Ubicada a pocos kilómetros de Capital Federal, nos adentramos en esta nueva reserva natural de gran importancia para la preservación de los humedales. Foto: Weekend

Marcos Peña demostró su conocimiento del Delta. Foto: Weekend

El arroyo Surubí nos recibió con un paisaje enmarañado y lleno de obstáculos. Foto: Weekend

PARA DESCUBRIR

En kayak por el Parque Nacional Ciervo de los Pantanos

Ubicada a pocos kilómetros de Capital Federal, nos adentramos en esta nueva reserva natural de gran importancia para la preservación de los humedales.

Por Patricio Redman

Siempre el Delta enamoró a los que lo visitaron. Así lo describió Marcos Sastre hace casi dos siglos: “¡Qué enajenantes descubrimientos! ¡Arroyuelos serpenteando por entre espadañas coronadas de sus blancos penachos y de pintados pájaros, durazneros abrumados con su fruto en racimos rubios y carminados, hermosos panales colmados de miel!… ¡Oh, qué dicha el descubrirlos por primera vez! ¡Qué gusto andar por sendas desconocidas, trazadas por la apacible capivara; contemplar aquellas vertientes de aguas cristalinas, a cual más sinuosa y bella”.

Para los que amamos el Delta, la noticia de la creación del Parque Nacional Ciervo de los Pantanos fue una gran alegría. Que este rincón alejado de Tigre y del delta urbano –donde estaba la casi olvidada reserva Otamendi– lograra este estatus, fue un gran espaldarazo para la protección de los humedales. Hasta ahora se hablaba mucho pero se hacía poco; hasta que finalmente el día llegó, hoy tenemos un nuevo parque nacional a sólo 60 km de la Ciudad de Buenos Aires.

Una hermosa mañana zarpamos en kayak desde la orilla del río Paraná, casi pegados a la balsa que cruza el afluente hacia la estación del Instituto Nacional de Tecnología Agropecuaria (INTA) en el Delta. De la salida participaron Emiliano Ezcurra, vicepresidente de Parques Nacionales y entusiasta kayakista, y Marcos Peña, Jefe de Gabinete de Ministros, entre otros funcionarios que visitaron el nuevo Parque Nacional. Todos a bordo de los kayaks, la mejor manera de adentrarse en este increíble humedal.

Curiosidades río abajo

Junto a Pablo Ortiz, uno de los guías, acompañamos a la comitiva para transmitirles seguridad en el agua. El día no podía estar más soleado y el majestuoso Paraná se mostraba en todo su esplendor. Remada tras remada, los invitados iban ganando confianza en los kayaks, mientras que Emiliano nos deleitaba con sus conocimientos sobre la reserva, las especies de aves y la flora de la zona. Navegamos pegados sobre la margen derecha del Paraná, admirando la selva ribereña en la que proliferan los sauces criollos, alisos de río, curupíes y anacahuitas. De tanto en tanto nos cruzamos con los isleños, que nos miraban con curiosidad a bordo de sus canoas.

Avanzamos a buen ritmo observando las bandadas de biguás y garzas. Por momentos nos deteníamos a mirar la costa con la ilusión de poder divisar el majestuoso ciervo de los pantanos, residente destacado de la zona y quien le da el nombre al nuevo parque nacional. Según nos explicaron, es de hábitos nocturnos y muy tímidos.

Un compañero inusual

Veinticinco años atrás había recorrido en kayak la reserva Otamendi, en aquella ocasión había ingresado por la zona del río Luján. Al volver a navegar sus aguas, grande fue mi sorpresa al notar que afortunadamente el ámbito todavía se mantiene intacto y la naturaleza se muestra en todo su esplendor.

Rara vez tenemos la oportunidad de remar pegados al Jefe de Gabinete, por lo que aproveché la oportunidad para charlar con Marcos Peña, conocedor del Delta, sobre la problemática del caótico tránsito de lanchas en la Primera Sección y el escaso control que hay en el denominado Circuito Chico, donde miles de aficionados al remo deben convivir con todo tipo de lanchas que circulan a alta velocidad sin respetar ninguna norma. Para mi sorpresa, él estaba al tanto del problema y de su difícil control.

Seguimos remando por el Paraná hasta que llegamos al hermoso arroyo Surubí, por el que nos adentramos en el corazón del Parque Nacional Ciervo de los Pantanos. Este arroyo de escasos ocho metros de ancho zigzaguea entre altos bosques de alisos y álamos. Algunos árboles caídos interrumpieron nuestro curso pero, una vez sorteados, logramos avanzar por este increíble escenario selvático. Aquí Emiliano nuevamente se detuvo en los pequeños detalles de la flora y fauna, que en general pasaban inadvertidos para nosotros.

Naturaleza como legado

La variedad de la fauna silvestre es muy amplia, son 240 especies de aves y entre los animales más emblemáticos se encuentran el gato montés, el carpincho y el famosísimo ciervo de los pantanos, símbolo del lugar.

Fue una salida muy tranquila y distendida, en la que todos disfrutamos a pleno de esta maravilla natural. El cansancio y el calor ya se hacía sentir, era momento de interrumpir la remada y pasar al almuerzo en un agradable claro entre la espesura. Todos quedamos con la satisfacción de recorrer un lugar mágico donde la naturaleza se muestra en su máxima expresión y que, por suerte, se preservará de este modo para las futuras generaciones.

Nota completa en Revista Weekend del mes de febrero, 2019 (edición 557).