La escalada es casi tan antigua como el hombre. Desde que aquellos antepasados intentaron surcar los intrincados caminos hacia el agua o alimento, siempre hubo algún boulder o roca gigante para escalar. En la actualidad, se convirtió en un deporte que reúne a cientos de personas en palestras enormes que se montaron en lugares abiertos o galpones.
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Es que se trata de una actividad que casi no requiere equipo, al menos en los niveles iniciales y la pueden practicar tanto niños como adultos. A medida que se avanza en la técnica, los deportistas van perdiendo el miedo, hasta escalar rocas en distintos puntos del país, sólo con la ayuda de sus manos.
Lo interesante de esta variante del montañismo es que, además de fuerza física, los competidores deben contar con cierto grado de planeamiento estratégico, ya que toda roca es distinta y se puntúa de acuerdo a la creatividad con la que se lleva adelante el ascenso.
Variantes
El bulder nació como una forma de entrenar a los montañistas de primera línea acerca de cómo sortear determinados problemas (al mejor estilo de la matemática) en una gran formación de roca o hielo. De esta manera, los deportistas pueden evadir algunos sectores muy complicados de las montañas, donde no se puede usar equipo, como picos o clavos de expansión.
Desde entonces, al igual que en la actualidad, se practica en muro s o rocas que no superan los 6,1 m, altura desde la que se sobreviviría a una caída. De todas maneras, quienes practiquen este deporte y escalada en general, pasan por un entrenamiento en el que se les explica cómo usar la energía de la caída para distribuirla por todo el cuerpo, como en las artes marciales o en la gimnasia artística.
Nota publicada en la edición 501 de Weekend, junio de 2014. Si querés adquirir el ejemplar, llamá al tel.: (011) 4341-7820 / 0810-333-6720. Para suscribirte a la revista y recibirla sin cargo en tu domicilio, clickeá aquí.
23 de junio de 2014
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