Andrés Bottini es un fanático de la pesca en kayak y su escenario preferido es el mar. Año tras año inspecciona diversos lugares en la Costa Atlántica con el afán de conquistar nuevas especies desde el kayak. Él viaja desde Pilar cuantas veces el clima se lo permita con el afán de conseguir peces más grandes. En su último viaje tuvo un encuentro con un grupo de ballenas que superó sus sueños, al punto de que llegó a hacer equilibrio con un pie sobre el lomo del mamífero.
Al llegar a Necochea, Andrés y su grupo de amigos acamparon a orillas del mar, en el balneario Los Ángeles, para pasar la noche, comer un asado y a la mañana siguiente ingresar al mar a pescar. La incursión comenzó bien temprano. En un principio y al garete buscaron salmones, meros y lenguados, y más tarde fondearon en un punto que previamente tenían marcado en el GPS.
A la distancia Andrés avistó la primera ballena, por precaución levantó inmediatamente las líneas de pesca, buscó su cuchillo y lo mantuvo al alcance de su mano. En caso de que la ballena se enganchara con el cabo del fondeo, él debía cortarlo de inmediato para no ser arrastrado y tumbado del kayak. Mientras recogía el fondeo, encendió la cámara y logró filmarlas. Tras esto decidió finalizar la pesca y volver hacia la costa, donde nuevamente se volvió a cruzar con ellas.
Las ballenas iban en su dirección, por lo que Andrés se dispuso a disfrutar del espectáculo desde muy cerca, aunque nunca pensó que se le iban a acercar tanto. Primero las vio de frente y luego se quedó observando a una que emergió a su derecha.
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Pareciera que ambos se estaban mirado, cuando es en ese momento lo sorprendió una tercera ballena que salió a la superficie justo debajo de él, con la suerte de que lo levantó con su lomo y lo desplazó unos metros. El agua brotaba por todos lados a borbotones, mientras Andrés intentaba conservar el equilibrio sacando ambos pies del kayak. Al final logró afirmarse pisando el lomo de la ballena hasta que nuevamente quedó flotando en su kayak. Aún incrédulo de lo sucedido, reaccionó rápido y remó para alejarse.
Este encuentro fortuito nunca fue parte de sus sueños, pero seguramente encabece la lista de sus más grandes aventuras. ¿Quién más puede probar que montó una ballena con su kayak?
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