30 minutos fueron suficientes para pescar 3 carpas y volver a cumplir con las obligaciones laborales. Foto: Nicolás Barros

30 minutos fueron suficientes para pescar 3 carpas y volver a cumplir con las obligaciones laborales. Foto: Nicolás Barros

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30 minutos fueron suficientes para pescar 3 carpas y volver a cumplir con las obligaciones laborales. Foto: Nicolás Barros

30 minutos fueron suficientes para pescar 3 carpas y volver a cumplir con las obligaciones laborales. Foto: Nicolás Barros

30 minutos fueron suficientes para pescar 3 carpas y volver a cumplir con las obligaciones laborales. Foto: Nicolás Barros

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FLY CAST

Carpeando a orillas del río Limay

Pescar peces grandes, de costa, con mosca y en una gran urbe, es una empresa cada vez más complicada, aunque con las carpas, todo se hace más fácil. 

Por Jorge Virgilio

Alguna vez un experimentado pescador me preguntó qué pez podía capturar cerca de cualquier ciudad, grande o chica, en cualquier curso de agua, en distintas modalidades y de grandes portes. Él, ya sabía la respuesta, pescaba carpas con mosca desde hace años y nos enseñaba a todos los secretos de esa especie. De mi parte, no debí pensar mucho para responder esa pregunta de Leonardo Nalda, un vendedor de una importadora calificada del rubro y que no se perdía ningún charco en su recorrida para probar con la totalidad de especies que existen en un arroyo, río, canal o laguna. Desde chanchitas a mojarras, de tarariras a pejerreyes, cualquiera de estos peces estaba al alcance de todos, pero ninguno con los portes y las cantidades de las carpas. Tras aquel día, mi concepto hacía las carpas varió y valoré la importancia de ese pez que tantas veces es objeto de críticas. 

Con el tiempo encontré a otro de los tantos fanáticos de esta especie, Nicolás Barros, referente de la pesca de carpas en la capital neuquina y director de Carpeando Neuquén. Él, pesca y hace vivir está experiencia a otros mosqueros, ata muy buenas moscas que no sólo son lindas, también pescan y organiza eventos que han sido un éxito. Nicolás es otro de los ejemplos que me lleva a pensar en los peces grandes al alcance de todos, ya que obtiene carpas a orillas de una gran ciudad y en un río como el Limay. 

Su última salida fue este miércoles 27, en la mañana, muy temprano se acercó a orillas del río Limay buscando la actividad necesaria, para lanzar moscas a las carpas. En los últimos días, el calor estaba en aumento y el plan era pescarlas con secas, en la Isla 132, buscándolas debajo de uno de los tantos árboles que abrazan a este río en la capital Neuquina. 

La lectura de Nicolás hacía entender que, con las elevadas temperaturas del día, las carpas se alimentarían sin ningún tipo de recaudo a principios de la jornada, intentando succionar todo lo que el agua le entregará en deriva, y también lo que cayera de los árboles, incluso en superficie.

Como aconsejan los que saben, no es ir y tirar la mosca. Leer el ambiente paga y eso hizo Barros durante 20 minutos junto a un árbol, esperando ver siluetas bajo el agua para evitar hacer lanzamientos innecesarios. La lectura previa estaba en lo correcto, y a solo metros de su posición estaban ellas, esperando y aprovechando todo lo que pase a su alrededor para alimentarse, antes que el sol caliente más el agua. 

Nicolás, en tan solo 30 minutos, logró 3 capturas y volvió a cumplir con sus obligaciones del día. Media hora fue suficiente para disfrutar del río que regala a diario esta magnífica pesca e invita a volver por más, de manera adictiva, en una modalidad con mosca que, para la carpa, es un camino sin retorno. 

La pesca de carpas está ganando consideración y adeptos en la Argentina. En Neuquén, son muchos que la disfrutan. Sin dudas, aquí como en otros sitios del país, cumplen al pie de la letra eso de grandes y cercanas a todos. 

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