La mantis sujeta a la avispa asesina y le devora la cabeza, sin inmutarse por la resistencia que ofrece su presa. Foto: Weekend

La avispa asesina no tiene depredadores naturales. Foto: Weekend

La mantis no es la primer especie que demuestra la vulnerabilidad de la avispa asesina. Foto: Weekend

Se busca depredador

La mantis religiosa puede detener la invasión de la avispa asesina

La teoría surgió a partir de un video viral sobre ambas especies, donde se puede ver cómo el mantodeo domina fácilmente a su presa y le come la cabeza.

Como si no tuvieran bastantes problemas con el coronavirus, Estados Unidos ahora también debe lidiar con la aparición de la avispa asesina, un insecto de 5 centímetros de largo, venenoso y capaz de eliminar fácilmente una colmena de abejas. Inesperadamente, pareciera ser que para combatirlo podrían utilizar a otro insecto como aliado: la mantis religiosa.

Recientemente se viralizó por internet por un video donde se puede ver cómo una mantis religiosa devora sin dificultad a una avispa asesina.

En el video, que data de 2010, se puede ver con sumo detalle como la mantis sujeta a la avispa y le devora la cabeza, sin inmutarse por la resistencia que ofrece su presa. Es importante tener en cuenta que la avispa asesina tiene un aguijón cargado de neurotoxina, cuya picadura puntúa con un dos en la escala del dolor de Schmidt.

En Estados Unidos se prendieron las alarmas cuando se vieron avispas asesinas en áreas donde antes no se veían. La aparición de una especie invasora siempre es un tema alarmante, y más cuando se trata de un insecto que no tiene ningún depredador natural. Por eso el video ya mencionado ha tomado tanta relevancia en los últimos días, ya que muchos cibernautas especulan con utilizar a la mantis religiosa para combatir a esta especie.

Aun así, esta no es la primera vez que se puede observar la vulnerabilidad de la avispa asesina. Las abejas, víctima principal de este insecto, también pueden defenderse de su ataque. Para ello todo el enjambre rodea a la avispa, y a través de su zumbido generan una temperatura de más de 30 grados, capaz de calcinar a su depredador.

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