Sus hazañas aéreas la convirtieron en una de las personas más admiradas en el mundo entero. Foto: weekend

Earhart también fue una gran luchadora de los derechos feministas. Foto: Weekend

Su vida se truncó, en 1937, cuando intentaba dar la vuelta al mundo y su avión desapareció sin dejar rastro alguno.. Foto: Weekend

Se dio el lujo de igualar la hazaña que, en 1927, había conseguido Charles Lindbergh a bordo de su legendario Espíritu de San Luis. Foto: Weekend

INVENCIBLE

Quién fue Amelia Earhart, la dueña de los cielos

El 11 de enero de 1935, la valiente aviadora estadounidense se convertía en la primera mujer en realizar una proeza que la catapultó a la fama mundial. ¿De qué se trató?

Nacida el 24 de julio de 1898 en Atchison, Estados Unidos, a lo largo de su vida la valiente piloto norteamericana Amelia Earhart no solo logró enormes proezas aeronáuticas sino que, fundamentalmente, fue una gran predicadora de los valores feministas que promovían la igualdad  y demostraban lo alto que podía llegar una mujer si se lo proponía.

Desde muy pequeña mostró un gran interés por los aviones y se implicó de manera muy activa en los problemas de su tiempo al actuar como enfermera en un hospital de campaña canadiense durante la Primera Guerra Mundial.

Su primera gran hazaña tuvo lugar en 1928 cuando se convirtió en la primera mujer en volar sobre el Atlántico como pasajera en un  vuelo que fue piloteado conjuntamente por  Wilmer Stultz y por Louis Gordon. Earhart quedó tan impresionada con esa experiencia que ese mismo año decidió comenzar a realizar vuelos de manera solitaria por todo Estados Unidos.

Así fue que, tras prepararse durante más de tres años, finalmente el 11 de enero de 1935 logró catapultarse a la fama mundial cuando logró cruzar el océano Pacifico en solitario, uniendo las ciudades de Honolulu (Hawai) y Oakland (California), igualando así la hazaña que, en 1927, había conseguido Charles Lindbergh a bordo de su legendario compañero de aventuras aéreas: su avión Espíritu de San Luis.

Gracias a esa gran proeza, que realizó en un tiempo récord de 13 horas y 50 minutos, el Congreso de Estados Unidos la condecoró con la Cruz Distinguida de Vuelo. Además, mientras ese mismo año superó un nuevo récord de velocidad al llegar a Nuevo York desde Ciudad de México sin escalas, dos años más tarde se embarcaría en su última misión: dar la vuelta al mundo siguiendo la línea del Ecuador en lugar de las rutas tradicionales por el hemisferio norte que solían emplearse.

Pero, lamentablemente su sueño quedó trunco cuando el 2 de julio de 1937, ella y su copiloto, Frederick Noonan, que ya llevaban dos tercios del recorrido total realizado, perdieron toda comunicación con la torre de control y nunca se supo de sus paraderos.  

Si bien su gran fama mundial obligó al gobierno de los Estados Unidos a invertir millones de dólares para tratar de encontrar sus restos, tras dos años de búsqueda infructuosa, finalmente, en 1939 se los declaró oficialmente muertos a los dos.

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