En verano, cuando suben las temperaturas, el interior del auto se
convierte en un receptáculo que almacena y retiene el calor. De
ninguna manera, el conductor debe tomar a la ligera el calor dentro
del habitáculo, que no solo actúa rápidamente sobre la capacidad de
conducción, sino que también puede causar problemas físicos.
Una de las principales razones para que se produzca este
almacenamiento de calor se debe a la gran superficie que ocupan las
ventanas en el vehículo. Especialmente la del parabrisas.
”El parabrisas ha aumentado significativamente su tamaño en los
últimos años. En algunos autos llega incluso hasta el techo”, señala
Thomas Klein, un especialista en ventanas de automóviles. A través
del parabrisas entra la mayor parte del calor y se produce un efecto
invernadero. Se suma, a que este vidrio solo puede polarizarse
parcialmente, agrega el experto alemán.
En general, las normas de tránsito indican que el grado de
transparencia de los parabrisas y el resto de los cristales debe ser
de al menos el 70 por ciento.
En los vidrios originales polarizados con una tonalidad verde, el 65
por ciento del calor se mete dentro del habitáculo del coche. Este
valor puede reducirse en hasta un 40 por ciento con láminas solares
que absorben gran parte del calor que penetra por los cristales,
asegura el proveedor de cristal para automoción Saint-Gobain Sekurit
Internacional.
Una vez que entra el calor en el auto, el conductor tiene varias
maneras de reducir la temperatura. “Antes de arrancar, es
recomendable abrir las ventanillas y las puertas y ventilar bien el
auto para aliviar el calor acumulado”, dice Alexander Ahrens del Club
de Tránsito de Alemania (VCD).
Al iniciar el viaje, el conductor debe cerrar las ventanas y enfriar
el interior con el aire acondicionado en el punto máximo alrededor de
cinco minutos y a continuación, bajarlo al mínimo. “El chorro de aire
frío nunca debe apuntar directamente en la cara”, aconseja Ahrens.
En vehículos sin aire acondicionado, las ventanas deben apenas
entreabrirse y se debe ajustar la ventilación del auto al nivel más
bajo para permitir que circule el aire.
”Dentro del auto pueden registrarse en verano temperaturas de más de
50 grados”, explica el Dr. Matthias Graw, de la Sociedad Alemana de
Medicina del Tráfico. “Esto tiene un efecto directo en la capacidad
de concentración y de reacción”, agrega.
Especialmente personas propensas a la hipertensión arterial y
problemas circulatorios deben ser prudentes y hacer pausas con
frecuencia en algún lugar sombreado.
Además, es importante beber suficiente agua. “En este caso es
recomendable beber regularmente pequeños sorbos en vez de mucha agua
de una vez”, señala Graw. En días calurosos, los automovilistas deben
tomar entre dos y tres litros de líquido, aconseja el médico. Un
indicador de que no se está bebiendo suficiente líquido es la orina
muy oscura.
Si el interior se enfría demasiado, al bajar del auto, el calor puede
actuar como una especie de muro. Un cambio brusco de temperatura
también puede generar malestar. Por lo tanto, Ahrens recomienda que
poco antes de llegar se equilibren las temperaturas de afuera y de
adentro a una diferencia de no más de tres grados.
”Una protección eficaz y asequible de protección contra el calor la
proporciona un simple cartón ondulado en el parabrisas. Además, se
puede cubrir el tablero de instrumentos, el volante y los asientos
con un paño”, agrega.
También hay persianas especiales que pueden proporcionar alguna
protección adicional en las ventanas laterales traseras, aunque
impide la visión.
Ahrens aconseja que al comprar un automóvil nuevo se le coloque un
vidrio que absorva el calor y en caso de tener que reemplazarse el
parabrisas también vale la pena colocar un nuevo cristal con
propiedades aislantes.
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