Tarariras en el río Dulce: una pesca posible en un paisaje increíble
Un encuentro mano a mano con el río Dulce de Santiago del Estero, en un día que nos regaló una pesca soñada de taruchas.
Por Daniel Rodríguez
Con el deseo de volver a encontrarnos con la pesca, los paisajes, la naturaleza y los viajes cargamos equipos y emprendimos el deseo de lograr hacer un relevamiento camino al tan querido Santiago del Estero, provincia limítrofe de nuestra Córdoba.
Tomamos la ruta 9 Norte y emprendemos un viaje de 300 km. Son muchos, son pocos, no sé, lo que sé es que para un pescador no hay límites cuando tiene pasión. Llegando y cumpliendo con los requisitos correspondientes, dispuestos en virtud al protocolo por el Covid-19 de dicha provincia, tomamos base en Sumampa, una localidad que siempre recibe con aprecio a cada pescador. Desde ahí, a unos 30 aproximadamente, nos topamos con el río Dulce.
Seguimos su curso, entre campos y campos pero sin ver agua, solo con la esperanza siempre puesta en encontrar el lugar mágico. Hasta que nos topamos con la curva del paraíso, ahí donde se hace el remanso que nos indica la posibilidad de tener una buena pesca. Que decir buena si fue excelente. No se habla más.
Empezamos a armar los equipos: baitcast de caña corta con multifilamento 30 lb y su respectivo chicote. El reel, señuelos Inna 70 color chartreuse y negro, dado al color del agua y otro equipo de flycast numero 6/7 con una mosca en forma de mojarra negra de material pelo sintético Craft four y anzuelo Mustad N∫ 2/0. También use las tucán hechas con goma eva y una cola de craft, en colores iguales que los señuelos empleados, atada por uno mismo que me dio el triple de satisfacción. Pescar con algo que uno crea tiene un plus especial.
Ya con todo le metimos a la costa del querido Dulce sabiendo que las tarus estaban al resguardo para no ser atacadas por los doradillos, que no se hicieron presentes así que es materia pendiente para una próximo relevamiento. Hicimos unos tiros en diagonal desde el centro hacia la costa logrando una captura tras otra en baitcast, pelamos los señuelos a no más poder y con las moscas fue una experiencia soñada. Me dejo una enseñanza en muchos aspectos dado que había mucho viento por un lado y por el otro intentaba pensar más en la técnica que en el pez en sí.
Logré aproximadamente unas 15 capturas, dejándole poco pelos al gladiador. Con señuelos perdí la cuenta, los triples quedaron todos doblados. El paisaje que nos regala el lugar, con una biodiversidad hermosa y en un ecosistema que nos sorprende, es al que le debemos el mayor de los cuidados y respetos. Llegando el atardecer no había más que decir, solo gracias por el hermoso día Se pescó, se disfrutó, se soñó y se sigue viviendo por más aventuras como estas.
Tomando la ruta a la posada solo me quedaba pensar en las oportunidades de vivir un día mas para disfrutar el sol en la cara al pescar con ese premio que las fotos nos deja a la vista. Vamos a regresar por más, eso seguro. Nos llevamos solo recuerdos porque todo lo pescado fue devuelto con el deseo de un futuro regresar al tan humilde pero hermoso río Dulce del querido Santiago del Estero.
Gentileza de Juan López
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