La historia de la laguna Culú Culú se remonta a tiempos muy lejanos, al tatarabuelo de Gastón Caset, quien es el que hoy abrió las tranqueras de este ámbito privado, ubicado entre las localidades de Lobos y Monte, al costado de la ruta 41.
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Se encuentra rodeado un 75 % por campos, todos de la misma familia. El espejo cuenta con 1.000 hectáreas con una profundidad que está entre 1,60/70 metros, y algún que otro lugar, como en el centro hacia el este, llega a los 2 metros.
Antiguamente era una laguna que estaba cubierta de juncos y ortigas, pero la invasión de la carpa la fue limpiando naturalmente, y hoy por hoy solamente se encuentra la vegetación en las orillas. Es perfectamente navegable, las especies que se pueden conseguir son grandes tarariras, carpas y bagres.
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La tararira es la especialidad del espejo, en principio. Las capturas son con devolución, pero está la posibilidad permitida de que se puedan llevar algún ejemplar destacado. Hay en alquiler de 6 botes sin motor, para tres personas cada uno y dos sectores de costa arbolados, como para que la gente pueda tener su esparcimiento. También se puede llevar embarcación, puesto que los que hay en el predio no tienen motor, pero con un máximo de 15 HP.
Cabe aclarar que es un lugar agreste y salvaje, no se puede pernoctar y solo se puede ingresar con reserva, previo llamado al celular (02227) 15 55-4577. Hay que recalcar que es un lugar que nunca fue explotado a nivel de pesca y recreación, por lo que es una buena oportunidad para reencontrarse con la naturaleza, y obviamente practicar nuestra pasión en plenitud.
El ámbito es regenteado por Gastón Caset y pueden ubicarlo en el número antes mencionado. La laguna está a solo 100 kilómetros de la Ciudad de Buenos Aires y es de fácil acceso.
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