Pescar tarariras azules en Uruguay es una experiencia única que no siempre es posible realizar. Y como nos enteramos de que ahí estaban, salimos desde el Gran Buenos Aires con rumbo norte, puntualmente hasta la localidad de Andresito, sitio elegido por las tarariras de río o tornasol (Hoplias lacerdae) para comenzar su temporada 2025. ¿Cuál es la principal diferencia con las taruchas tradicionales? Estas tienen pigmentos de color en el centro de la panza y sus tamaños pueden llegar a los 13 kilos de peso. Sin duda, todo un desafío para los pescadores tanto de bait como de carnadas naturales.
Tras transitar las rutas 12 y 14, en la frontera de Fray Bentos cruzamos junto a Gonzalo Iglesias y Alberto Frontoni. Allí realizamos los trámites migratorios de rigor y continuamos por asfalto para inmediatamente tomar la Ruta 136 hasta el cruce de la 24 y continuar por ésta hasta la Ruta 20. Desde este punto sólo hay unos pocos kilómetros por Ruta 3 hasta el peaje del Departamento de Soriano (referencia: el puesto de peaje de dicha localidad), punto donde desviamos hacia la izquierda por un camino vecinal que lleva al Club Náutico De Flores Uruguay.
Al arribar al Club Náutico nos esperaban nuestro amigo y guía Hans Hauser y su ladero de aventuras Humberto Zárate. Picada y charlas mediante, Hans nos recomendó afinar equipos para la jornada del día siguiente. Y mientras se terminaba la cocción de un cordero preparado por Humberto en el horno de barro, decidimos partir en busca de carnada viva fresca unos 500 metros río arriba. La idea era iniciar la jornada de pesca a primera luz del día y probar suerte con las azules en una zona denominada Carpintería.
Modalidades de pesca
Luego de 40 minutos de navegación río arriba, en Los Tapes fondeamos la lancha y Alberto armó un equipo conformado por caña de 20-50 lb (1 lb = 0,453 kg) de 2,40 m de largo para pescar en la modalidad de spinning (también pueden ser de 2,10 o 2,20 m). Optó, además, por un reel 3000 cargado con multifilamento de 50 lb de buena calidad, al que le adosó un chicote de nylon de 0,70 mm, transparente y sin memoria de 1,5 m de largo (puede ser fluorocarbon también), el que finalizaba con un leader de acero de 100 lb y un anzuelo 8/0 niquelado de filo láser (7/0 al 9/0 funcionan bien). Sus primeras respuestas fueron de castañetas de río (Geophagus brasiliensis), las mismas capturadas la noche previa sobre el río mientras se asaba el cordero.
Gonzalo, por su parte, confió sus primeros intentos al bait casting con señuelos. Y para ello optó por una caña de 7-15 lb (hasta 35 lb es óptimo) de 6,8 a 7,1 pies (1 pie = 30,48 cm), y un reel de bajo perfil 200 (puede ser 300) de buena calidad, cargado con multifilamento de 40 lb, también con leader de acero de 60 lb. En cuanto al señuelo utilizado, el elegido para las tornasoles resultó ser una cuchara giratoria rosada con un azuelo offsett 4/0, y una rana de goma de color verde claro. Con ese combo tentamos a las primeras del día.
Restaba el equipo de Hans, quien armó uno de spinning con las mismas características que el de Alberto, aunque con reel 3500 y un anzuelo 9/0 encarnado con un San Pedro o cabeza amarga vivo del lomo, la carnada estrella de otra zona: la del Tala. Quien escribe estas líneas utilizó un equipo pesado de spinning, con una posta de bagre amarillo de iguales dimensiones que la carnada del guía, y con un rendimiento sorpresivo en el balance de la jornada.
El clima y los piques
El día comenzó mayormente nublado y pronosticaba temperaturas máximas de 15 °C. Una brisa constante nos acompañó durante toda la navegación y cerca del mediodía hasta tuvimos algunas lluvias intermitentes que no impidieron continuar hacia nuestro objetivo.
Los piques se dieron de la siguiente manera: las cañas que pescaban con carnada viva obtuvieron toques firmes pero con tomadas suaves que inmediatamente se transformaban en llevadas bruscas hasta que los ejemplares encontraban refugio en piedras, palos y árboles caídos sobre las márgenes del río, donde buscaban desprenderse del engaño (se produjeron varios cortes de líneas). Quienes pescaban con señuelos lograban portes más pequeños (que no superaban los 3 kg), pero con tomadas mucho más agresivas y llevadas violentas. De todas formas, los tamaños que se dieron durante la jornada fueron desde los 2 hasta los 4,5 kg de peso, aunque el guía asegura que este río alberga tesoros de más de 10 kg, los cuales despiertan la pasión de cualquier pescador deportivo de la especie.
En cuanto a los piques, para estar muy fino y asegurar la clavada, una vez que el pez lleva el multifilamento a velocidad y saca línea del carrete, hay que bajar la caña lo más abajo posible. Se clava, ajusta el pick up y se iza la vara sin dejar de recoger rápido en todo momento para que las piezas no se orillen en las piedras o ramas de los árboles que están en la costa y que pueden cortar el multifilamento. El desafío es que las grandes se encuentran en los árboles caídos esperando a las presas. Podemos dar fe de ello por los bagres y los látex dañados por las tornasoles.
Conclusiones
Este ámbito maravilloso alberga una infinidad de especies para la pesca deportiva, entre las cuales, además de las tarariras tornasol, se destacan pejerreyes, dientudos, mojarras, San Pedro o cabeza amarga, castañetas de río (con su llamativo colorido), y bagres de piedra y amarillos de gran porte. Si le sumamos la prolijidad del camping, de sus instalaciones y del paisaje, nos encontramos en presencia de uno de los mejores lugares de pesca de tarariras a tan sólo 450 km de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires. No mucho más lejos de lo que deberíamos recorrer en la Argentina en un año donde la especie escasea a causa de la sequía.
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