Tuesday 16 de December de 2025
PESCA | 03-12-2025 09:58

Tiburones, la atracción más grande del Mar Argentino

Esta especie atraviesa el primer tramo de su temporada de pesca en la costa bonaerense. Cada vez con más adeptos entre los pescadores deportivos que se animan a la tremenda pelea que da. Claves para enfrentarse con los escualos.
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La captura deportiva de tiburones dejó hace tiempo de ser terreno exclusivo de grupos reducidos y altamente especializados. La evolución de los equipos, el mayor conocimiento sobre la especie y la técnica, y la voluntad de pescadores experimentados de compartir saberes abrieron la puerta para que cada vez más aficionados intenten esta apasionante pesca. Claro que esto no significa que cualquiera vaya a clavar un bacota, escalandrún o cazón en su primera salida, pero siguiendo protocolos básicos —y, de ser posible, confiando en un guía o referente especializado— las chances de éxito crecen notablemente.

Son alrededor de 55 las especies de tiburones descriptas en el mar argentino, siendo algunas residentes permanentes y otras que migran estacionalmente a zonas costeras, siendo las especies nombradas anteriormente, junto al gatopardo, las más presentes entre los pescadores de nuestro país. Los destinos de pesca para esta especie son muchos, pero para quienes buscan capturas costeras, pican en punta algunos clásicos que se distinguen por profundas canaletas: El Faro Querandí, Mar Chiquita y Bahía San Blas son sitios para destacar e ir por estos grandes trofeos. Pinamar, Punta Médanos, Monte Hermoso, Claromecó y los buenos pesqueros cercanos a Bahía Blanca, son otros de los tantos sitios que también suelen ser muy concurridos por seguidores de la especie. Al sur, el Camino de la Costa en Río Negro, es uno de los mejores lugares para pescar tiburones en la Patagonia. Bahía Creek, Bahía Rosas, La Ensenada y otros rincones agrestes son los elegidos por muchos fanáticos de la caña para probar suerte y llevarse la foto más buscada.

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Con una pesca que, a lo largo de los años, tuvo a especialistas de Weekend recorriendo distintos pesqueros, en la web en tiempos recientes recurrimos a referentes locales. En los últimos años, Fernando Riera explicó las claves para San Blas; Darío Vega detalló los secretos del Faro Querandí; Román Guianone hizo lo propio en San Clemente; mientras que Fernando, de Punto Tiburón, reveló el potencial de Mar Chiquita. También Esteban Giussi aportó precisión técnica sobre la pesca rionegrina, y Antonio La Delfa trazó un valioso paralelismo entre el método histórico y las técnicas actuales. En este caso, nos encontramos con amigos de Tandil y la zona a la que suelen ir por los tiburones. Gastón Burón es uno de ellos, quién visitó Mar Chiquita y el Querandí tanto con amigos como con familia, disfrutando las bondades del Mar Argentino. Junto a Francisco Schwindt y Agustín Maino supo dar con grandes ejemplares que acompañan la nota con sus imágenes, y que nos llevaron a refrescar datos que ayuden a los menos experimentados, a adentrarse en esta apasionante pesca. 

Equipos y carnadas

A la hora de hablar de equipos para pescar de costa o fondear, cada pescador tiene su técnica, aunque muchos usan las tradicionales varas de acciones 7 a 9, cañas de no menos de 80 a 100 lb (1 lb: 453,5 g), acompañadas de reels frontales o rotativos con una capacidad de carga de no menos de 350 m. de nylon 0.70 a 0.80 mm. Aficionados más experimentados utilizan medidas más finas, lo que significa un riesgo en zonas de piedra como Mar Chiquita, donde un leve roce nos dejará sin pieza, y una gran mayoría se volcó al hilo, con frontales con una buena capacidad de carga de multifilamento de 65 libras, o rotativos del 4/0 al 12/0, con cargas de 80 a 120 libras. Los rotativos se llevan las palmas, ya que el sistema de freno es superior y tiene una mejor tracción. Si vamos a trasladar la línea mar adentro, ya tenemos que hablar de una carga que supere los 600 m. 

