La fuerte depredación íctica en el norte del país no es raro. Más bien, es una problemática que se viene viendo desde hace varias décadas. El pescador deportivo busca aportar su granito de arena para el cuidado de las especies, mientras que la acción de los comerciales no se detiene y siguen diezmando un recurso que, sin dudas, lejos está de ser inagotable. El especialista en Derecho Civil, Ricardo González Zund, repasó en una reciente entrevista los incumplimientos a un fallo judicial y a la normativa sobre pesca en aguas del río Paraná.

Escamas de oro en aguas del Paraná
El abogado, doctor en Derecho y especialista en Derecho Civil, advirtió sobre el avance sin control de la pesca comercial en los ríos de la región y el riesgo de que las futuras generaciones "no lleguen a conocer un dorado". En diálogo con Vía Norte, el profesional repasó algunos antecedentes. En 2020 comenzó a evidenciarse una merma sostenida de la fauna íctica. Ante esa situación, junto con el club Yapu Guazú y con el patrocinio del reconocido jurista Jorge Mosset Iturraspe, iniciaron una acción contenciosa administrativa para prohibir la pesca comercial. El expediente llegó hasta la Corte Suprema y derivó en una sentencia ejemplar: la Cámara ordenó a la provincia incrementar recursos para proteger la fauna, incluir contenidos sobre el tema en las escuelas primarias y realizar un estudio de impacto ambiental que determine las cuotas de extracción. Lamentablemente, eso no pasa.

Cifras preocupantes
González Zund ejemplifica la magnitud del problema: "En 1999, en un torneo de pesca de dorado, con 150 embarcaciones se obtuvieron 154 ejemplares en la medida permitida. Hace unos días, en la Isla del Cerrito, participaron 300 embarcaciones con 1200 pescadores y solo capturaron 33 dorados". En una reciente reunión en la Casa de Gobierno, incluso los propios pescadores comerciales reconocieron que la escasez es tal que "ni trabajando los siete días de la semana logran subsistir". El abogado concluyó con un diagnóstico contundente: "No hay peces. La depredación es evidente y el control, insuficiente". Sin lugar a dudas, es necesario una pronta manos a la obra de los responsables en hacer cumplir las normativas correspondientes y cuidar el recurso.





























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