El camping tiene comodidades que permiten visitar este pesquero en familia y disfrutar de un gran fin de semana. Foto: Daniel Rodríguez

El camping tiene comodidades que permiten visitar este pesquero en familia y disfrutar de un gran fin de semana. Foto: Daniel Rodríguez

El camping tiene comodidades que permiten visitar este pesquero en familia y disfrutar de un gran fin de semana. Foto: Daniel Rodríguez

El camping tiene comodidades que permiten visitar este pesquero en familia y disfrutar de un gran fin de semana. Foto: Daniel Rodríguez

El camping tiene comodidades que permiten visitar este pesquero en familia y disfrutar de un gran fin de semana. Foto: Daniel Rodríguez

CERCA DE CABA

Pesquero La Postrera, variada a orillas del río Salado

Buenos servicios y una actividad entretenida, en un lugar tranquilo para disfrutar de la naturaleza y la pesca. 

Por Daniel Rodríguez

Para terminar la semana, y tras la visita a Canal 15, volvimos a otro pesquero de la zona. Junto a Mariel y sumando al amigo Ernesto en CABA, partimos rumbo al camping La Postrera, ubicado sobre las orillas del río Salado. Tomamos la Autovía 2, con una parada técnica en El 110, negocio que se encuentra justamente en el mojón homónimo de la ruta. Allí, nos aprovisionamos de unas líneas coreanas y también lombrices, las cuales eran buenas porciones y abundantes. Una vez que llegamos al puente de Chascomús se sumaba al grupo Adolfo con Analía y su pequeña pescadora Anto. Y en ambos vehículos nos dirigimos a pescar. Ya en Lezama, advertiremos una YPF, ahí doblamos a la derecha por esa ruta que, tras unos 2 km, nos deposita en un camino de tierra a nuestra izquierda que, recorriendo unos 12 km, antes del puente nos deja en la entrada da la Postrera, advirtiendo la misma, nuevamente, a nuestra derecha. 

Al ser un día de semana, la tranquilidad reinaba y todo el camping era para nosotros. A las 8 de la mañana, Sergio nos abrió la tranquera, ingresamos hasta la proveeduría, muy bien puesta, donde abonamos $ 1.000 de entrada los mayores, mientras que los menores no pagan. Un gran predio, con mesas con sombra, fogones, césped hasta la orilla muy bien cuidado y corto. También buenos baños, limpios. 

Elegimos la orilla pegada al puente para ir recorriendo hacia la derecha para ver cómo venía la pesca. Probamos a fondo con pasta casera y también con harinado, siendo esta última opción, la de mejor resultado con las carpas, pero también a flote, buscando lisas, ya que, al verlas saltar, nos pusimos en acción, aunque sin piques. Otras líneas al agua, también fondeadas, eran de dos anzuelos encarnando con lombriz o con carne vacuna, obteniendo varios bagres grandes como también dientudos. Mariel logró una corvina roncadora muy chiquita, una especie que nos llamó la atención en este tramo del Salado. 

Al mediodía hicimos un alto, acercándonos a los quinchos para tomar algo fresco y almorzar liviano para seguir teniendo en mano nuestras cañas, ya que sabíamos que alrededor de las 17, había una posibilidad de tormentas. Nos dirigimos hacia la derecha del puente, siguiendo un camino que va bordeando la orilla, hasta una gran curva, a 300 metros, en la que probamos, pero no teníamos pique. Un sector de baja profundidad y prácticamente sin enganche, donde volvimos a intentar con la lisa, pero todos sabemos, es una especie muy particular para dar con ella y se debe tener en cuenta algunos factores climáticos y varios tips más, que por lo general los que dan con esta especie son aquellos que se dedican exclusivamente a ella. El pronóstico no falló, y al ver venir la tormenta del sur, dimos por terminada la jornada de pesca, con pocas piezas obtenidas, ya que éramos cinco pescadores y casi ocho cañas en el agua. 

Aunque en esta ocasión el pique no fue de lo mejor, es un pesquero para visitar y recorrer en toda su extensión, combinando barrancas y zonas playas en un lugar tranquilo para disfrutar de la naturaleza y la pesca. 

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