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En cuanto a las carnadas, la lisa fresca es el cebo por excelencia, aunque cuando no tenemos, o no es buena, usan corvina, que rinde muy bien y es más dura que otras especies, evitando que la variada la descarne cuando se pasan muchas horas con la carnada en el agua. El magrú, calamar, pescadilla y las aletas de chuchos son otras opciones que se usan con asiduidad, todas carnadas que se atan con el tradicional hilo mágico grueso. Hace un tiempo consultamos a La Delfa, experimentado pescador y colaborador en notas de Weekend en la década del 90´, quien nos contaba que él prefiere la caballa a principio de temporada, ya que es más grasosa y olorosa que la lisa, pero sólo a inicio de temporada, ya que cuando aparece la variada, es muy fácil presa de descarne y nos quedamos con los anzuelos vacíos en un rato. 

La línea es sencilla pero robusta para no encontrarnos con sorpresas, ya que muchas veces, no revisar una bajada puede ser un riesgo, y un cable marcado puede ser pérdida de pieza asegurada. Se arma un aparejo de 1,20 m. de longitud, sobre nylon 150 mm, del que cuelga una brazolada de nylon del mismo grosor, de 0,80 cm a 1,10 m. El largo de la misma depende del estado del mar, con mar movido se usa brazolada corta, mar planchado requiere bajada larga. Los anzuelos recomiendan a los N° 12/0 de la serie 3406, con una protección de cinta de unos 20 cm para evitar el corte, o bien, un líder de acero de 150 a 200 lb. El plomo es del tipo araña, que va de los 150 a 240 gramos, de acuerdo al estado del mar, y en lugares como el Querandí, donde es frecuente la presencia de cangrejos descarnando, se puede usar una boya elevadora. Para los que contraten alguien que les meta la línea y busquemos los escualos fondeados, necesitaremos del grampin, el plomo que usaremos y que actuará de fusible, el mismo no debe ser muy exagerado, ya que lo principal es el anclaje. Muchos lo hacen con uno o dos pernos de pistón y ganchos con varilla de construcción de 4,2 mm. Este fusible va de acuerdo a la correntada y al estado del mar, nunca debe ser inferior al 0,50 mm y en esos días de sudestada, o con condiciones amenazantes y pensamos tener el plomo adentro largas horas, se puede meter un 0,70 mm, siempre con un nudo en el medio que facilite el corte.

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Cuidado de la especie

Hay que recordar que el tiburón es de liberación obligatoria en Buenos Aires, de acuerdo a las Disposiciones N.º 217/2007 y 78/2014 que establecen la “devolución obligatoria de los tiburones” capturados de las especies Escalandrún, Bacota, Gatopardo, Martillo y Cazón, limitando el número de cañas por pescador y también estipulan la modalidad de “armado del aparejo” de captura, donde destacan la importancia de colocar,  a unos 30 cm del anzuelo una boya mediana, para evitar que este lastime el ejemplar, y es recomendable el uso de anzuelos circulares, que son más propensos a clavarse en la boca. Lo aconsejado para grandes Escalandrunes, los anzuelos circulares tipo Mustad 7690 o 7691DT Y 7699 D, que, al producirse la pelea y tracción con la línea, suben desde el estómago y se clavan solo en la boca. En cambio, para los Bacotas, tiburones menos “tragadores” al quitar el anzuelo, es más útil para su retiro la utilización de un anzuelo pata larga, como el Mustad oxidable 3406 número 12/0 a 14/0.

La temporada ya está en pleno desarrollo y las chances de volver a vivir jornadas épicas están más vigentes que nunca. Lo fundamental es recordar que todos los grandes tiburones costeros del Mar Argentino son especies de pesca dirigida con reserva, lo que implica devolución inmediata y sin excepción.

La experiencia, la adrenalina y la foto soñada están ahí, esperando al pescador que se anime. Pero siempre bajo una consigna clara e innegociable: cuidar al tiburón es cuidar la pesca del futuro.

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Jorge Virgilio

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