El sol ilumina los edificios y me deja apreciar un mar tranquilo y con el mínimo oleaje. Voy manejando mi auto con mi kayak arriba del techo con rumbo norte, dejando el mar a mi derecha. La locutora de la radio que tengo sintonizada me cuenta que la temperatura en ese preciso instante es de -1 °C, o un grado bajo cero. Instintivamente bajo la mano libre y la apoyo sobre mi pantalón de neoprene de 4 mm, al que sabiamente seleccioné para que me proteja del frío de esta jornada. En el baúl viajan las medias de neoprene de 2 mm secas con costuras selladas y las botas de neoprene de 3 mm. Con esa temperatura y en un ámbito como el mar (en el 90% de los ingresos nos mojamos de pies a cabeza), es indispensable estar aislado del frío. Para arriba de la cintura llevaba mi remera térmica de cuello alto y manga larga, más otra remera de manga larga respirable, más mi chaqueta Bigfoot para kayakismo. Con ese equipo iba a tener una estadía placentera dentro del agua en cualquier condición.

En el auto que me precedía viajaba mi amigo El Pana Diego y en Santa Clara del Mar (nuestro punto de salida) nos íbamos a encontrar con Luis y Fabián, a quienes no veía desde hacía ya un buen tiempo.

Preparativos y al agua

Llegados al punto de reunión frente a la casa de pesca La Escollera (donde siempre nos atienden con la mejor predisposición), procedimos a comprar anchoa fresca y langostino mediano a chico. Luis se encargaría de las líneas (como siempre que nos encontramos), elemento muy importante y al que le presta especial atención. Esta vez la recomendación fue una madre que no superara 1,30 m de largo, plomada tipo palito de entre 60 y 80 g de peso (el formato ideal para evitar enganches en la piedra), una brazolada de 40 a 50 cm de largo arriba y una brazolada abajo que no superara el largo total de la línea para evitar “los descarnadores del fondo”. El anzuelo de arriba mediano pata larga y el anzuelo de abajo, corvinero mediano-chico y con detalles de perlas de distintos colores y flecos de material sintético. Se nota que Luis está adentrándose en el mundo del fly cast, ya que la presentación de ese anzuelo era por demás llamativa.

Una vez todo dispuesto y a pie de playa, llegué a contar cerca de 10 kayaks listos para el ingreso. En nuestra tanda entramos seis en una pausa en la serie de olas, y sin inconvenientes pasamos una onda de reflujo que nos tenía preocupados y que se

armaba a una distancia de la costa algo mayor que el resto, rompiendo mucho antes.

Para refrendar lo vertido en Weekend de septiembre sobre la utilización de equipos livianos y/o multiuso para el kayak, llevé dos cañas. Una de 10-17 libras (1 libra: 0,453 kilos) cuya particularidad es la portabilidad, ya que se trata de una vara de tres tramos,

fast action (acción rápida) y que se presenta en un tubo de plástico ABS transparente que la protege de cualquier golpe o accidente (léase caídas), tanto a la entrada como a la salida entre rompientes . Además, el tubo cerrado flota, por lo que la podemos recuperar sin problemas. La segunda caña fue una de baitcasting de 1,70 metros de largo, 8-17 libras, enteriza, que procedí a asegurar en el kayak con cordones elásticos en

el mango, en el centro de la vara tomada a un atalona que trae mi bote al efecto y la punta pasada entre los elásticos de proa.

Nota publicada en la edición 517 de Weekend, octubre de 2015. Si querés adquirir el ejemplar, pedíselo a tu canillita o llamá al Tel.: (011) 5985-4224. Para suscribirte a la revista y recibirla sin cargo en tu domicilio, clickeá aquí.

15 de octubre de 2015

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Gabriel Procaster

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